Más de 82 millones de ciudadanos han depositado ya sus papeletas, una cifra que supone más de la mitad de todo el voto emitido hace cuatro años y casi el doble de los 47 millones de voto anticipado en 2016. El fenómeno anticipa una alta participación, y un posible retraso del recuento alimenta la posibilidad de que los estadounidenses se vayan a dormir el 3 de noviembre sin saber quién ha ganado. En la imagen, dos hombres votan anticipadamente en un centro electoral de Round Lake Park, en Illinois.