- Desde que la población goza de plena libertad de movimientos, el número de brotes activos no deja de crecer en el Estado. Son ya once los focos de contagio, incluido el registrado en Orio, ante una escalada de casos que se sucede sin atender a límites geográficos y que comienza a despertar una creciente preocupación en las autoridades sanitarias. La situación no parece por el momento alarmante, pero desde Madrid ya se amaga con una vuelta al estado de alarma por zonas afectadas, "la única herramienta del Gobierno" para limitar la movilidad. Una posibilidad que por el momento no se contempla a corto ni medio plazo, y que incluso dio pie ayer en el seno del Gobierno a una serie de declaraciones y desmentidos, pero que en todo caso revela la seria amenaza que se cierne con una pandemia que sigue muy viva, con repercusiones imprevisibles de ser necesarios nuevos pasos hacia atrás.
La evolución de la crisis sanitaria encuentra un serio frente en este periodo estival, que supone un reclamo constante para tomar la calle. Para botón de muestra, esta pasada noche de San Juan, en la que se ha insistido hasta la saciedad en que los municipios no están de fiesta debido a la pandemia. En ocasiones, es una ecuación casi imposible: el equilibrio entre libertad de movimientos y aglomeraciones, en una época del año en las que estas son su seña de identidad.
La pelota, más allá de la administración, sigue estando en el tejado de cada ciudadano. Por el momento en Euskadi todos los focos detectados en las últimas semanas están controlados, según expuso ayer el Departamento de Salud, en referencia a los casos registrados en Orio, en los hospitales de Txagorritxu y Basurto y en la residencia de la congregación de las Siervas de Jesús de la capital vizcaina. Sí se constata que está bajando la edad media de las personas contagiadas y, tanto es así, que en las últimas semanas se han registrado "varios casos" de bebés infectados por COVID-19. El perfil de los afectados es cada vez más variado. Basta tener en cuenta el contraste que supone esta nueva realidad en Euskadi con la alerta decretada ayer en Lleida por un brote de 18 positivos en una residencia de personas mayores.
La situación es tan cambiante que en el propio seno del Gobierno hay visiones diferentes de las medidas a tomar en las próximas fechas si las cosas se tuercen. Fue la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, quien aventuró que si los brotes de coronavirus llegan a descontrolarse, el Ejecutivo podría "decretar la alarma en una parte de territorio". Los indicadores epidemiológicos no permiten atisbar que por el momento vaya a ser necesario promulgar el estado de alarma, pero es un extremo que no se descarta, sobre el que abundó también el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique. "De momento los brotes son controlados y localizados con rapidez. Ojalá que no suceda, pero es verdad que el estado de alarma es el único elemento y herramienta constitucional de la que dispone nuestro ordenamiento jurídico para limitar la movilidad", declaró.
Poco después, con ánimo de transmitir un mensaje de tranquilidad a la sociedad, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, aclaró que no tienen previsto ni están estudiando la aplicación de un estado de alarma. "No hay que temer en este momento", exclamó, para añadir a renglón seguido: "salvo cambio drástico de la pandemia".
No hay más que echar un vistazo a la situación que están viviendo países como Estados Unidos, Alemania o Irsrael para advertir que los rebrotes y contagios comunitarios son más que una seria amenaza, toda vez que las autoridades suavizan las restricciones. Es el patrón que se repite en todos los casos, y que exige no relajarse, como volvió a insistir ayer el Gobierno Vasco. Según los últimos datos del Departamento de Salud, el primer lunes fuera del estado de alarma dejó un fallecido y ocho nuevos contagios (+1) detectados por PCR en Euskadi, la mitad de ellos en Gipuzkoa. Cinco fueron descubiertos gracias al sistema de rastreo para los contactos de personas contagiadas. Uno de los ocho nuevos positivos se registró en Araba, otros tres se confirmaron en Bizkaia (misma cifra que el informe anterior) y otros cuatro en Gizpuzkoa (+3), la mitad de ellos detectados en el foco de Orio. A estos casos hay que añadir los confirmados por los test rápidos, la prueba que mide la inmunidad adquirida o los anticuerpos , con un total de 54 positivos (+54).
Madrid advierte de que se trata de la única herramienta constitucional para limitar la movilidad, si fuera necesario