Cuarenta y cinco agentes de la Policía Nacional se encuentran al borde de juicio tras su procesamiento por las cargas del 1-O en Barcelona, hasta el punto de que los heridos tienen la puerta abierta para acusar a los agentes de torturas, además de por lesiones. En un auto de 69 páginas, el magistrado del juzgado 7 de la capital catalana, Francisco Miralles, resuelve seguir la tramitación contra estos funcionarios públicos, acuerda incoar procedimiento abreviado contra ellos y da traslado a las partes para que presenten sus escritos de acusación y soliciten apertura de juicio oral o archivo del procedimiento. Acuerda además sobreseer provisionalmente el procedimiento contra otros 17 agentes y de forma definitiva a otros tres.

El instructor concluye que en el IES Pau Claris “la actuación policial fue claramente desproporcionada en general”. En dicho colegio se identificó al policía que saltó desde una escalera para dar una patada sobre un hombre y están procesados tres agentes que aparecen en vídeos lanzando escaleras abajo a varias personas. En la Escola Mediterrània, donde hubo 20 denunciantes y entre los heridos un hombre de 82 años, el juez relata a partir de las imágenes de la jornada: “Los agentes se dirigen de forma directa hacia la multitud y, sin mediar palabra, advertencia o requerimiento alguno, empiezan a empujar a las personas allí congregadas, iniciando una situación violenta de gran confusión que va aumentando hasta el punto de observarse personas empujadas al suelo, una persona con la cara ensangrentada y un agente golpeando con su defensa en la cara de las personas que ya están desalojadas”. Miralles constata que el responsable del dispositivo incumplió la normativa policial al ordenar actuar de esta forma, y añade que “en este colegio se llevó a cabo una auténtica carga policial, que por su modo de llevarse a cabo y su falta de anuncio resultó en diversos resultados lesivos”. Procesa al jefe de este dispositivo, y a siete policías más, entre los que destaca de uno su “actuación especialmente grave”: golpeó con la porra en la cara a varias personas ya desalojadas, dio patadas a una persona que intentaba levantarse del suelo y golpeó en la cara a otra persona que intentaba ayudarle.

Violencia policial

En las Escuelas Pías de San Antonio, las imágenes muestran “una actuación especialmente violenta y desproporcionada de los agentes”, que golpearon sin aviso previo ni negociación. “Se ve a agentes dando puñetazos, patadas, agarrando del cuello, lanzando personas al suelo e incluso golpeando con porras a gente que ya no se encuentra en la puerta del colegio ni tiene una actitud agresiva hacia los funcionarios”. Asimismo, procesa a varios policías por la actuación en el IES Víctor Català: un agente dio una bofetada a un votante, dos levantaron a una persona alzándola por una pierna y luego uno de ellos levantó a un anciano del suelo tirándole de las orejas. El instructor añade una “especial mención” al policía que aparece en un vídeo dando un puñetazo en la cara a un hombre, y además de a ellos también procesa a un agente por tirar a una persona al suelo y luego golpearla, además de pisar intencionadamente la mano de una persona que está sentada.

Por su parte, en el CEIP Prosperitat once personas denunciaron lesiones, entre ellas un hombre que denunció “que fue arrojado por los agentes por unos escalones y sufrió una lesión en la oreja que necesitó puntos de sutura”, como muestra su informe médico. El hombre se querelló contra el policía y el juez decidió procesar al agente y al jefe del dispositivo en el colegio porque “como es de ver en las imágenes grabadas, se aprecian claros déficits en la actuación con respecto a la normativa y protocolos” policiales, y destaca que los policías no negociaron ni advirtieron de las cargas sino que usaron la fuerza a los pocos segundos de llegar. Parecidas situaciones se dieron en el CEIP Ramon Llull, en Els Horts y el Marenostrum. También hay policías procesados por su actuación en el Àgora, el Dolors Monserda, el Pau Romeva y en la Escuela Niño Jesús.