- Los territorios palestinos prepararon sus primeros comicios en 15 años, que debían haberse celebrado ayer, pero todo cambió porque el presidente, Mahmud Abás, suspendió la votación, un paso que terminó por restarle legitimidad y le relegó a un papel residual en la escalada entre Israel y el grupo islamista Hamás en Gaza.

Después de once días de violencia y una tregua bilateral, Hamás clamó “victoria” en su enfrentamiento con Israel e intenta capitalizar el malestar popular palestino, que más allá de Jerusalén, se extendió con protestas y disturbios en Cisjordania y en las comunidades árabes de origen palestino en Israel.

Abás sorprendió a la población en enero al convocar elecciones legislativas en mayo y presidenciales en julio. Por primera vez desde 2006, más de 2,5 millones de palestinos de Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania ocupada fueron llamados a las urnas para escoger a los líderes de la Autoridad Nacional Palestina

El presidente -símbolo de una clase dirigente envejecida- alegó que los comicios no se podían hacer sin la parte oriental de la Ciudad Santa, que reclama como capital de un futuro Estado palestino.

Tras años de un Gobierno limitado en zonas de Cisjordania, sin capacidad para hacer frente a la creciente ocupación israelí, con sombras de corrupción, falta de transparencia y autoritarismo, la desconfianza de muchas personas hacia Abás y la ANP ya era máxima.