- El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo ayer que el Gobierno de su país está “alarmado por la brutalidad” de la masacre de al menos 35 civiles, entre ellos mujeres, niños y dos trabajadores humanitarios por parte de miembros de las Fuerzas Armadas el pasado 24 de diciembre en Birmania.

“Dirigirse contra gente inocente y entidades humanitarias es algo inaceptable. Las atrocidades generalizadas cometidas por las Fuerzas Armadas contra el pueblo birmano recalcan la urgencia de hacerles pagar por su responsabilidad”, apuntó el máximo responsable de la diplomacia estadounidense.

Al menos 35 personas -entre ellas dos trabajadores humanitarios de la organización Save the Children- fueron obligadas por los militares a abandonar sus vehículos, asesinadas y quemadas la pasada Nochebuena.

Blinken pidió a la comunidad internacional “hacer más” para exigir responsabilidades a la Junta militar birmana y evitar que atrocidades como esta se repitan, y apuntó directamente a terminar con la venta de armas y tecnología militar al Gobierno de ese país.

Los cadáveres calcinados fueron encontrados en Kayah (este de Birmania), uno de los estados en conflicto por los combates entre los militares y las milicias civiles opuestas al golpe de Estado.

Sin embargo, según la versión de la prensa oficialista birmana, los militares abatieron a un número indeterminado de “terroristas armados” que viajaban en siete vehículos y que no tenían intención de parar ante el requerimiento de los oficiales.