Víctimas de malos tratos policiales constituyeron formalmente ayer en Donostia la Red de Personas Torturadas de Euskal Herria, una asociación que pretende ser “el altavoz de miles de voces silenciadas y negadas” hasta ahora y surge con el objetivo de reclamar “reconocimiento y reparación”.
Reivindicar “reconocimiento, reparación y garantías de no repetición”, es el objetivo fundacional de la iniciativa, que fue presentada a los medios informativos hace un mes en la capital guipuzcoana, y celebró su asamblea constituyente en el palacio Kursaal donostiarra ayer mismo.
Según informó la propia entidad a través de un comunicado, en el evento tomaron la palabra Iker Moreno y Agurtzane Juanena, quienes están “reconocidas oficialmente como víctimas de la tortura” por los gobiernos navarro y vasco en 2019 y 2016, respectivamente.
Ambos recordaron que la creación de la red se ha inspirado en la ya constituida Plataforma de Personas Torturadas de Navarra y es fruto de meses de trabajo en una veintena de asambleas con más de 700 participantes.
El nuevo colectivo pretende ser “una herramienta útil” de la que forme parte cualquier víctima de torturas del País Vasco y Navarra, que calculan que podría “superar las 5.000”, según un estudio citado por los portavoces, aunque “la magnitud e intensidad” de la práctica de los malos tratos policiales, dijeron, “se desconoce en su integridad”.
Asumir responsabilidades públicas
En el comunicado, pidieron a los ejecutivos vasco y navarro que, de la misma forma que reconocieron sus casos personales, “desarrollen mecanismos de reconocimiento y reparación oficiales para todos los que conforman la realidad de la tortura en nuestro pueblo desde 1960 a 2014”.
“Es momento de asumir responsabilidades públicas”, han reclamado, tras lo cual han insistido en que “la aplicación de la tortura en Euskal Herria ha sido sistemática” y practicada por diferentes cuerpos policiales.
A su juicio, “es hora de que la sociedad civil y las instituciones reconozcan ese dolor para que este país pueda avanzar en el camino hacia la justicia y una verdad completa”.
La red de víctimas de torturas considera que “se debe abordar esta realidad en su totalidad, analizando las consecuencias políticas, sociales, culturales y humanas, y trabajarla también desde una perspectiva feminista”.