- Dos semanas. Es lo que ha tardado el rey emérito, Juan Carlos I, en desvelar que se encuentra en Emiratos Árabes Unidos tras anunciar el pasado día 3 que abandonaba España ante la situación insostenible que habían provocado las revelaciones sobre su presunto manejo de ingentes cantidades de dinero en paraísos fiscales. Esta dilación ha provocado que, durante 14 días, el destino del padre de Felipe VI haya sido monotema en los medios de comunicación y objeto de numerosas especulaciones, en la época además de mayor carencia de noticias. Primero se habló de República Dominicana, luego de Portugal y finalmente de Abu Dabi, opción que se vio reforzada por una reveladora fotografía tomando tierra en el aeropuerto de la capital de Emiratos. Sin embargo, la confirmación oficial no llegó hasta ayer por iniciativa del propio Juan Carlos a través de Casa Real, una tardanza que ha acabado diluyendo el objetivo de su marcha: reaccionar ante la repercusión pública de “ciertos acontecimientos pasados” de su vida privada y facilitar a su hijo la tranquilidad y el sosiego que requiere el ejercicio de sus funciones, según explicó entonces.

El manto de silencio absoluto sobre el paradero del monarca ha provocado que la pregunta sobre esta cuestión haya perseguido a Felipe VI y al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante todo este tiempo. El anuncio de la salida de Juan Carlos se produjo cuatro días antes de que Felipe VI iniciara junto a Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía su habitual estancia de verano en Palma, en la que el actual monarca no ha hecho comentario alguno cuando los periodistas le han lanzado una pregunta al respecto. La noticia de ayer coincidió con la última actividad oficial de los reyes en Baleares, que hoy mismo regresarán a Madrid.

En lo que a Pedro Sánchez se refiere, ha evitado responder a esta cuestión alegando que corresponde a Zarzuela, que es una institución diferente de Moncloa, tal y como repitió tras verse con Felipe VI en el Palacio de Marivent el pasado miércoles. Sin embargo, esta división de funciones no es tan tajante, a tenor de la confirmación del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de que la seguridad de Juan Carlos I compete al Estado, por lo que, en buena lógica, conocen su paradero, aunque avaló no ofrecer detalles al respecto. Ahora, tanto Sánchez como Felipe VI se ven aliviados de esta cuestión.

Mientras el Gobierno ha sostenido que era la Casa Real o el propio Juan Carlos quienes tenían que dar la información, Zarzuela ha considerado en todo momento que debía ser el emérito quien desvelara su paradero o sus planes. Y así lo hizo por fin ayer a través de Casa Real, que emitió un escueto comunicado en el que señalaba que “su Majestad el rey don Juan Carlos ha indicado a la Casa de Su Majestad el rey que comunique que el pasado día 3 del presente mes de agosto se trasladó a Emiratos Árabes Unidos, donde permanece en la actualidad”.

La pista de Abu Dabi es la que cotizaba más alto en las apuestas después de que el digital Nius publicara una fotografía en la que se le veía bajando la escalerilla de un avión en la ciudad. Ya antes se le había situado en ese país, en un lujoso hotel en el que había estado en diversas ocasiones desde su abdicación en 2014. Un destino que, tras confirmarse, resulta poco idóneo por ser el escenario del que surgen algunas sospechas de donaciones y movimientos de dinero no declarado. También llama la atención por el intenso calor de la zona y por su lujo inherente, cuando el afán de lucro está detrás de la causa que podría abrirse contra el exmonarca en el Tribunal Supremo.

Este proceso está íntimamente ligado, por tanto, con el escenario con cuyos gobernantes el rey emérito guarda una estrecha relación de amistad. Y es que el Supremo investiga actualmente el origen de 65 millones de euros ingresados en Suiza en la fundación Lucum, radicada en Panamá, para determinar si eran comisiones abonadas por Arabia Saudí a Juan Carlos por la construcción del Ave a la Meca. Una cantidad de dinero que fue transferida después a una cuenta en las Bahamas a nombre de su examiga Corinna Larsen.

El secretario general del grupo de Unidas Podemos en el Congreso, Txema Guijarro, ya dejó caer en su día que el destino elegido por el Borbón seguramente no sería Siberia. “No me parece que se haya ido a un sitio muy frío a hacer penitencia”, dijo. La presunta obsesión de Juan Carlos con el lujo quedó reflejada en las grabaciones del excomisario Villarejo a Corinna, en las que esta afirmaba que “es como un niño consentido, no distingue lo legal de lo ilegal”, y que tenía una máquina de contar billetes en Zarzuela.

Entre las escasas reacciones ayer a la noticia del paradero del rey, el diputado de Más País en el Congreso, Íñigo Errejón, criticó en Twitter que “han tenido que pasar dos semanas hasta que se han dignado a informar que el rey emérito está en Emiratos Árabes Unidos. Es inadmisible la opacidad con la que Gobierno y Casa Real gestionan este escándalo”.

La nota difundida ayer no aclaró en qué ciudad está Juan Carlos ni hasta cuándo piensa permanecer en el Golfo Pérsico. Esas son las principales incógnitas ahora después de que se especulara con que su exilio sería tan solo temporal y tendría previsto regresar a España a mediados de septiembre, una vez se relaje la causa judicial en su contra. Así se lo habría dicho el propio exmonarca a sus amistades en Sanxenso (Pontevedra), donde se dice que pernoctó la víspera de su marcha en un jet privado a Abu Dabi. El país árabe podría ser asimismo un destino temporal, siendo reemplazado por la República Dominicana.

“El rey don Juan Carlos se trasladó el pasado día 3 a Emiratos Árabes Unidos, donde permanece”

Comunicado

“Es inadmisible la opacidad con la que gestionan este escándalo Gobierno y Casa Real”

Diputado de Más País