- Un tribunal militar de la ciudad estado de Misrata, al este de Trípoli, condenó ayer a muerte en rebeldía al mariscal Jalifa Hafter, tutor del Parlamento en Tobruk (este), hombre fuerte del país y uno de los candidatos en principio aceptados por la Comisión Electoral Suprema para concurrir a las controvertidas elecciones presidenciales previstas para el 24 de diciembre. La sentencia se conoce apenas 24 horas después de que la citada comisión revelara los nombres de los 25 aspirantes que han sido rechazados, entre ellos el de Saif al Islam, segundo hijo y heredero del dictador Muamar al Gadafi.

El tribunal condenó igualmente a la misma pena a otros siete líderes milicianos y señores de la guerra asociados a Hafter, entre ellos los oficiales Mabrouk Al Ghazawi, Muhamad Mansour y Saad Al Warfalli, que participaron en la operación que el mariscal lanzó en 2015 para conquistar el resto del país y que le llevó a cercar sin éxito Trípoli durante más de un año y medio.

Las acciones militares y los bombardeos durante esa operación son la base sobre la que se apoya la sentencia, que amenaza con hacer colapsar de forma definitiva el complejo proceso electoral impulsado hace un año por la ONU para tratar de sacar el país del caos y la guerra civil en los que está sumido desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los rebeldes.

La Fiscalía Militar ya había advertido en los días previos a la Comisión Suprema Electoral que debía rechazar las candidaturas de Hafter y Saif al Islam por sus presuntos delitos de guerra. Según fuentes judiciales, hasta el momento se han presentado una veintena de alegaciones, catorce en favor de candidaturas excluidas y seis en contra de aspirantes aceptados, dos de ellas contra el primer ministro interino, Abdelhamid al Debaibah, un multimillonario que hizo fortuna en la construcción al lado de las empresas estatales en tiempos de la dictadura.

Debaibah presentó los documentos pese a no cumplir con el requisito de haber abandonado el cargo tres meses antes de los comicios y su promesa de no hacerlo cuando en marzo fue designado por el Foro para el Diálogo Político para Libia (FDPL), un organismo no electo creado “ad hoc” por la ONU para su nuevo plan de reconciliación. El primer ministro es una de las voces que se han sumado a las críticas a la ley electoral, aprobada por el Parlamento en el este y aceptada por la ONU.

La sentencia del tribunal militar de Misrata augura nuevos obstáculos, que sumados a la inesperada renuncia del enviado especial de la ONU para Libia, Jan Kubis, aumentan las posibilidades de un aplazamiento pese a que Estados Unidos, Francia, el Reino Unido e Italia insisten para que al menos la primera vuelta de las presidenciales se celebre en la fecha fijada por el FDPL hace más de un año.

Los cuatro países emitieron el miércoles un comunicado conjunto en el que volvieron a subrayar que los comicios son “capitales” para el futuro del país norteafricano, rico en petróleo y gas. A la petición se sumó, aunque de forma tímida, Rusia, principal apoyo de Hafter, pero no Turquía, el otro Estado que más influye en el conflicto libio.