Mineápolis - La calma llegó este viernes a Mineápolis (EEUU) tras días de disturbios al conocerse la detención del expolicía Derek Chauvin por el asesinato del afroamericano George Floyd, pero con la caída del sol, los saqueos, el fuego y el caos tomaron de nuevo el protagonismo.

A las 20.00 horas, todavía con la luz del día en sus rostros, miles de manifestantes decidieron ignorar el toque de queda impuesto en la ciudad, un desafío que empezó frente a lo que queda de la comisaría de Policía a la que estaba asignado Chauvin, quemada y destruida la noche anterior.

La detención de Chauvin sabía a poco, también querían la de los otros tres agentes -ahora despedidos- implicados en la muerte de Floyd.

La imagen de control y blindaje de las calles que las autoridades habían mostrado a lo largo del día se desmoronó en minutos. La protesta se trasladó a otra comisaría de Policía cercana, creció en número, y todo empezó de nuevo.

Empezaron los destrozos, los saqueos y los incendios. Con la comisaría rodeada por la protesta y los policías encerrados en sus dominios incapaces de hacer cumplir el toque de queda, decenas de personas saquearon los negocios cercanos, uno a uno, excepto los marcados en las tapias de madera como “propietario negro”.

Los saqueos dieron paso a barricadas y al lanzamiento de proyectiles caseros y fuegos artificiales contra las posiciones policiales, mientras que muchos, a pie o en vehículos, empezaron a dispersarse expandiendo el caos por otras calles y barrios.

Los disturbios raciales se extendieron por ciudades de todo Estados Unidos, con incendios, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y agentes antidisturbios.

En Detroit, un joven murió ayer tiroteado mientras participaba en las protestas. Según fuentes policiales que citan medios estadounidenses, un hombre de 19 años, recibió disparos durante las protestas y las autoridades están buscando al agresor. También un agente federal murió y otro resultó herido por disparos de arma de fuego en un incidente bajo investigación ocurrido durante las protestas ocurridas en Oakland (California).

En Nueva York las protestas se centraron sobre todo en Brooklyn y Manhattan, donde al grito de “la vida de los negros no importa”, se produjeron también enfrentamientos con las fuerzas del orden que se saldaron con decenas de detenciones.

También en Washington, la capital, una manifestación frente a la Casa Blanca que comenzó siendo pacífica, con un mitin, derivó en escaramuzas con los policías y agentes del Servicio Secreto y el lanzamiento de piedras y otros objetos contra la mansión presidencial.

La escalada de violencia no cesa y ayer se procedió al despliegue total la Guardia Nacional con el fin de “restaurar el orden”.