- La inestabilidad política se evidencia en Perú tras la dimisión ayer de Manuel Merino, presidente interino nombrado hace apenas una semana por la destitución de su antecesor en el cargo, Martín Vizcarra. La dimisión surge a raíz de las masivas movilizaciones contra él y su Gobierno de transición, cuya dura represión dejó al menos dos muertos el sábado que confirman el sólido rechazo a su figura y su debilidad cada vez mayor.

En Lima, la marcha desató duras escenas de violencia y represión que se saldaron con dos fallecidos, un joven de 25 años con una herida por arma de fuego en la cabeza y otro de 24 años con cuatro impactos de proyectiles de arma de fuego.

Merino, muy duramente criticado y expuesto como el ejemplo de la política que los peruanos quieren desterrar del país y por su pésima gestión de las protestas, dimitió pero mantendrá en el cargo a sus ministros, “para garantizar la continuidad institucional”. “Sé que muchos peruanos están hastiados de los vaivenes políticos”, indicó Merino en su discurso de dimisión. El hartazgo de los peruanos alcanzó su punto álgido ayer cuando el primer ministro, Antero Flores-Aráoz, consideró que Merino carecía de “responsabilidad política” por los fallecidos y heridos que dejaron los enfrentamientos. Por su parte, el expresidente Vizcarra, lamentó las muertes y culpó directamente de ellas a “la represión de este gobierno ilegal e ilegítimo”.

La marcha marca un hito en la vida política del país y ya hay consecuencias políticas con la dimisión de Merino y alguno de sus ministros.