La Guardia Civil ha llegado a los ministerios de Hacienda y Transición Ecológica y a organismos y sociedades públicas para recabar información sobre presunta corrupción de la mano de la investigación abierta a la exmilitante socialista Leire Díez y el expresidente de la Sepi, Vicente Fernández. La UCO recorrió ayer más moqueta oficial que en toda la investigación al exministro Ábalos. A ver si la exdirectora de Filatelia de Correos era la que realmente pegaba los sellos en el Gobierno.

El largo rastro de la corrupción se entremezcla con hilos del machismo más cutre. Al exministro le tenían todos por un putero, pero en el PSOE lo que lleva camino de derribar todo el andamio es esa otra cara corrupta en forma de acoso sexual. Vamos a presunto acosador por día y la dimisión de Javier Izquierdo, el más longevo de los supervivientes de la travesía del desierto de Sánchez, bebe de ese amargo cáliz. Todas personas desconocidas para el presidente, que ha estado en Babia mientras a su alrededor medraban salidos babeantes. Presuntamente, insisto. Eso, o que malentendieron a algún coach cuando les insistió en capacitarse como estadistas aprendiendo a pensar en inglés y entendieron pensar con las ingles.

En la pérdida de perspectiva del coste ante la opinión pública, el presidente aún cree que el buen desempeño económico, las políticas sociales y la evolución del empleo serán suficientes para convencer de su capacidad a una audiencia que nutre su raciocinio con La isla de las tentaciones.

LA GOTA QUE COLMA

El riesgo de pactar con el diablo

Trump vs Maduro. Agarrados al viejo aforismo que dice que el enemigo de tu enemigo es tu amigo se han cometido grandes errores. La ayuda estadounidense ha sido la única con la que ha contado María Corina Machado para poder salir de Venezuela sin ser arrestada por el régimen de Maduro y de bien nacidos es ser agradecidos. Pero la experiencia indica -Cuba, Nicaragua, Panamá, Chile, Brasil...- que los intereses de la Casa Blanca en su continente son volátiles y los luchadores por la democracia de medio mundo han pagado el precio del olvido cuando han dejado de convenir. El diablo sonríe a la necesidad.

Ha girado el paradigma y ya no es “la economía, estúpido”, como decía el eslogan que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca en 1992, cuando aquella interesaba más que la bragueta -y de ello se benefició después el propio inquilino de la Casa Blanca-. Hoy hay mucha gente en crisis pero son muchos más los que creen que les estamos pagando a los políticos por hacer carreras de calzoncillos. Y de ello se aprovechan quienes aspiran a sustituirles en ellas.