- El laboratorio especial de las Fuerzas Armadas alemanas que ha analizado muestras tomadas al dirigente opositor ruso Alexei Navalni y ha encontrado “pruebas inequívocas” de que fue envenenado en Rusia. Según los investigadores y los médicos del hospital Charité, donde el político sigue ingresado en coma, la intoxicación se realizó a través de un agente nervioso del grupo Novichok, que hace efecto solo con respirarlo. Se trata del mismo veneno identificado como causa de la intoxicación del espía Serguei Skripal, que trabajaba para el Reino Unido infiltrado en el Ejército de su país, Rusia. El Gobierno británico mantiene que el Kremlin orquestó el envenenamiento de Skripal y su hija mientras estaban en la ciudad inglesa de Salisbury.

Navalni se sintió mal el pasado 20 de agosto mientras volaba de regreso a Moscú desde Siberia, obligando a realizar un aterrizaje de emergencia al avión en el que viajaba en la ciudad de Omsk, donde quedó ingresado en coma en la UCI con respiración asistida. Su portavoz, Kira Yarmish, sostuvo que este había sido envenenado con alguna sustancia que se introdujo en el té que tomó por la mañana en el aeropuerto. Sin embargo, los médicos rusos consideraron prematura dicha conclusión y solo pudieron afirmar que lo que sufrió Navalni fue un “trastorno metabólico” provocado por una fuerte caída del nivel de azúcar en la sangre.

El 22 de agosto, finalmente, y a petición de su familia, el opositor fue evacuado a Berlín en un avión medicalizado fletado por la ONG Cinema for Peace, porque ni los allegados de la víctima ni la oposición confiaban en la gestión sanitaria del caso por parte del Gobierno ruso.

Tras el análisis toxicológico, la canciller alemana, Angela Merkel, convocó una reunión urgente de ministros para valorar el informe. Después de las conversaciones, el Gobierno de Alemania calificó la noticia de “estremecedora”. “El Ejecutivo condena este ataque en los términos más enérgicos posibles”, recalcó, antes de emplazar a Moscú a “explicar el incidente”.

El primer pronunciamiento de Rusia vino de la mano de la portavoz del Ministerio de Exteriores rusa, María Zajarova: “Parece que estamos volviendo a tiempos que, sinceramente, tendría ganas de dejar atrás. Tiempos de declaraciones infundadas y ausencia de hechos a la hora de debatir las cuestiones serias”.

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, adoptó un tono algo más conciliador. “Confirmamos nuestra disposición e interés en cooperar e intercambiar con Alemania datos sobre ese asunto”, expresó en rueda de prensa. No obstante, el portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin, señaló que por ahora Berlín no ha contestado a las propuestas de cooperación. “La Fiscalía General rusa envió oficialmente estas propuestas y sigue esperando una respuesta oficial. También los médicos rusos propusieron oficialmente intercambiar datos con los colegas alemanes, pero tampoco se recibió respuesta”, criticó.

La cancillera alemana, Angela Merkel, instó a la OTAN y la UE a realizar comunicados conjuntos sobre el caso Navalni, aunque las reacciones en la misma línea que Berlín no se hicieron esperar. “Los responsables deben ser llevados ante la Justicia”, exigió en Twitter la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El ministro de Exteriores francés, Jean-Yves le Drian, se sumó a la “consternación” europea con un comunicado en el que tildó de “indispensable” y “urgente” que las autoridades rusas puedan determinar las “circunstancias” del caso. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Ullyot, también expresó en Twitter que Washington está “profundamente preocupado” por las conclusiones de los expertos alemanes. Ullyot también recordó que “Rusia ya usó presuntamente el agente nervioso Novichok en el pasado”.