Tolosa - Especialista neurocirujano, Jesús Gómez Montoya se trasladó al campo de la gestión sanitaria en el año 1983 para tomar las riendas del hospital El Pilar de Donostia, donde permaneció hasta 1994, cuando se le encomendó redactar un plan de viabilidad para garantizar el futuro de la clínica Santa Mª de la Asunción, que se encontraba en situación de quiebra. Reconoce que lo más complicado de su tarea es "crear equipos humanos cohesionados y con conocimiento" y, en cuanto a las voces críticas sobre la atención sanitaria que se presta en Tolosaldea, el empresario es tajante: "No hay más que motivaciones políticas".

La clínica tolosarra tomó un nuevo rumbo en 1994 y la valoración que hacen es muy positiva. ¿Qué prioridades se marcó entonces el nuevo equipo directivo?

-La clínica ginecológica Santa Mª de la Asunción estaba en el año 1994 en una situación insostenible de quiebra y con un ambiente de alta conflictividad laboral con sus empleados. Me propusieron que elaborara un plan integral de viabilidad económica y de reorganización funcional para garantizar su futuro. Para ello necesitaba el apoyo de la familia propietaria, el del comité de empresa y el de la consejería de Sanidad, algo que pude conseguir. Las líneas básicas del plan se fundamentaban en la estructuración de la deuda, que se renegoció, y la reorganización de los servicios, dotándolos de equipos fijos y estructurados y profesionales médicos estables. Se acometieron obras para que fuera una clínica del siglo XXI.

¿Qué ha sido lo más complicado de su gestión?

-Lo más complicado es cambiar la mentalidad de la gente, no tengo dudas. El factor humano es lo más complejo, es decir, conformar equipos de trabajo con gente que crea en el proyecto y que se ilusione con él. En los hospitales trabajamos el cien por cien con el elemento humano; por una parte están los facultativos y, por otra parte, los pacientes.

¿Cuáles considera que son los hitos más destacables de estos 25 años?

-Por una parte, comprobar que llegó a buen puerto el acuerdo estratégico que se aprobó en 1994 e implementarlo al cien por cien. Por otra parte, conseguir que los alcaldes de la comarca apoyaran el plan y que se sintieran orgullosos de él. Por último, comprobar que teníamos servicios estabilizados dedicados completamente a la clínica.

Los 25 años coinciden ahora con una ambiciosa reforma de las instalaciones, ¿entra Asunción Klinika en una nueva etapa?

-Es una evolución de la clínica y se puede decir que estamos haciendo lo mismo que se hizo hace 25 años: una reorganización. Antes fue un lavado de cara y lo de ahora se trata de una reforma integral. Estamos inmersos en un proyecto de remodelación de las instalaciones que culminará en 2021 con un hospital completamente nuevo. Ya no sirve hacer las cosas como antes y en esta tercera etapa todos los recursos asistenciales van a estar enfocados al paciente.

A pesar del balance positivo, ¿cómo lleva las críticas a su gestión?

-Me pueden acusar de mil cosas, pero los objetivos se consiguen trabajando y tengo las ideas muy claras: mi objetivo es conseguir grupos de trabajo cohesionados y con conocimiento. Tengo absoluta satisfacción sobre la gestión y he de reconocer que también tengo cierta pena, porque a veces no se comprende, pero eso es algo inherente al cargo.

En el plano político, el PNV de Tolosa ha mostrado su intención de buscar terrenos para construir un nuevo hospital público de gestión pública, iniciativa a la que se suma EH Bildu. ¿Cómo valora esta posibilidad y cuál sería el papel de Asunción Klinika?

-No estoy de acuerdo con aquellos que teniendo una idea política faltan a la verdad, calumnian y atacan a una institución que está funcionando bien. Respeto absolutamente a quien diga que Asunción Klinika debe ser un hospital público de gestión pública, se podría hablar, pero para justificarlo no se puede decir que las cosas se están haciendo mal: somos la OSI mejor valorada de todo Euskadi. Una cosa es la política y otra la atención sanitaria, y yo procuro no mezclar la política y la profesión.

A pesar de las acusaciones, no le gusta hacer declaraciones...

-Jamás he realizado declaraciones ni he entrado al trapo. Lo hago ahora porque cumplimos 25 años en la gestión. Sigo trabajando para que la verdad se imponga.

¿Cómo valora el concierto que tiene Asunción Klinika con la consejería de Salud del Gobierno Vasco?

-Los resultados están a la vista. El concierto se consiguió, entre otras cosas, con el apoyo y reivindicación de los alcaldes de todas las localidades de Tolosaldea a lo largo de la década de los 90. Creo que es mucho mejor que el dinero público siga siendo público, pero sea gestionado de forma privada, porque el plus de eficiencia y de buen hacer es mucho mayor. No tengo dudas de que el modelo sanitario público-privado es el que da mejores resultados. La agilidad a la hora de tomar decisiones, por ejemplo, es mucho mayor.

Hace diez años nació la plataforma Tolosaldea Osasun Publikoaren Alde (TOPA) para denunciar que la atención sanitaria que se presta en Tolosaldea no está a la altura de otras comarcas, ¿es esto cierto?

-Faltan a la verdad y están motivados políticamente. Deberían demostrar que cada una de las cosas que dicen son verdad. Se puede defender una opinión sin calumniar ni atacar a la gente que está haciendo un trabajo encomiable. Creo firmemente en que al final la verdad se impone.

TOPA también denuncia que la clínica tiene un tercio menos de personal respecto de otros centros de referencia de Gipuzkoa y que los salarios son menores.

-En el año 1999 éramos 140 trabajadores y ahora somos 370, por lo tanto, hemos crecido. Me remito a los resultados: podemos hacerlo bien con el personal que tenemos. En cuanto a los salarios, el de una enfermera oscila entre los 36.000 y los 50.000 euros, y el de un médico entre los 75.000 y los 100.000 euros, es decir, igual o más que en Osakidetza. Hemos pasado en 20 años de gastar 5 millones y medio de euros en sueldos y salarios a 17 millones. La partida acapara ahora casi el 70% del presupuesto anual.

Insisten desde TOPA que el 50% de los especialistas de la clínica no tienen título homologado, ¿es cierto?

-El 90% lo tiene homologado y el que no lo tiene está en vías de hacerlo, es decir, es un asunto meramente administrativo. La falta de médicos es una realidad y no me parece lógico renunciar a profesionales porque les falte un papel administrativo. Es algo que Osakidetza también hace. Para quien quiera comprobarlo, le diré que tenemos un portal de transparencia donde está publicado todo. Cada vez vamos incluyendo más datos y dándole más protagonismo.

¿Qué hay de cierto en la fuga de especialistas de la que se les acusa?

-Cambios de centro ha habido siempre y las habrá. A la gente que no ha entendido que ha cambiado el guión se le ha invitado a marcharse o se ha ido simplemente porque han preferido otra organización que funciona de otra forma. Siempre ha habido profesionales a los que les ha dado más seguridad la institución pública. No es algo nuevo, pero ahora hay quienes lo pregonan por intereses políticos.

Los trabajadores de la clínica también se están movilizando y denuncian que se les están imponiendo cambios "unilateralmente".

-A grandes cambios, grandes resistencias. Es un tema de reorganización y de ajustar recursos a las necesidades existentes. Hay que ir viendo qué recursos humanos y tecnológicos necesita cada sección.

¿Cree que el clima de tensión que se vive repercute en el paciente?

-El nivel de satisfacción del paciente es muy alto; cada vez atendemos más urgencias, tenemos más ingresos... Es decir, tenemos más indicativos de que lo estamos haciendo bien. El clima de crispación no afecta a la confianza del paciente, pero sí creo que el paciente lo vive con inquietud. No lo deseo, pero es así.

¿Cómo ve el futuro de Asunción Klinika a medio plazo?

-Cumpliré pronto 70 años y cuando terminen las obras de reforma me jubilaré. Apuesto por otros 25 años de hospital trabajando con este modelo sanitario público-privado y no veo otro horizonte.