pocas cosas despiertan en la vida la pasión que genera el fútbol, cuyos recuerdos permanecen en la retina de los aficionados imperturbables durante décadas. Difícilmente olvidará un realzale dónde estaba cuando un agónico gol de Jesús Mari Zamora en el descuento de un partido disputado en El Molinón daba la primera Liga de su historia a la Real, o la emoción de la reedición del título un año después. Tampoco olvidarán muchos las lágrimas que derramaron ese mismo año, cuando en las semifinales de la entonces Copa de Europa, cayeron eliminados por todo un Hamburgo que necesitó de la ayuda de un linier alemán que obvió la clarísima posición antirreglamentaria de Von Heesen. O la piel de gallina que se instaló en Atotxa el 5 de diciembre de 1976 cuando Inaxio Kortabarria y Jose Angel Iribar saltaron al campo portando una ikurriña que entonces estaba prohibida.

Son solo algunas de las imágenes que dejó la época más gloriosa de la historia de la Real. Aquellas vivencias de finales de la década de los 70 y comienzos de los 80 que quienes han sido testigos cuentan con orgullo a sus descendientes y que los más jóvenes conocen como si hubiesen estado allí. Se trata de la más viva historia txuri-urdin y son solo algunos de los recuerdos que Juanin, Juancar, Marta, Josetxo, Ángel, Floren, Antonio, Marian, Jose Mari y Juanan compartieron ayer con uno de sus grandes ídolos: Jesús Mari Satrústegi, en una jornada que difícilmente alguno de ellos olvidará.

El encuentro entre este grupo de diez aficionados, todos ellos con daño cerebral adquirido, y el máximo goleador de la historia del club tuvo lugar ayer en el centro de día del Hospital Aita Menni, en el parque empresarial de Zuatzu, en Donostia, y fue posible gracias al proyecto Fútbol Reminiscencia, una iniciativa impulsada por la Federación Española de Asociaciones de Futbolistas Veteranos, en colaboración con la Asociación de Futbolistas Españoles. Esta iniciativa, que cuenta con la colaboración directa de exjugadores de la talla de Bixio Gorriz o Michel Loinaz, persigue mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida de personas con problemas cognitivos (como daño cerebral adquirido) con el fútbol como hilo conductor.

Y basta con ver las caras de los participantes para darse cuenta de que compartir sus más íntimos recuerdos futbolísticos con uno de los ídolos que los hicieron posibles saca la sonrisa a cualquiera.

Juanin, Juancar, Marta, Josetxo, Ángel, Floren, Antonio, Marian, Jose Mari y Juanan esperaban ayer con muchos nervios la “sorpresa” que les aguardaba. Sabían que iban a recibir una “visita especial”, pero no sospechaban que iban a compartir charla con el delantero centro más prolífico de la Real. No tardaron en reconocerle, aunque a más de uno le despistó que el exjugador no llevara el típico bigote que lucía en los 80.

Pese a la timidez de unos y otros durante los primeros trances de la conversación, el visionado de algunas imágenes de la época resucitó pronto los recuerdos en común que posibilitaron derribar la barrera de la vergüenza y dar lugar a una simpática charla con la Real y los realzales como únicos protagonistas. Y es que, pese a las dificultades de comunicación que padecen muchos de los usuarios de Aita Menni (tras el daño cerebral adquirido algunas personas tienen que volver a aprender a hablar), todos hacen un esfuerzo por rescatar sus mejores recuerdos en blanco y azul.

“¿Te acuerdas cuándo empezaste en la Real?”, querían saber Ángel y Jose Mari. Satrus hacía memoria. “Yo vivía en Pamplona y jugaba en el Club Deportivo Pamplona. Estaba muy emocionado con cobrar mi primer sueldo, de 15.000 pesetas, pero parece que la persona que estaba en las oficinas tenía otras prioridades que pagarme a mí. Me llevé tanto disgusto que, sabiendo que la Real me quería, me vine a Donosti. Fue la mejor decisión de mi vida”, narró el deportista, a quien pronto Josetxo respondió: “Tuya sí, pero de la Real también”, al tiempo que cuestionaba: “¿Sabes cuánto cobrarías si jugaras hoy en día?”. La pregunta fue acogida con risas por parte de todos los participantes, especialmente entre los deportistas. “Creo que eso no se puede saber. Hubiéramos cobrado mucho más, pero yo no lo cambio por todos los momentos que vivimos. Fuimos unos privilegiados”, subrayó el pichichi de la Real.

Discutir sobre dinero pronto trajo otras preguntas. “¿Alguna vez quiso ficharte el Barça o el Madrid?”, cuestionó Antonio. “Sí. De hecho nos quisieron llevar a varios. Yo hablé con el aita, porque entonces no teníamos ni representantes ni nada. Y decidimos que me quedaba aquí”, recordó.

Satrústegi fue uno de los afortunados de vivir la época gloriosa de la Real, la de las dos ligas. “¿Qué sentiste cuando Zamora metió el gol en El Molinón?”, quería saber Marta, encendiendo las vivencias personales de los presentes. “Fue una explosión de alegría inmensa, el momento más espectacular de mi carrera deportiva”, apuntó el jugador, quien añadió: “En mi vida he visto llorar a tanta gente de alegría”.

Aquellas Ligas llevaron a la Real a viajar por Europa, hasta que se toparon con el temido Hamburgo en semifinales de la Copa de Europa. “¿Qué recuerdas de ese partido?”, quiso indagar Josetxo. “Yo estaba lesionado. Me habían operado, pero recuerdo esa sensación de que nos habían robado el partido, porque el 2-1 fue en fuera de juego claro”, lamentó Satrus.

También la selección española se benefició del enorme talento que atesoraban los realistas. “¿Te costó tomar la decisión de jugar con España?”, interrogó Floren. “Como profesional, me hizo mucha ilusión, porque era un salto importante en mi carrera”, reconoció el jugador navarro, quien no obstante apuntó: “Por aquel entonces, hasta seis compañeros jugábamos en la selección y la presión nos pudo un poco. Teníamos hasta guardaespaldas”. Gorriz recordó una anécdota de aquellos años: “Teníamos una cena de fin de temporada y había casi más guardaespaldas que jugadores”. Floren, por su parte, apuntaba: “A los de la Real os echaron la culpa del fracaso del Mundial”.

La charla, acompañada por el visionado de vídeos de aquellos años, llevó a recordar otras anécdotas, como la tarde del 5 de julio de 1976 en la que los capitanes de la Real, Inaxio Kortabarria, y del Athletic, José Ángel Iribar, saltaron a Atotxa portando la todavía ilegalizada ikurriña. La poderosa simbología de aquel momento ha llegado incluso a desvirtuar el resultado, un 5-0 favorable a los txuri-urdin, en un partido en el que Satrus “se salió”, firmando un impecable cabezazo por toda la escuadra.

Un golazo como el que ayer marcaron al daño cerebral adquirido los participantes del proyecto Fútbol Reminiscencia, rescatando algunos de los instantes más felices de su vida como aficionados al fútbol.

Y como no podía ser de otra manera, el encuentro acabó con todos entonando al unísono el Txuri-Urdin junto a sus ídolos.