donostia - Hay momentos en los que uno apenas tiene tiempo para reaccionar y, sin embargo, una decisión correcta puede llegar a salvar vidas. Es lo que le ha ocurrido a Rubén Nozal, ertzaina de profesión y desde el sábado, héroe sin capa.

Nozal, que lleva cinco años en la Policía vasca, se encontraba el pasado sábado fuera de servicio, disfrutando de una tarde de cine en las salas Trueba, en el barrio donostiarra de Gros, cuando a pocas filas de distancia, algo extraño comenzó a suceder. “Quedaban como cinco minutos para que la película terminara y de repente me di cuenta de que unas filas por delante, un señor estaba haciendo ruidos al respirar, como si fuera una especie de ronquido”, cuenta el policía a NOTICIAS DE GIPUZKOA.

Aunque en un primer instante no dio más importancia a la situación, pronto se percató de que aquellos sonidos no eran normales, por lo que decidió levantarse y acercarse al hombre, que trataba de coger aire. “Vi que le costaba respirar y me di cuenta de que estaba entrando en parada. Además, tenía el brazo izquierdo completamente agarrotado ya”, recuerda.

Sin tiempo que perder, Nozal optó por tumbar al hombre entre dos filas de butacas, mientras preguntaba a gritos si había algún médico en el lugar. Hubo suerte. “Se me acercaron dos chicas y un chico, que se identificaron como médicos, y empezaron a realizarle las maniobras de reanimación”, relata.

Pero la situación del hombre, que sufría un ataque al corazón, no parecía mejorar, por lo que el er-tzaina comenzó a pensar con rapidez: “Vi que hacía falta un desfibrilador. Salí a la ventanilla y le pregunté a la mujer de la taquilla si tenían alguno. Me dijo que no. Me puse a pensar de dónde podía sacarlo y, como soy del barrio, pensé que en el polideportivo de Zuhaizti podían tenerlo, así que eché a correr”.

Rubén Nozal tardó menos de dos minutos en recorrer los 180 metros que separan los cines del centro deportivo. Entró, se identificó como policía y se hizo con un desfibrilador para, inmediatamente después, volver a la carrera.

Fue la decisión más acertada. Mientras él llegaba con el aparato, la primera ambulancia hacía acto de presencia en el cine. “Acababan de llegar, pero estaban pidiendo una medicalizada porque esa no valía”, lamenta. Se acercó a los médicos que atendían al hombre, les cedió el desfibrilador y consiguieron revertir la situación. “No tuve mucho tiempo . Vi que hacía falta y eché a correr. Fue pensar y actuar”, reconoce este policía que “nunca” en sus cinco años como agente había vivido una situación similar.

Pero él resta importancia a su actuación. “Es lo que hay que hacer”, resume, aunque sí lamenta que gran parte de la sociedad no esté preparada para responder adecuadamente en una crisis como la sucedida en el Trueba. “Falta mucha formación en primeros auxilios. Y no hablo de grandes cursos, con unas nociones básicas, con 20 horas de cursillo se pueden salvar muchas vidas”, defiende.

Por ello, Nozal cree que es “esencial” que los colegios introduzcan a partir de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y durante el Bachiller, algunos cursos de primeros auxilios, ya que es necesario que se tengan herramientas para poder responder adecuadamente a este tipo de crisis.

Afortunadamente, el hombre que fue atendido por Rubén Nozal y los otros tres médicos en la tarde del sábado evoluciona favorablemente. “Sé que está en la UCI, algo normal cuando has sufrido un ataque al corazón, pero no he hablado con él”, reconoce este policía que no busca gratitud sino dotar de las herramientas necesarias a la sociedad para que si una situación así se repite, alguien pueda responder tal y como él lo hizo el sábado.