Un estudio encargado por el Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde revela que hay diferencias a la hora de tratar los problemas psiquiátricos de hombres y mujeres, ya que se prescriben más antidepresivos a las pacientes y se piden para ellas menos pruebas diagnósticas.

La directora de Emakunde, Izaskun Landaida, y las autoras del estudio, Margarita Sáenz Herrero, doctora en el Hospital de Cruces, y María Recio Barbero, especialista en Neuropsicología e investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces, presentaron ayer las conclusiones del estudio becado por Emakunde y basado en las Urgencias de Psiquiatría y Salud Mental durante el trienio 2017-2019.

Landaida destacó que, en al ámbito sanitario, “además de los factores biológicos, hay que tener en cuenta los determinantes socioeconómicos que afectan a la salud de las mujeres, tales como una desigual distribución del trabajo de cuidado de personas, más núcleos familiares monoparentales, niveles de renta inferiores, mayor desempleo o niveles más elevados de exclusión social”, ya que “estas desigualdades repercuten directamente en la salud de las mujeres e inciden de forma relevante en las diferentes formas de vivir y enfermar de mujeres y hombres”. En este sentido, recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica el género como una “variable crítica determinante de la salud mental de las personas”.

Según este estudio, en casos de trastorno por uso de sustancias el perfil es marcadamente masculino, mientras que en los trastornos mentales comunes y los trastornos de personalidad los perfiles son mayoritariamente femeninos. Por otro lado, “la mitad de todas las demandas de atención psiquiátrica y salud mental obedecen a cuadros de trastornos mentales comunes y es el más feminizado, siendo las mujeres hasta el 65% del total de la muestra”.

En este grupo, las mujeres presentan “una menor probabilidad de que se les solicite una prueba diagnóstica complementaria tanto de imagen como analítica que a los hombres, y a su vez se les prescribe más ansiolíticos que a los hombres”. Las expertas apuntaron que “los trastornos por uso de sustancias, por su parte, están infradiagnosticados e infratratados en las mujeres”.

A su juicio, “el hecho de que permanezca parcialmente oculto en las mujeres las coloca en situaciones de mayor riesgo para violencia y agresiones sexuales, por ejemplo”. Al respecto, destacaron que “las unidades de adicciones tienen más usuarios que usuarias y lo mismo ocurre con las comunidades de Rehabilitación”.

También subrayaron que en este grupo de pacientes “a las mujeres se les prescribe un 80% más de fármacos antidepresivos, lo que puede hacer pensar que se las trate de pacientes con depresión y no con un problema de adicción”.

En el caso del diagnóstico de trastorno de personalidad, “se diagnostica con una mayor frecuencia a las mujeres y hay también una tendencia a pautarles más antidepresivos, lo que confirma que ante un mismo grupo diagnostico se evalúa y actúa de manera diferente en función del sexo”, apuntaron.

Finalmente, señalaron que “resulta necesario crear espacios de reflexión en el ámbito clínico que ayuden a reorientar y resignificar la demanda: incorporar el modelo biopsicosocial real en la práctica clínica y fomentar estrategias de promoción de la salud con perspectiva de género”.

80%

Según este estudio, a las mujeres se les prescribe un 80% más de fármacos antideprevisos que a los hombres.

65%

Los cuadros por trastornos mentales comunes son los más frecuentes y están feminizados al representar las mujeres el 65% de los casos.

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Centrado en las urgencias de psiquiatría y salud mental entre 2017 y 2019, concluye que las mujeres tienen más probabilidad de que se les prescriban más ansiolíticos que a los hombres y menos de que se les diagnostique.