- Donald Trump impulsó un nuevo paradigma en Oriente Medio: se alejó de la solución de dos Estados para Israel y Palestina, apoyó la normalización de países árabes con Israel, hizo amistades con regímenes autoritarios y pasó por alto los derechos humanos. Ese es el legado que deberá manejar Joe Biden.

Muchos gobiernos de Oriente Medio estrechamente aliados con Trump -como Israel, Egipto, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos- habrían preferido la victoria del republicano. Otros como los palestinos deseaban su derrota, pero sectores populares y opositores de la región guardan esperanzas de que la nueva Administración de EEUU defienda más activamente los derechos humanos.

En El Cairo, donde el presidente Abdelfatah al Sisi recibió el apoyo incondicional de Trump en los pasados años, son muchos los defensores de derechos humanos y activistas que desean que la llegada de Biden a la Casa Blanca suponga más presión sobre las autoridades egipcias para que dejen en libertad a presos políticos y detengan los abusos.

Sin embargo, para el investigador del Instituto Tahrir para Oriente Medio Timothy Kaldas, es “más un deseo que una realidad”. “Históricamente, ni los demócratas ni los republicanos han priorizado la defensa de derechos por encima de los que perciben como sus intereses estratégicos”, afirma el analista egipcio-americano. Sin embargo, cree que “EEUU va a regresar a su papel tradicional de denunciar las violaciones de derechos humanos y va a haber más presión para que se reduzcan las más atroces violaciones por parte de sus socios”.

Kaldas considera que, por ejemplo, el asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de agentes saudíes en el consulado del reino en Estambul en octubre de 2018 “es improbable que se repitiera durante la presidencia de Biden”.

En Israel y Palestina, no se espera que el nuevo presidente electo dé un giro radical, pero si que se aleje de las posturas derechistas israelíes que abrazó Trump, que busque retomar los lazos rotos con el liderazgo palestino y “reparar” parte del “daño causado” por el republicano, considera el analista palestino Sam Bahour.

Buscará crear algún mecanismo para presentarse como “un mediador más imparcial” que su antecesor en el conflicto palestino-israelí, y retornar a las posiciones históricas de EEUU sobre este, augura.

Analistas locales creen que recuperará un tono crítico contra la expansión colonial israelí en territorio palestino ocupado e intentará acercar de nuevo a la mesa de diálogo a ambos lados, en base a la solución de dos Estados. También dan por muerto el plan de anexión de parte de Cisjordania, al que Trump dio vía libre con su polémico plan de paz, claramente alineado con los intereses israelíes.

La llegada de Biden significará “un retorno al esquema estadounidense tradicional, a las viejas fórmulas”, lo que podría provocar tensiones con la derecha israelí, concluye la analista Sima Kadmon.

Rusia. La victoria Biden, tras apuntar en campaña a Rusia como la mayor amenaza para su país, no augura mejoras en las relaciones entre Moscú y Washington, por lo que ha sido recibida con preocupación por la clase política rusa.

China. El gigante asiático ha seguido en silencio el proceso electoral en Estados Unidos, país con el que los lazos se han deteriorado durante los cuatro años de presidencia de Trump. Ahora, con Biden de camino a la Casa Blanca, en Pekín se espera una actitud menos belicosa pero sin grandes cambios de rumbo.

Irán. El presidente iraní, Hasán Rohani, emplazó a Biden a corregir las “dañinas y equivocadas” políticas de los tres últimos años y pidió que Washington “pague” por los errores del mandato de Trump.