El deterioro de la situación epidémica en Francia en las últimas semanas, con un incremento de casi 1.500 contagios diarios más de media desde la semana pasada, podría llevar al Gobierno de Emmanuel Macron a endurecer el tono contra quienes aún se muestran escépticos a la vacuna contra el coronavirus.

El presidente se dirigirá a los franceses este lunes a las 20:00 horas (18:00 GMT), tras reunir por la mañana el Consejo de Defensa sanitario, en un discurso televisado donde se espera que zanje la cuestión más discutida de las últimas semanas: la obligatoriedad de la vacuna para el personal sanitario.

Las reuniones con los representantes médicos estos días han ido allanando el terreno para una imposición que ha querido evitarse hasta ahora, pero que se plantea ya como la principal solución para acelerar la vacunación y evitar una posible cuarta ola ante la creciente presencia de la variante delta.

A principios de este mes, y pese a haber podido acceder a ellas desde hace varios meses, solo en torno al 60 % del personal sanitario (80,3 % en el caso de los que trabajan por cuenta propia) habían recibido una de las dos dosis.

El porcentaje de sanitarios con ambas pautas en residencias y hospitales no llegaba al 50 %.

"No podemos aceptar que haya focos de contagio de sanitarios que contaminen a sus pacientes", declaró Alain Fischer, responsable de la estrategia de vacunación del Ejecutivo.

El ministro de Sanidad, Olivier Véran, y múltiples organizaciones del gremio se han mostrado además favorables a que se lleve a las cámaras con la mayor brevedad un proyecto de ley que regule la obligación y asegure la vacunación antes de septiembre.

20.000 CASOS DIARIOS EN AGOSTO

"La presión hospitalaria no aumenta de momento, pero va a pasar lo mismo que el verano pasado, los jóvenes contaminarán a los que no son tan jóvenes y, como no todo el mundo está vacunado, tendremos un aumento de casos graves y de las hospitalizaciones", señaló este domingo Véran en la emisora Radio J.

El ministro detalló que en la dinámica actual los 4.700 casos registrados este sábado serán 6.000 en una semana, 10.000 en quince días y 20.000 a principios de agosto "si no actuamos".

Las intervenciones de los miembros del Gobierno se suceden este fin de semana facilitando la tarea de Macron este lunes, en un contexto en el que la variante delta representa más del 40 % de los contagios.

Para el jefe del Estado supone volver a poner la crisis sanitaria en el centro, dos meses y medio después de haberse dirigido por última vez a la nación para establecer el calendario del desconfinamiento, y cuando pretendía al fin centrar sus últimos diez meses de Gobierno, antes de la campaña electoral, en la recuperación económica.

Fuentes de la presidencia han dejado caer en la prensa cuáles podrían ser los nuevos anuncios frente a la nueva variante.

Se plantea también la ampliación del pasaporte sanitario a todo tipo de lugares donde se realicen actividades deportivas o socioculturales, más allá de los eventos en los que es obligatorio hoy día: aquellos que congreguen a más de 1.000 personas y discotecas.

Macron podría referirse también directamente a las recomendaciones de viajes para estas vacaciones, cuando el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, aconseja evitar España y Portugal y otros países extraeuropeos donde la situación está empeorando.

El regreso a las medidas por territorios en función de la presencia del coronavirus y un refuerzo de las medidas podría también ser una opción, ya que el Consejo Científico que asesora al Gobierno ha alertado de una alarmante relajación de las medidas de prevención, como el uso de mascarillas en lugares muy transitados.

No se descarta tampoco que Macron anuncie una limitación de la gratuidad de los test a quienes presenten síntomas o sean contacto estrecho de un positivo, haciéndolo de pago para quienes lo usen para viajar o acudir a eventos, otra forma también de incitar a la vacunación.