raíz de la irrupción de Vox en la campaña vasca y los posteriores incidentes provocados por algunas de las personas que participaban en las concentraciones de protesta, se han lanzado tres mensajes a mi parecer preocupantes. Por un lado, EH Bildu ha criticado lo que para esta formación resulta una "actitud equidistante" por parte del candidato a ser reelegido lehendakari por parte del Parlamento Vasco, Iñigo Urkullu. Por otro lado, ha añadido que la Ertzaintza debe "proteger al pueblo" de los actos "fascistas" de Vox€ Y por último, personas de peso de la formación morada, han minimizado lo sucedido intentando poner en entredicho la lesiones denunciadas por una diputada de dicha formación ultraderechista.

No soy de la opinión de ilegalizar a Vox, ni estoy a favor de esas concentraciones que se convocan, de la misma manera que tampoco estuve a favor, y me manifesté en contra de la ilegalización de Herri Batasuna. Por mucho que me produzcan nauseas las declaraciones, propuestas y actitudes que pretenden recortar derechos, ilegalizar formaciones políticas e invisibilizar y culpabilizar a la población inmigrante de los males que, supuestamente, vive España.

A la demagogia, al insulto y a la provocación se le hace frente con datos, ideas y argumentos, y no con las mismas estrategias y actitudes que se pretenden combatir, y es que ahí no hay equidistancia que valga: o se tienen principios democráticos o se tienen actitudes totalitarias. Ese es el único camino para socavar la base social de un movimiento que se alimenta de la desinformación, de la negación y la mentira para seguir creciendo. El problema de algunas de las personas que forman EH Bildu es que les falta cultura democrática para respetar al diferente —en estas elecciones y en la vida diaria—, sea de la ideología que sea€ y les falta también entender y aceptar que el Pueblo es plural, que no pueden hablar en su nombre como si les perteneciera, en el pasado, presente y futuro. Es por ello que la función de la Ertzaintza es defender los derechos de la ciudadanía en su conjunto, y no las actitudes y comportamientos totalitarios de unos pocos, sean de donde sean.

En ese sentido, que destacadas personas de la formación morada intenten minimizar o focalizar los incidentes resulta preocupante, más si cabe cuando provienen de un movimiento que forma parte del Gobierno de España. Con estas estrategias lo único que se consigue es tensionar y fracturar aún más a la sociedad, y si no se corrigen a tiempo, pueden dar pie a una escalada peligrosa cuyas consecuencias podemos llegar a lamentar.

Tampoco podemos ser equidistantes con respecto al autogobierno, gracias al cual tenemos una fiscalidad, capacidad de gestión y unos servicios sin igual en el conjunto del estado. En ese ámbito tampoco podemos caer en la autocomplacencia, ya que todo tiene margen de mejora. Pero en ese campo también hay quienes creen y practican el autogobierno, los que trabajan por ampliarlo€ Y los que lo combaten, sean de la derecha o ultraderecha; los que han hecho todo lo posible durante cuarenta años por no cumplirlo; y los que lo rechazan, sencillamente, porque en su momento estuvieron en contra y, posteriormente, tampoco participaron en su desarrollo.