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Color y ruido para celebrar 2019

Cohetes, petardos y fuegos artificiales “de bolsillo” iluminarán el cielo de Gipuzkoa para dar la bienvenida al nuevo año. Los amantes de la pirotecnia buscan realizar “pequeños espectáculos” y continuar con esta tradición.

Color y ruido para celebrar 2019

Falta un suspiro para decir adiós a 2018, cerrar un año y dar la bienvenida al siguiente. Nochevieja está a la vuelta de la esquina y en este momento tan especial no puede faltar ni el color, ni el ruido. Tras comerse las doce uvas, decenas de guipuzcoanos celebrarán la entrada en 2019 con sus propios espectáculos de pirotecnia, alargando así una tradición que pasa de padres a hijos.

Euskadi es una de las comunidades donde más costumbre hay de celebrar el paso del año lanzando este material al cielo, afirma el gerente de Astondoa Piroteknia, Carlos Rivero. Mucha gente se traslada estos días hasta la tienda que dispone esta empresa en el polígono de Martutene, en Donostia, para hacer sus compras.

El perfil del amante de la pirotecnia es muy variado: desde el joven que viene acompañado por su padre (está terminantemente prohibida la adquisición de estos objetos por parte de menores de edad), hasta el chaval de 18 años que lleva años esperando a venir solo, familias y cuadrillas enteras u hombres adultos.

“Venimos todos los años, es una tradición familiar y Nochevieja es el día grande”, afirma una pareja donostiarra, acompañada por su hija de 15 años. Su idea es lanzar los cohetes, la fuente y los pequeños fuegos artificiales en el campo junto a sus hijos y, para ello, acaban de gastar en la tienda de Astondoa 120 euros.

En los últimos años cada vez son más mujeres las que se apuntan a lanzar pirotecnia en Nochevieja y llegan a hacer compras importantes. El catálogo de productos es muy extenso, con lo cual no solo se venden cohetes y petardos, sino también colecciones de fuegos, “sencillas de utilizar, con mucho color, que no producen tanto ruido”, apunta Rivero. Es decir, como un “pequeño fuego artificial de bolsillo”, que resulta atractivo para las apasionadas a esta exhibición.

“Esa estética es la que cada vez busca más nuestro cliente, el hacer espectáculos, de hecho algunos empiezan haciéndolo y luego los vecinos se lo reclaman. Vamos hacia gente más experta, más cuidadosa con lo que lanza”, afirma el gerente de Astondoa Piroteknia.

Los fuegos artificiales más que los petardos son la preferencia de Duñike Agirrezabalaga, concejala del Ayuntamiento de Donostia, que tiene como tradición “de toda la vida” lanzar este material en Zumaia, donde celebra la Nochevieja con su familia. A los niños de entre 10 y 12 años les gusta también el ruido de los petardos y el color de los cohetes, por lo que en su bolsa de la compra cabe de todo.

Aunque estos fuegos artificiales están de moda, siempre triunfa el ruido de los petardos y la tradición de los cohetes. “Sigue habiendo mucha demanda. El petardo es la gama más económica de toda la pirotecnia y se sigue vendiendo. Para bolsillos que no pueden afrontar mucho gasto, es una buena alternativa. Hay de muchas clases, incluso algunos que echan luz”, indica Rivero. Y también se dispensan muy bien los cohetes, “sobre todo los de color”, porque “la gente no va tanto al ruido como al espectáculo”.

Responsabilidad

“Colores, chispitas y bengalas” es lo que elige Iker, un aita donostiarra de una pequeña de 5 años, que lleva sobre sus hombros, y de un niño de 10, que alucina con lo que hay dentro de la bolsa. En su familia también es tradición echar pirotecnia en Nochevieja y este año no podía ser menos. Sin embargo, Iker ha decidido no adquirir ni cohetes, ni el material que considera que puede ser más peligroso.

“Meter un poco de ruido me gusta, pero no un cartucho de dinamita. Hay que hacerlo con responsabilidad. Quiero que los niños vean que un poco puede ser divertido, pero mucho es un riesgo”, afirma. Este año ha gastado 30 euros, “llevándole la contraria a mi mujer que me dice que no compre nada”, cuenta sonriendo.

Un total de 50 euros se ha dejado en esta tienda un donostiarra de 49 años, que todos los años para dar la bienvenida al 1 de enero lanza petardos y bengalas desde su balcón. “Es una manera de celebrar el año nuevo, de exteriorizar la alegría, de crear júbilo”, afirma este hombre, quien asegura que continuará con esta tradición durante muchos años.

De Pasaia a Colombia

Lanzar cohetes y petardos es para la familia compuesta por Esperanza, 45 años, su hija Leire, de 12 años, su sobrino Alan, de 27 años, y la novia de este, Sheila, de 22 años, una manera de tener más cerca a su país, Colombia. “Allí se echan mucho más que aquí. Y comprarlos es una forma de recordar Colombia, de estar un poco allí”, explican.

Les gusta el color y el ruido y, por ello, se llevan para casa cohetes, chispitas, mariposas, bengalas y confetis. “Solemos comprar también volcanes, pero esta vez hemos decidido que no por el tiempo”.

No serán los únicos que utilizarán este material pirotécnico para recordar a sus familiares: “Es la primera vez que compro, pero quería seguir la tradición, recordar a los que no están este año y les gustaba lanzarlos”, explica un vecino de Trintxerpe, de 44 años. Las fuentes, las bengalas y los petardos que echará tras escuchar las doce campanadas le servirán también para “animar a los niños, para darles un aliciente” y que no se duerman antes de tiempo.

Al ser su primera vez, su gasto no ha sido excesivo, menos de la media que suele andar sobre los 100 euros, según señala el gerente de Astondoa. En esta pirotecnia hay productos para todos los gustos y para todos los bolsillos. Así, se pueden adquirir por solo un euro desde las típicas bengalas con efecto de estrellas blancas o las mini bombetas, que hacen un chasquido al chocar contra el suelo, hasta unas baterías de 150 euros que cuentan con 88 disparos.

Lo más importante es que los clientes sean conscientes de qué producto adquieren. Por ello, cuando entran en esta tienda en el polígono de Martutene, los trabajadores les preguntan para qué es el material y dónde lo van a lanzar. Aconsejan sobre cada producto y explican su funcionamiento y su protocolo de seguridad, que también viene recogido en las instrucciones que trae la caja del artilugio.

“Lo más importante en una venta es que la gente sepa cómo utilizar el producto. Nosotros hacemos espectáculo y conocemos de primera mano cuál es el riesgo”, subraya el gerente de la empresa, que actualmente es la encargada de lanzar los fuegos artificiales desde la plataforma del Urumea para animar el Mercado de Navidad del Paseo de Francia, en Donostia.

Un fin de año sin sustos

Fundamental es también que el producto se adquiera en un establecimiento regulado y venga con el marcado CE, porque “garantiza que el proceso de producción sigue unos estándares de calidad”. “Con la pólvora no se juega”, advierte Rivero.

Desde la empresa recomiendan también comprar una tablilla si se van a lanzar cohetes para que la gente “esté protegida” y para asegurarse que el producto saldrá recto hacia el cielo y no se desviará en su trayectoria. “No suele fallar, pero vamos a protegernos por si acaso”, señala el gerente. Las regulaciones en esta materia son cada vez más estrictas precisamente para evitar desgracias y sustos.

Porque lo que quieren los guipuzcoanos, que después de un tiempo de parón por la crisis económica han vuelto a “gastarse un dinero a fin de año”, es dar la bienvenida a 2019 con un espectáculo de ruido, de luz y de mucho color.

1. No arrojar artefactos pirotécnicos a elementos en los que se puedan producir incendios como vehículos o contenedores.

2. Si se utilizan fuegos artificiales, que no se lancen en espacios cerrados, zonas con edificaciones cerca en las que puedan introducirse por ventanas, balcones o quedarse en espacios no accesibles de cubiertas.

3. En caso de utilizar dichos materiales, hacerlo en zonas abiertas, sin presencia de material combustible como basura, zonas de acumulación de restos vegetales o zonas arboladas.

4. No utilizar bengalas y otros materiales incendiarios ni combustibles como sprays, disolventes o gasolinas.

5. No utilizar materiales encendidos y no controlables que queden a expensas del viento, especialmente farolillos voladores.

6. Tener a mano o localizados medios de extinción, como extintores o cubos de agua.

7. En caso de cualquier conato o pequeño fuego, llamar inmediatamente al teléfono de emergencias 112.

8. Utilizar el sentido común y cívico, intentando respetar el derecho a disfrutar de la fiesta en paz del resto de ciudadanos.