Saber cómo se comporta el humo, sentir el agobio de achicharrarse por la cercanía de las llamas, manejar los extintores o tener las claves para interpretar cuándo es más seguro evacuar un edificio o confinarse en una habitación a la espera de los bomberos son experiencias y nociones básicas que no se olvidan cuando se experimentan a más de 200 grados de temperatura en una sala cerrada y descubres que agachándote el aire allí es más limpio y el termómetro baja a 30 grados centígrados. Sensaciones y lecciones de supervivencia que han aprendido ya las 33.000 personas que en los diez años de vida de la Fundación Su Eskola se han enfrentado al fuego en cursillos realizados en el campo de maniobras de Ordizia, un centro con tecnología punta que permite al alumno sentir la amenaza de las llamas y poner en práctica sus conocimientos en un entorno seguro y controlado desde una sala de control que a golpe de botón es capaz de apagar el fuego o ventilar la estancia en unos segundos.
Su Eskola es un centro de adiestramiento en extinción de incendios, con fuego real, de última generación y pionero por su tecnología innovadora en Euskadi y en el resto del Estado. Un proyecto creado por la Diputación de Gipuzkoa para la formación en materia de prevención y extinción de incendios. Aunque el centro se inauguró en 2007 para formar a los bomberos del territorio, la fundación se creó en julio de 2010 para dar servicio a todos los ciudadanos.
Sus instalaciones de Ordizia son, a día de hoy, el centro de referencia para la formación inicial y continua de los bomberos de Euskadi -un millar de profesionales-, y también para miles de trabajadores -en diez años han pasado por ahí 19.000- que están incluidos en los respectivos planes de emergencia de sus empresas. Este jueves, coincidiendo con la visita de NOTICIAS DE GIPUZKOA, un grupo de empleados de Gureak realizaba el curso básico de cuatro horas que contempla prácticas de extinción en escenarios con fuego real.
“Xabier, tienes que decidir dónde colocar a Xusane”, le indica Ana, formadora de Su Eskola, a uno de sus alumnos. El ejercicio va a comenzar y en segundos el motor de un coche viejo explota en llamas que pronto son sofocadas por dos alumnos con sus extintores, doce kilos de botella que Xabier puede transportar mejor, pero a Xusane le supone un mayor esfuerzo. “Puedes arrastrar la botella, no pasa nada”, le recuerdan. La boca del extintor dispara un gas a 80 grados bajo cero y el incendio es sofocado con aplomo por dos novatos que acaban de recibir sus primeras clases.
“Lo que ofrecemos es formación lo más práctico y experimental posible para que la gente interiorice los conceptos”, asegura Iñigo Aldasoro, el director de Su Eskola. Los cursos que se ofrecen son varios, muchos de ellos destinados a bomberos profesionales, como el de riesgo químico. Ver cómo sucede una explosión de gas delante de tus narices, en una urna de cristal blindada con aliviaderos, y que te expliquen en una pizarra cómo juega en la deflagración la combinación de oxígeno y gas es una lección que difícilmente se olvida.
De hecho, las instalaciones de Su Eskola son una pieza clave en el curso de formación inicial de 420 horas que todo bombero que consiga plaza en Euskadi tiene que superar sí o sí. Precisamente, en sus centros de maniobras se están formando este año a diferentes remesas de bomberos que están superando las ofertas públicas de empleo.
“Los de Donostia ha terminado justo antes de Semana Santa y ahora empezamos con un grupo de bomberos de Araba que entran en agosto; y en otoño viene otro grupo de nuevo ingreso de Araba porque ahora hay un relevo generacional grande, de los que entraron entre 1983 y 1986. En ese año fueron las inundaciones y en Bizkaia los servicios se doblaron; mucha gente que entró entonces se está jubilando ahora”, apunta Aldasoro.
Reflexión Extratégica El reto para Su Eskola, que ha iniciado un proceso de reflexión estratégica de cara al futuro, y el de los bomberos que ahí se reciclan, año tras año, es grande. “Antes, cuando había un incendio y dos coches chocaban, uno podía ser de gasolina y el otro de gasoil, los dos de combustión. Pero hoy, te puede tocar un eléctrico o un híbrido y lo primero que hay que hacer es el reconocimiento porque un coche que va a gas tiene sus propias medidas de seguridad, válvulas de corte de gas, etcétera. Los adelantos tecnológicos provocan una necesidad de formación extra que un bombero tiene que tener en cuenta”, señala Aldasoro. “Las cosas cambian y los bomberos tienen que actualizarse. Puede pasar que no pase una actuación por casuística pero el día que pase tienes que responderle como si estuvieses haciéndolo a diario. Por ejemplo, un coche híbrido que coge fuego, eso puede pasar una vez al año o cada dos. Pero el día que pase tienes que tenerlo muy claro”, explica el director.
La sensibilización es también otra de las áreas que aborda Su Eskola. “En las empresas, el trabajo de los técnicos de prevención se está tomando cada vez más en serio”, afirma, de ahí que de las 33.000 personas que se han formado en Su Eskola en estos diez años, 19.000 sean trabajadores de empresas, que “tras un parón durante la crisis, en los dos últimos años han experimentado un impulso”, añade .
Actualmente, la mitad de los 400 alumnos que cada mes llenan las instalaciones de Su Eskola no son bomberos, sino empleados de empresas o particulares. El curso básico de cuatro horas, tres de ellas prácticas, cuesta 106 euros. “Lo justo para cubrir los costes”, asegura Aldasoro, quien incide en la función social que desempeña su fundación.
En los últimos años, también se han realizado campañas de sensibilización con las escuelas. “Empezamos con niños de nueve o diez años que suelen venir a las instalaciones de excursión. Les ponemos vídeos elaborados por los bomberos, sobre todo relativos a la prevención. Cuando estas medidas no son suficientes, cómo actuar: sobre todo, no esconderse; y cuando hay humo ponerse algo, hacerse visible”, concluye Aldasoro.
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Millones de presupuestos. Su Eskola Fundazioa cubre casi el 80% de su presupuesto con la facturación de cursos formativos, recibe otro 15% (185.000 euros al año) de su patrono y fundador, la Diputación de Gipuzkoa, y el restante de la aportación de colaboradores y patrocinadores.
Tres campos de operaciones. Su Eskola tiene su centro operativo principal en Ordizia, propiedad de la Diputación de Gipuzkoa, pero también ofrece cursos en los centros de dos de sus clientes, la Diputación de Gipuzkoa (Ispaster), y Petronor (Muskiz), que cuentan con campos de maniobras propios.
Patrono Diputación Foral de Gipuzkoa. Colaboradores Orkli, Bidelan y CAF. Patrocinadores
Babesa Suzai, Transportes Vicuña, Productos Mesa y Lavandería Lizarra.