donostia - Las aguas bajan revueltas en la parroquia del Espíritu Santo del barrio donostiarra de Ibaeta. Después de que el mes pasado el grupo de catequistas dimitiera en pleno por desavenencias con el actual párroco, José Marín Porgueres, y el obispo, José Ignacio Munilla, ahora las familias de catequesis han tomado el mismo camino y han decidido cambiar de parroquia.

Así lo denuncian los nueve catequistas que dimitieron en septiembre en un escrito que hicieron llegar ayer a este periódico, en el que explican que, de 71 menores que asistieron hasta el final del pasado curso a la catequesis, tan solo siete siguen en Espíritu Santo.

Según estas fuentes, un total de 57 niños se han inscrito en la catequesis de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio de Añorga, donde el destituido responsable de la catequesis de Espíritu Santo, Luis Aranalde, lleva diez años impartiendo catequesis (gran parte de ellos combinando ambas parroquias). Además, otros cinco se han apuntado en Dios Nuestro Padre de Benta Berri mientras uno lo ha hecho en San Sebastián Mártir, en El Antiguo. Un último niño ha decidido no seguir segundo curso de catequesis en ninguna parroquia.

Los catequistas achacan esta “estampida de familias” a la designación de José Marín Porgueres como nuevo párroco en sustitución de Luis Aranalde. Consideran que “los hechos avalan un modelo catequético parroquial-familiar que difiere en fondo y forma del que desde su nombramiento está implementando el actual obispo”, un modelo que consideran “claramente preconciliar”.

Consideran, asimismo, que la situación está afectando al conjunto de feligreses de la parroquia, que “de forma silenciosa y marginada está dejando de acudir a las celebraciones y dándose de baja en las cuotas parroquiales”, tras sentirse “marginados” y “engañados” con el cambio de párroco.

tres años de conflicto El conflicto en Espíritu Santo viene de lejos, concretamente tres años atrás, cuando el anterior párroco, Luis Aranalde, puso su cargo a disposición del obispo al cumplir 75 años, tal y como exige el derecho canónico.

Munilla decidió aceptar su salida aunque le mantuvo al frente de la parroquia de Añorga Txiki y nombró a Porgueres (perteneciente al Opus Dei) nuevo párroco con el pretexto de retomar la pastoral universitaria y bajo la promesa de que “no iba a cambiar nada” con respecto a la trayectoria pastoral de la parroquia ni de las personas designadas como responsables de catequesis, ni la pastoral con las familias.

Según denunciaron en septiembre los catequistas, este movimiento respondía a la intención de Munilla de “controlar” la parroquia, ya que “no ha podido hacerlo nunca”.

Desde su designación, la “incomunicación” con el equipo de catequistas ha sido “total” y, de cara al nuevo curso, Porgueres decidió “hacer nuevos nombramientos sin hablar con nadie de la catequesis”. Esta decisión provocó la dimisión en pleno de los nueve catequistas que formaban parte de la parroquia.