- Hoy se cumplen veinte años de uno de los atentados de ETA que originó una mayor repercusión política, económica y social. El 8 de agosto de 2000, la banda asesinaba mediante un coche bomba a Joxe Mari Korta Uranga, presidente de Adegi -la patronal guipuzcoana-, un hombre sencillo y hecho a sí mismo según señalan quienes conocieron en la intimidad a este guipuzcoano de Arrona. Justo un año después de su asesinato, en agosto de 2001, familiares y amigos del empresario se comprometían a seguir con el compromiso social por él emprendido. Por ello, se creó la fundación Joxe Mari Kortaren Bidetik (Por el camino de Joxe Mari Korta), que se constituyó con el objetivo de difundir los valores e ideas que tanto defendió durante su vida, y promover diversos proyectos de innovación y educación integral entre las nuevas generaciones.

A lo largo de los años, la fundación Joxe Mari Kortaren Bidetik ha ido recordando al empresario con un acto frente a la empresa familiar ubicada en el polígono industrial Gorostiaga, en Zumaia, escenario del asesinato del empresario. Sin embargo, hace tres años, en 2017, la fundación tomó la decisión de dejar de convocar estas concentraciones.

Hacía ya seis años desde que ETA había anunciado el fin de su actividad armada y el nuevo tiempo sin la violencia de la banda propició la decisión de poner punto final a las concentraciones. Andoitz Korta, hijo de Joxe Mari Korta, fue quien desveló la postura adoptada por la asamblea general de socios de la fundación. La razón, según explicó, es que "el fin del terrorismo ha traído consigo un nuevo panorama a nuestro país".

Tres años después, y al cumplirse una cifra redonda -veinte años del atentado que le causó la muerte- la familia y los amigos del empresario, su círculo más próximo, quiere conmemorar el luctuoso suceso en la intimidad. Tal como señaló hace tres años su hijo Andoitz, se afronta un nuevo panorama en el país. ETA, que dejó de actuar en 2011, culminó su proceso de desarme en abril de 2017 y el 3 de mayo de 2018 anunció su disolución. Por ello, la familia de Joxe Mari Korta ha decidido no tomar parte en ningún acto en memoria del empresario y tampoco hará ningún tipo de declaración pública. Se guardan para sí la forma de recordar y conmemorar el legado del empresario.

El asesinato de Joxe Mari Korta causó un gran impacto, y no solo en el tejido industrial y empresarial guipuzcoano, sino en la sociedad vasca en su conjunto. Presidente de Adegi (Asociación de empresas de Gipuzkoa) desde 1994, Korta era un nacionalista fiel defensor de la negociación. Estaba convencido de la necesidad de dialogar y alcanzar puntos de encuentro entre los partidos políticos para superar la situación de violencia que sufría Euskadi.

Así, se rebeló contra la exigencia de pagar a la organización armada el denominado impuesto revolucionario. Korta era un hombre que no se callaba y no se dejaba intimidar fácilmente. Públicamente, intentó convencer a sus compañeros de gremio que no sucumbieran ante las exigencias de ETA pese a las amenazas de la banda.

Esta postura firme y clara contra la organización le costó la vida. Aquel 8 de agosto de 2000, Korta llegó temprano a la empresa sita en el pabellón Gorostiaga en Zumaia. El industrial no llevaba escolta, convencido como estaba de que un hombre como él, un empresario hecho a sí mismo, euskaldun y nacionalista, jamás sería objetivo de la organización.

El entonces presidente de Adegi tenía prevista una comida de trabajo y alrededor de las 12.15 se despidió de sus compañeros y empleados. El atentado se produjo a las 12.20 horas, cuando el empresario abandonaba el edificio de su fábrica y se dirigía a su vehículo. Nada más abrir la puerta, hizo explosión un turismo aparcado en batería justo en la plaza contigua. El vehículo utilizado en el atentado fue un Fiat Tipo robado cinco días antes en Legazpi.

La violenta explosión empotró al empresario en su propio coche, que quedó convertido en un amasijo de hierros. Trabajadores de su empresa fueron los primeros que acudieron en su ayuda y lograron rescatarle, aún con vida. Los efectivos médicos lograron mantenerle con vida todavía media hora más, pero certificaron la muerte del empresario a las 13.00 horas, apenas 40 minutos después de haberse producido el atentado.

En agosto de 2001, la Ertzaintza detenía a ocho personas vinculadas al comando Buruntza. Entre los detenidos estaban Patxi Xabier Makazaga, Ibon Etxezarreta y Luis Mari Carrasco. Estos tres miembros de ETA fueron condenados por varios asesinatos, ya que además del atentado que le costó la vida a Joxe Mari Korta, fueron inculpados y condenados por los atentados contra el exgobernador civil de Gipuzkoa, Juan Mari Jauregi y el director financiero de El Diario Vasco, Santiago Oleaga.

Tras años en prisión, Ibon Etxezarreta y Luis Mari Carrasco se acogieron a la vía Nanclares, repudiando la violencia. Además, ambos participaron en encuentros restaurativos en los que tomó parte la viuda de Juan Mari Jauregi, Maixabel Lasa.