Donostia - El PNV espera verse reforzado en las elecciones vascas del próximo 5 de abril para conformar un gobierno más sólido y con mayor fuerza numérica en el Parlamento Vasco, de manera que no se la juegue votación a votación buscando aliados variables para aprobar cada una de las leyes, ni quede a merced de las mayorías alternativas que puedan conformarse a modo de pinza desde la oposición. En esta legislatura, el lehendakari Urkullu ha gobernado en coalición con el PSE, pero su fuerza no ha sido suficiente para sacar adelante por sí solos las medidas al encontrarse un escaño por debajo de la mayoría absoluta de 38 actas, y al no contar con un tercer aliado estable. La reflexión del PNV no se plantea como un temor al pacto que ha practicado históricamente en Euskadi y en Madrid, sino como la consecuencia inmediata del endurecimiento de los discursos y la actitud de bloqueo que intuye en buena parte de los partidos. Quiere más fuerza para propiciar una legislatura más estable.

Los dos primeros presupuestos se pactaron con el PP, pero esta mayoría resultó ser muy volátil porque los populares rompieron la relación tras la participación del PNV en el desalojo del expresidente Rajoy. Después se intentó un pacto con EH Bildu, que fracasó y obligó a prorrogar las Cuentas. Los Presupuestos de 2020 sí han podido aprobarse por el viraje de Podemos y Equo hacia posiciones de mayor influencia en suelo vasco. Aunque el Gobierno Vasco ha salvado la legislatura sin entrar en una situación de colapso como en el Estado y con cierta estabilidad, sí se ha encontrado con la alianza del PP, EH Bildu y Podemos a la hora de forzar la dimisión del consejero Darpón, o en la tramitación de una iniciativa para abonar las primas a los funcionarios que se jubilaron con carácter anticipado, una propuesta que el Gobierno Vasco consideraba que le hacía un roto a nivel económico. El PNV cree que esa voluntad de castigarlo ha existido. A todo ello se suma que el balance de la producción de leyes en el Parlamento Vasco no ha sido muy abultado.

Los discursos más recientes de la oposición, y sobre todo del PP y EH Bildu, le hacen pensar que su actitud en la próxima legislatura puede ser más agresiva. La precampaña está siendo muy bronca, con la izquierda abertzale agitando el desmoronamiento del vertedero de Zaldibar, o con los ataques con basura a los ba-tzokis, y la “primavera roja” que han anunciado los sindicatos ELA y LAB. Ante lo que puede venir, el PNV aspira a aumentar sus 28 escaños actuales y reforzarse para evitar una pinza de la oposición.

“mayor solidez” El burukide responsable de las relaciones institucionales del PNV, Koldo Mediavilla, explicó en una entrevista concedida ayer a Onda Vasca que el adelanto electoral que ha convocado el lehendakari tiene sentido porque “se está organizando una precampaña permanente, un bloqueo parlamentario y una oposición frontal a cualquier iniciativa”. Por ello, apostó por “dejar a un lado la crispación y evitar que estemos en una situación de interinidad”, aunque también citó otros argumentos como sincronizar los relojes para la negociación de transferencias. Cuando se le puso sobre la mesa que Podemos dice haberle ofrecido un acuerdo sobre diez leyes, fue tajante al considerar que llega tarde: “Sí, sí... Esas hipótesis me hubiera gustado que se plantearan hace dos semanas”. Fue en esa misma respuesta donde introdujo la apuesta del PNV por reforzarse.

“En el último pleno de control, vimos lo encendida que estaba la oposición. Ante eso, ante la amenaza de una primavera roja, ante un cúmulo de amenazas y desafíos que se venían encima, la medida acertada era el corta y rasga, dar la oportunidad a que la ciudadanía se exprese, buscar la posibilidad de una mayoría mayor de la que existe actualmente, valga la redundancia, para gobernar en los próximos cuatro años y aprovechar el tiempo para el desarrollo del autogobierno y el crecimiento económico”, dijo. A rengón seguido añadió que “estamos viviendo episodios muy desagradables, empezando por la utilización vil y torticera de una desgracia”, en alusión a la tragedia del vertedero. A su juicio, se está buscando “una confrontación política que de otra manera no encuentran”. “Vamos a pretender un gobierno con mayor solidez y más fuerza, que no esté al vaivén de la geometría variable en la que determinados intereses concitan alianzas difíciles de entender a la contra del gobierno”, argumentó.

salud electoral Los mensajes del PNV apuntan a una precampaña centrada en reforzar su voto, sin alusiones a la política de alianzas posterior ni al acuerdo con el socialismo vasco. La idea es incrementar sus 28 escaños. En la sucesión de elecciones generales, municipales y forales de los últimos meses, el PNV se ha situado en torno a los 400.000 votos, en niveles importantes de movilización. En este caso, además, el cartel de Urkullu vende y le permite atrapar votos en sectores muy plurales y moderados por su imagen de centralidad. El PSE de Idoia Mendia atraviesa también por un buen momento, y en principio parece sencillo que supere los nueve escaños que tiene actualmente en el Parlamento, porque se encuentran muy por debajo de sus resultados habituales. El efecto Sánchez podría contribuir.

La próxima legislatura es clave en cuestiones como el autogobierno, y el PNV quiere que el escenario sea lo más estable posible para afrontar en condiciones los retos pendientes. Tiene que abordar la negociación de las transferencias con el Gobierno español para el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, y se espera que el nuevo estatus de autogobierno se adentre en la fase decisiva para su aprobación. Los jeltzales quieren reforzarse en el Parlamento Vasco para afrontar el escenario que se va a abrir durante la próxima legislatura en condiciones de mayor solidez y estabilidad.