- Estamos ante una campaña electoral anómala. ¿Cómo la está viviendo?

-Lo peor es que al no poder tocarnos, no poder tener esos acercamientos con la militancia y la ciudadanía es más difícil transmitir esa idea de que la política es útil para cambiar las cosas.

La pandemia ha reducido la agenda de temas en la campaña. ¿Cuáles cree que han quedado enterrados y que deberían abordarse de forma prioritaria?

-No sé hasta qué punto están enterrados . Creo que elementos cruciales van a ser las políticas de reconstrucción de este país. El cómo vamos a abordar, por ejemplo, la aprobación de los nuevos presupuestos para Euskadi, que según ha anunciado el PNV van a venir con recortes si es que ellos gestionan el Gobierno Vasco. Consideramos que el debate central va a ser cómo se aborda en Euskadi esta crisis poniendo a la gente en el centro de las políticas públicas y no utilizando esos axiomas como la salud económica. Tenemos que tener presentes otros paradigmas para salir de esta crisis de otra manera.

En este escenario, ¿cuáles deben ser las prioridades del próximo gobierno?

-Para nosotros hay tres ejes. El horizonte verde, que tiene que ver con la transformación económica desde el punto de vista medioambiental. Consideramos que, a medio plazo, las políticas verdes son las que pueden reconstruir y dar oportunidades de empleo estable y sólido a la ciudadanía, además de que planeta solo hay uno. Luego está el eje rojo, que es el de la justicia social, de garantizar empleos no precarios y que también está ligado con una política fiscal de que quien más tiene más paga. Y por último, el eje morado, que es el de los cuidados y que se ha puesto ahora en el centro. Ahí está la problemática de las residencias, del servicio de atención domiciliaria, de las condiciones laborales en las que se prestan estos trabajos... Dignificar todo lo que tiene que ver con este eje morado para nosotros es una prioridad.

¿Cuál debería ser la primera medida a aprobar por el nuevo gobierno?

-Hace pocos días hicimos un ejercicio de compromiso con la ciudadanía ante el árbol de Gernika, ligándolo con el tripartito y la voluntad por nuestra parte de conformar un gobierno progresista en Euskadi. En ese acuerdo planteamos tres medidas muy concretas que somos muy conscientes que tanto EH Bildu como el PSE estarían muy dispuestos a poner en práctica. Una de ellas era prohibir el fracking en Euskadi. Otra, garantizar tanto en Educación como en Sanidad un porcentaje equiparable al resto de países de la Unión Europea en cuanto a ratios. Y la tercera, impulsar definitivamente en Euskadi una fiscalía anticorrupción.

¿Cuál es su agenda para Gipuzkoa?

-Considero muy importante no pasarme los próximos cuatro años haciendo Propuestas No de Ley en el Parlamento Vasco. Yo tengo una voluntad clara de patearme el territorio, así como entrar en contacto con el tejido asociativo para plantear medidas concretas. Creo que una de las cuestiones prioritarias es enmarcar las residencias en la carta de servicios sociales, para garantizar la publificación y las condiciones laborales de las mismas, así como las políticas de prevención.

El COVID ha puesto en jaque el sistema sanitario. ¿Cómo valora la respuesta que la sanidad vasca ha dado a esta epidemia?

-Hay que reconocer en primer lugar el esfuerzo de los trabajadores de Osakidetza. El Gobierno Vasco desde hace muchos años mantiene en interinidad a un porcentaje muy elevado de trabajadores, lo que hace que las condiciones laborales no se dignifiquen en lo que para nosotros es una labor esencial y que es lo que hace que nos sintamos orgullosos de ser vascos: los servicios públicos.

Uno de los momentos más simbólicos de estos meses atrás ha sido el aplauso sanitario de las 20.00 horas. ¿En qué debe traducirse la próxima legislatura?

-Consideramos que el Gobierno Vasco debería subir los ratios de personal, garantizar la consolidación de puestos de trabajo en Osakidetza y qué decir de las residencias, donde hay que dignificar las condiciones laborales. Si hay un Gobierno progresista se va a tener muy claro que los servicios públicos, y en este caso Osakidetza, necesitan un refuerzo en cuanto a personal como condiciones laborales de ese personal y en medios.

Las encuestas dan por hecho un gobierno de coalición entre el PNV y el PSE. ¿Lo da por hecho?

-Nosotros planteamos la posibilidad del tripartito y creo que los números dan, tanto para una cosa como para otra. El PSE debería decidir que si se presenta a las elecciones no debería ser para ser un elemento subordinado a las políticas del PNV, y EH Bildu asumir que el sorpasso no se va a dar. La única alternativa a un gobierno del PNV es un gobierno de izquierdas. Si nos presentamos a las elecciones es porque confiamos en que hay alternativa. Ya nos decían que era imposible en el Estado. Nos creemos que es posible y tenemos voluntad política para llevarlo a cabo.

¿Aboga por la fórmula de Irun, donde PSE, EH Bildu y Podemos han sacado adelante los presupuestos municipales?

-Sí. Vimos muy claro que si lográbamos esa entente, iban a salir proyectos en la ciudad que de otra manera no iban a salir adelante. Es exactamente lo mismo que se puede dar a nivel de Euskadi. Hay que empujar al Partido Socialista, que siempre tiene la inercia de mirar a la derecha, a que se reconozca en las políticas que planteamos desde Elkarrekin Podemos. Creemos que esa posibilidad existe y quienes tendrán que dar explicaciones de lo contrario serán EH Bildu y el Partido Socialista, porque por nuestra parte no va a ser.

¿Creen que su reciente negativa a investigar el papel de Felipe González como impulsor de los GAL puede pasarles factura?

-Creo que no se nos puede reprochar absolutamente nada en relación a nuestro posicionamiento en reconocimiento de la memoria y la reparación y la justicia que eso conlleva. Hace un año sacamos en el Parlamento Vasco una proposición que se materializaba en un homenaje institucional todos los 26 de junio a las víctimas de torturas, que fue apoyada por todas las fuerzas del espectro político vasco. En la Mesa del Congreso de los Diputados votamos favorablemente a la comisión que se planteaba. Lo que se dijo es que ya se sabe el papel que se jugó en su momento y que si hay que esclarecer más aún la verdad de lo ocurrido, hagámoslo, no tenemos ningún problema en que se haga. El compromiso claro es con lo que ocurrió y con la reparación de las víctimas.

¿Cuál es la salud de su partido tras las últimas discrepancias internas?

-Pese al coste que nos supone, porque siempre se exteriorizan esas discrepancias, consideramos que es una riqueza el hecho de que quien entra en nuestra formación política tiene la oportunidad de llegar a liderar el partido. Consideramos además, que en este país tenemos que tender a que la democracia interna en los partidos nos lleve a que se visualicen las diferencias. A mí eso de que los partidos sean elementos monolíticos y estancos donde no hay discrepancias ni pluralidad, terminan siendo herramientas burocráticas... No creo que eso sea lo que la ciudadanía espera. Creo que tiene que seguir siendo así.

La ficha

Licenciado en Derecho y "apasionado" de la política, este irundarra, de 30 años, reconoce cierto "vértigo" por dar el salto del ámbito municipal al parlamentario, aunque promete entregarse "con la misma fuerza" que lo ha hecho en su localidad.

"El debate central va a ser cómo se aborda en Euskadi esta crisis poniendo a la gente en el centro de las políticas públicas"

"El PSE debería decidir no ser un elemento subordinado a las políticas del PNV y EH Bildu asumir que el sorpasso no se va a dar"