Bilbao- Andoni Ortuzar recibe a este periódico unas horas después de presentar el calendario para renovar la ejecutiva del PNV y proclamar al candidato a lehendakari. Es jueves, y posa para las fotografías en Sabino Arana Fundazioa, rodeado de objetos del Gobierno vasco en el exilio y pertenencias del lehendakari Aguirre. Entre líneas se lee que no habrá dudas para que Iñigo Urkullu sea propuesto a las bases como candidato a lehendakari o, incluso, para que revaliden el mandato los presidentes territoriales del PNV, porque ve a las bases en total sintonía con Itxaso Atutxa en Bizkaia, Joseba Egibar en Gipuzkoa, José Antonio Suso en Araba, Unai Hualde en Nafarroa o Pako Arizmendi en Iparralde. La principal novedad puede venir en los estatutos: el PNV lanza un guiño al debate sobre la violencia machista activando mecanismos para suspender a los afiliados acusados por agredir a sus parejas.

Usted ha mencionado que es partidario de la rotación. ¿Hay que interpretarlo como una alusión sobre usted mismo como presidente del EBB, porque lleva dos mandatos?

-Por precisar, yo llevo un mandato y tres cuartos, porque entré de manera sobrevenida cuando Iñigo Urkullu, entonces presidente del EBB, pasó a la candidatura de la Lehendakaritza. Era una apelación genérica. Dicho esto, en el partido nunca hemos tenido un periodo de normalidad tan grande como el actual. Estamos en la mejor de las condiciones para hacer una reflexión sobre lo que le conviene al partido en el futuro, porque estamos saneados políticamente, socialmente bien considerados y tenemos la mayor cota de responsabilidad institucional de la historia. Tenemos que pensar cuál es el próximo eslabón y quién lo tiene que personificar. ¿Que soy yo? Perfecto. ¿Que es otra persona? Igual de perfecto.

Puede parecer que está preparando el terreno para dar un paso a un lado...

-No, de verdad que no. Llevo en el partido desde los 13 años, y he sido un afiliado disciplinado que siempre ha estado cuando el partido me ha necesitado. Lo que no me gustaría es que, porque las cosas van bien y estoy bien, el partido siga así porque sí. Hay que crear las condiciones para que haya un debate sobre lo que le conviene al partido, qué tipo de personas y qué esfuerzo tiene que hacer el partido de cara a una sociedad vasca cambiante. Voy a hacer 58 años al día siguiente de la Asamblea General, y hay que pensar si este perfil es el indicado o hay que buscar cosas nuevas, sin dramatismos.

¿Y qué liderazgo cree que le conviene al partido?

-Si lo digo yo, va a parecer que o me quiero ir, o me quiero quedar. El liderazgo debe ser una consecuencia de dos cosas: del tipo de partido que queremos para el futuro, y del proyecto que tengamos para Euskadi. Y no veo esto como un debate unipersonal y nominal, Ortuzar sigue u Ortuzar se va, sino que sea que hay un equipo que responde a unas características y otro equipo que responde a otras.

Si usted hubiera querido dejar la presidencia del PNV, ¿no lo hubiera aclarado ya?

-No, porque no podemos. El momento que tenemos las personas propuestas para hablar es entre la primera y la segunda vuelta, cuando las organizaciones municipales propongan a los candidatos y la Comisión de Garantías y Control me llame en el caso de que yo esté entre los propuestos, y me pida mi conformidad para pasar a la segunda vuelta.

¿Hasta la segunda vuelta, en torno a mayo y junio, no va a decir nada?

-No. Si lo dijera, sería un mal militante. Ya estoy hablando más de lo que debería sobre lo que va a pasar.

Si lo proponen a usted, ya no va a tener escapatoria y va a tener que aceptar.

-No, no. Yo me creo lo que estoy diciendo. Yo entre la primera y la segunda vuelta tengo que tomar una decisión. Si es que me proponen, porque estamos dando por hecho que me van a proponer. Esto hay que tomarlo sin dramatismos. Las personas no somos tan decisivas. Cuando llegué para suceder a Urkullu, había mucha gente que se preguntaba quién era yo, pero las cosas han ido bien. Al que venga o a la que venga después de mí, sea ahora o dentro de cuatro años, le pasará lo mismo. Habrá gente que se preguntará cómo va a hacer sombra a lo que hice yo, pero lo hará mejor.

En cualquier caso, cuando usted apostó por la rotación, lo dijo al hilo de una pregunta sobre el presidente de la ejecutiva guipuzcoana, Joseba Egibar, que lleva más de veinte años. ¿Se refería a él? ¿Está pensando en dar un paso atrás?

-No, no, no, al contrario. El secreto de nuestro partido está en que la asamblea tiene la última palabra. Yo he dicho que soy partidario de la renovación porque las personas tenemos ciclos. Al menos, yo me veo así. Tienes ciclos de crecimiento, maduración y declive. Pero puede haber personas que no sean cíclicas, y sus organizaciones estén contentas.

En lo político, ¿no hay ninguna queja con Egibar? La oposición dice que su línea como portavoz parlamentario no se corresponde con el discurso oficial sobre el estatus.

-La oposición tiene que buscar patilla donde no hay pelo. Como no tiene razones de peso para oponerse a la gestión de las instituciones, quiere convertir asuntos concretos en problemas estructurales, pero no cuela. Joseba Egibar es un miembro de la ejecutiva, el presidente de la ejecutiva en Gipuzkoa, y las cosas funcionan sin ningún problema.

¿También como portavoz parlamentario?

-Sí. Si no, lo hubiéramos quitado. El partido está dando muestras de coherencia y fortaleza, y es lo que pone nerviosos a los demás.

Si le pregunto si se van a presentar los presidentes actuales de las ejecutivas territoriales, me va a responder que son las bases quienes los eligen. Pero, como presidente del EBB, algo le llegará sobre si las bases están contentas o no, o si se especula con candidaturas alternativas.

-El momento es dulce para el partido en todos los territorios. El partido está bien y hay una sintonía muy alta entre bases y burukides.

¿Ha hablado ya con Urkullu sobre su candidatura a lehendakari?

-Tomaremos la decisión el lunes (mañana). Con el lehendakari hablo prácticamente todos los días. Pero hay que solemnizar el momento, y hay que hacerlo conforme al procedimiento que establecen nuestros estatutos antes del miércoles día 15.

De lo que ha dicho no se desprende que el lehendakari le haya dicho que se retira...

-Todavía no, pero tampoco me ha dicho que sí. Hay que esperar y ser respetuosos con las bases. Estaremos con el lehendakari, seguiremos hablando, el lunes hay un EBB y tendremos nuestra reflexión.

Lo que está claro es que van a proponer a Urkullu...

-El lunes.

En las ponencias políticas, ¿habrá novedades de calado? ¿Se mantienen las alianzas con el PSE, los criterios sobre el nuevo estatus, etc?

-El PNV no va a pegar un volantazo ni hay necesidad de cambiar las bases doctrinales. El PNV es un partido abertzale, que persigue la construcción y la liberación nacional de Euskadi. Lo que se debata no va a ser tanto una recreación del ideario, sino cómo reaccionamos ante los debates sociales: el debate de género, el cambio climático, la lucha de los pensionistas y el reto demográfico. El PNV necesita dar respuesta. Hay tres escalones de debate: somos vascos y nuestra identidad nacional es solo vasca, pero hay que ver cómo se desarrolla esa identidad; el segundo escalón es garantizar la supervivencia colectiva, y ahí entra todo el debate sobre el modelo económico y sobre la naturaleza, o qué hacemos con el reto demográfico y qué pasa con la inmigración; y un tercer nivel, que es el ser, vivir y convivir. Estamos es una sociedad de bienestar, pero hay desigualdades.

Sobre los estatutos, ¿va a haber modificaciones en los controles internos tras el 'caso De Miguel'?

-Los cambios los hicimos hace cuatro años. Pero debemos perfeccionar los estatutos para estas situaciones, con un esquema casi empresarial de gestión de gobernanza. Tenemos que hacer que sea estructural y llevarlo a los estatutos. Segundo ejemplo: una de las nuevas lacras de la sociedad es la violencia de género, y una de las modificaciones que se van a proponer a las bases es dar instrumentos al partido para apartar y suspender la afiliación a aquellas personas acusadas no de delitos políticos, sino investigadas por delitos de género.

El 'caso De Miguel' convulsionó al PNV de Araba. ¿Teme que se vaya a reproducir un proceso interno tenso, o Suso está consolidado?

-El partido está muy asentado en todos los territorios. Pueden surgir alternativas, pero el PNV afronta con mucha tranquilidad la renovación del EBB y los consejos territoriales.

¿Le preocupan las informaciones sobre las contrataciones en Gogora? La oposición dice que el 'caso De Miguel' no era aislado.

-Es razonable lo que ha dicho el portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka: vamos a esperar ese informe de la Oficina de Control Económico. La oposición se ha quedado sin argumentos tras la aprobación de los Presupuestos y el papel que ha jugado el PNV en la investidura de Sánchez, y la única manera que ve de desgastar al PNV es intentando inflar un globo artificial sobre supuestos casos que dicen que no son algo aislado, sino una red organizada clientelar, cosa que no es verdad. La sentencia del caso Miñano es clara: no había financiación irregular o red clientelar del PNV.