- Las redes sociales han incrementado aún más su influencia en los comicios de EEUU. Republicanos y demócratas han librado la batalla política digital con una inversión total de 482 millones de dólares, 217 millones en Facebook y 258 en plataformas de vídeo como YouTube.

Lejos quedan los tiempos de Barack Obama (2009-2017) en que Facebook, Twitter, YouTube e Instagram eran herramientas de exploración, que poco a poco iban entendiendo sus potencialidades, a la par que estas trataban de determinar qué papel debían desempeñar en la moderación de contenidos.

En 2020, todos estos debates están ya encarrilados y las tendencias son claras: las redes se han erigido en un sólido receptor de propaganda electoral -aunque, eso sí, todavía a la sombra de la televisión, que sigue reinando- y han aceptado ser jueces de la verdad, aunque ello suponga enemistarse con el mismísimo presidente de EEUU.

Según los datos del informe publicitario de Facebook -que incluye Instagram, de su propiedad-, la campaña del presidente y aspirante republicano a la reelección, Donald Trump, se gastó en estos comicios 110 millones de dólares, mientras que su rival demócrata, Joe Biden, casi le igualó con 107 millones invertidos.

En comparación, en la última carrera presidencial en 2016, Trump y la entonces aspirante demócrata, Hillary Clinton, tuvieron un gasto total en la red social de 81 millones de dólares, es decir, que entre los dos candidatos hace cuatro años se gastaron menos dinero que Trump y Biden este año de manera individual.

En Google, el otro gran receptor de publicidad en línea en EEUU y que incluye el portal de videos YouTube, Biden invirtió en publicidad este año 81 millones de dólares, mientras que Trump se gastó 77 millones, y grupos afines a uno y otro candidato pagaron conjuntamente más de 100 millones adicionales por publicidad.

La excepción a esta tendencia es Twitter, que en octubre del año pasado anunció que prohibía todos los anuncios políticos en la plataforma, un movimiento financieramente arriesgado dirigido a aliviar la presión que estaba recibiendo por parte de activistas y legisladores.

Es precisamente esta presión, redoblada tras la confirmación por parte del FBI de que hackers rusos influyeron en los comicios de 2016, la que finalmente llevó a Facebook y Twitter a aceptar su papel como moderadores de Internet, algo a lo que, especialmente Facebook y su consejero delegado, Mark Zuckerberg, se habían resistido durante años.

A lo largo de la campaña, las redes sociales no dudaron en colgar alertas junto a mensajes de candidatos y campañas si consideraban que estos no se ajustaban a la verdad, incitaban a la violencia o podían confundir.

El afectado de más relevancia por esta nueva política ha sido Trump, que en las últimas horas ha visto cómo Twitter escondía cuatro de sus tuits o retuits al considerar que estos contenían “información disputada o engañosa sobre la elección”, dado que el presidente lanzó acusaciones sin base sobre irregularidades en el recuento.

También Facebook marcó estos comentarios, y ambas compañías tienen fijadas desde la noche del martes alertas preventivas de que el proceso de recuento sigue en curso y que aún no hay un ganador oficial, para evitar que los candidatos reclamen la victoria antes de tiempo.

El tercer aspecto en el que no sólo las redes sociales, sino el conjunto de las compañías de Internet ha aumentado su influencia sobre el proceso electoral son las donaciones a candidatos, que este 2020 han sido las más elevadas jamás registradas en la industria y se han decantado abrumadoramente del lado demócrata.

Así, el cofundador de Facebook y actual consejero delegado de Asana, Dustin Moskovitz, donó 24 millones de dólares a la causa demócrata; el consejero delegado de Netflix, Reed Hastings, otros 5 millones, y el exconsejero delegado de Google Eric Schmidt, otros 6.

Esta apuesta tan escorada al Partido Demócrata (según el Centro para una Política Reactiva, el 98% de las donaciones vinculadas a empresas de Internet fueron a los demócratas) ahondará aún más en los recelos de los republicanos hacia la industria, a la que acusan de sesgada y de atacar sus intereses.

Inversión republicana. Trump ha gastado 110 millones en inversión publicitaria en Facebook, que incluye también la red social Instagram. En portales de vídeo como YouTube, el desembolso ha sido de 77 millones.

Inversión demócrata. Biden ha invertido 107 millones de dólares en Facebook e Instagram y 88 millones en plataformas de vídeo como YouTube.

Inversión en redes en 2016. Donald Trump y Hillary Clinton tuvieron un gasto conjunto en Facebook de 81 millones. Así, las elecciones pasadas entre ambos candidatos gastaron menos dinero que este año de manera individual.