- En medio de la pandemia y con la decisión del Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, de mantener las expulsiones expeditas de indocumentados, es muy difícil para un inmigrante entrar a EEUU y por eso los activistas de la frontera recomiendan a quienes quieren llegar que no lo intenten ahora.

Quienes estén contemplando huir de su país “que lo piensen muy seriamente”, dijo Rubén García, el director de la ONG Casa Anunciación, que cuenta con una red de albergues en la ciudad fronteriza estadounidense de El Paso que desde hace 43 años recibe a refugiados que entran al país. “No saben cuántas familias llegan a la frontera para encontrar que es un fracaso haber salido de su país”, explica.

Con la frontera clausurada a las actividades no esenciales y sin que se haya restablecido el sistema de asilo, los inmigrantes indocumentados que son detenidos por la Patrulla Fronteriza son devueltos inmediatamente a México al amparo del “Título 42”, situación que muchos han experimentado ya varias veces. “Cruzas ilegalmente, te detiene la Patrulla fronteriza y te expulsa. Hay personas que lo han intentado hasta diez veces y les han expulsado cada vez”, añadió García, para quien la verdadera crisis fronteriza se vive en la mexicana de Ciudad Juárez.

Insistió en que es una “realidad desesperante” y por eso pide pensárselo antes de tomar la decisión, sobre todo pagarle a un “coyote” -traficantes de indocumentados- miles de dólares para quedarse “tirado” en la frontera.

Para describir el estado actual de la migración en El Paso, García echa mano de las cifras que manejaron como albergue durante 2019, cuando recibieron de migración 150.000 refugiados que atravesaron entre El Paso y Ciudad Juárez. “Había días en que inmigración nos entregaba a mil personas”, detalló.

En contraste, este albergue ahora recibe a 150 personas al día, en su mayoría bajo el programa Protocolos de Protección a Migrante, creado por el Gobierno de Donald Trump y que devolvió a territorio mexicano a miles de solicitantes de asilo mientras seguían su proceso ante un juez de inmigración.

Otro es el panorama de los pequeños inmigrantes que cruzan México ya que, a diferencia de los adultos, no son expulsados de inmediato, pero sí deben enfrentar un proceso de deportación durante el cual podrán acogerse al beneficio de asilo.

Pero García puntualizó que no es cierto que EEUU deje pasar a todos los menores que llegan a la frontera, aunque sí pasan a un proceso de “deportación legal”.

Tras ser detenidos, los niños quedan bajo custodia de la Patrulla Fronteriza que en un plazo de 72 horas deberá entregarlos a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, que a su vez los destinará a centros de cuidado que se encargarán de contactar a sus familiares o representantes.

El cuello de botella, sin embargo, lo están encontrando las autoridades en la capacidad de los centros de acogida, que han reducido los espacios disponibles para evitar la propagación del covid. Eso provoca que haya una mayor concentración en los centros y que según explica García los menores se estén “rebalsando porque ORR no los puede sacar con la rapidez que podría si no fuera por el covid”, explicó.