- Con un nuevo llamamiento a profundizar en la cogobernanza, Iñigo Urkullu afeó ayer a Pedro Sánchez el revuelo suscitado por el pacto del Gobierno de coalición con EH Bildu respecto a la derogación de la reforma laboral y que calificó como “desconcertante” al tratarse de un asunto que atañe directamente a la mesa de diálogo social, además de ahondar en la geometría variable en que se apoya el Ejecutivo español, acordando con formaciones opuestas, para sacar adelante sus planteamientos, lo que ha sacudido el avispero político hasta el punto de que el PNV puso en duda de que con estas decisiones la legislatura pudiera tener estabilidad.

El lehendakari, partidario de poner fin a las conferencias de presidentes autonómicos que se suceden cada domingo y que el líder del PSOE quiere alargar hasta que concluya el estado de alarma, planteó “reconsiderar el formato, el contenido y la continuidad” de estos cónclaves semanales por videoconferencia ya que “es evidente” que la situación “es diferente y es mejor” a la que había cuando hubo que celebrar la primera. Es decir, hay que “volver a la bilateralidad”. A su juicio, este escenario de alerta se circunscribe a cuestiones de salud y de carácter sanitario que desde ahora se pueden debatir en “el Consejo Interterritorial con la autoridad delegada única como es el Ministro de Sanidad”, existiendo “foros de cooperación multilateral” para abordar el resto de cuestiones. Además de citar la Comisión de Asuntos Relacionados con la Unión Europea y la propuesta de crear un órgano específico de interlocución para la valoración de los indicadores y el avance en las fases, Urkullu pidió convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico “para redefinir los objetivos de estabilidad presupuestaria y deuda pública de Euskadi”.

Estas reuniones telemáticas entre los presidentes han estado rodeadas de polémica desde su gestación pero Sánchez entiende que deben seguir la misma tónica y frecuencia hasta que finalice el estado de alarma. Posteriormente, es previsible que pasen a tener un carácter mensual. El jefe del Ejecutivo vasco, censuró una vez más al líder socialista que, otra vez mediante comunicación pública, anunciara el pasado sábado posicionamientos que los dirigentes autonómicos desconocían, como su referencia a que “la gran ola de la pandemia ha sido superada”, que “lo más duro ha pasado” y que se ve “el final del túnel”.

Con este panorama, solicitó a Sánchez la “plena colaboración” de los servicios públicos del Estado para que las elecciones del 12-J en Euskadi se desarrollen “con seguridad y plenas garantías” para la ciudadanía ante el coronavirus, destacando que en la CAV se mantiene “la mejora paulatina” de las últimas semanas en todos los indicadores, tanto en lo referente a la evolución epidemiológica como en los datos asistenciales. El objetivo fundamental ahora, aseguró el jetzale, es “recuperar parcelas de normalidad” en la actividad social y económica, “sin bajar la guardia en las medidas preventivas y de vigilancia sanitaria”. Con todo, “las circunstancias de la campaña y la jornada electoral serán atípicas y se desarrollarán en unas condiciones inéditas” por la persistencia del

Urkullu aseveró que, “manteniendo la prioridad en la salud pública”, se debe primar la recuperación económica y el empleo. “Los objetivos son salud, empleo y solidaridad, ofrecer cobertura a los sectores más frágiles y a los colectivos más vulnerables”, subrayó. Igualmente, aludió a considerar las propuestas de movilidad de la Eurorregión Euskadi, Nafarroa y Nueva Aquitania.

Esta nueva reunión entre presidentes tuvo el foco en el pacto del Ejecutivo español con Bildu y que no solo fue citado por Urkullu. El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, lo cuestionó veladamente señalando que “la inmensa mayoría estamos de acuerdo con el estado de alarma” y que su apoyo debe ser “incondicional”. Que ningún grupo parlamentario plantee cuestiones ajenas a la lucha contra la pandemia. También el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, apuntó que el debate de la alarma “debe separarse de otras consideraciones que pueden abocar a una confrontación estéril. En caso contrario, cada uno deberá asumir la responsabilidad de lo que no sería sino un desatino”. A su vez, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso reprochó “la derogación de una ley laboral en el momento más delicado e inoportuno para la economía”.

“Pedimos colaboración para que las elecciones del 12-J se desarrollen con seguridad y garantías”

Lehendakari