El triunfo en Ordizia llevó a los hermanos Odriozola a una vorágine de celebración, entrevistas y felicitaciones. "Hemos llegado por ayer a las 4.00 horas a casa y antes de las 9.00 ya estábamos hablando para los medios", contaba sonriente José Miguel ayer a las puertas de su quesería Agerreburu, en el núcleo urbano de Aia. Él y su hermano, José Luis, se proclamaron, por primera vez, ganadores del prestigioso concurso de quesos de Ordizia, con una pieza ahumada. "Sabíamos que es lo que se premia y por eso la seleccionamos", explicaba José Luis todavía sorprendido por haberlo conseguido. "Cuando subimos a por el trofeo, me temblaban las manos", confesaba.
La tranquilidad habitual en el baserri de estos dos hermanos se rompió durante el día de ayer. Una mesa improvisada, con el trofeo y el diploma que les proclama como ganadores en el concurso de quesos Idiazabal de Ordizia y una variedad de sus productos repartidos a lo largo de ella, daban la bienvenida a periodistas, vecinos y curiosos que se acercaban. "Esto es una locura, no paramos de recibir encargos. Para nuestro currículo ha sido increíble", aseguraba José Luis a la vez que atendía a unos clientes en su pequeña tienda improvisada. "Hoy por ayer no sé si vamos a poder trabajar, como mucho me da tiempo a ver un poco a las ovejas a última hora", indicaba, por su parte, José Miguel.
La celebración durante la noche del miércoles debió de ser por todo lo grande; la situación así lo requería. Aunque los hermanos ya habían conseguido varios segundos y terceros premios en diferentes concursos también habían quedados cuartos en Ordizia en 2012, durante más de 30 años dedicados a la elaboración del queso nunca habían conseguido un premio tan mayúsculo. "Vaya que si lo hemos celebrado", comentaba risueño José Miguel, "siempre nos solemos quedar en Ordizia este día, pero esta vez todavía con más motivo".
El baserri Agerreburu no destaca por su amplio tamaño, en él únicamente trabajan los dos hermanos y posee una producción "pequeña" con 300 ovejas. Principalmente elabora queso blanco, "es el que más se demanda aquí", pero para el campeonato hicieron una apuesta por el ahumado. "Los últimos siete años ha ganado uno ahumado, no sé por qué pero siempre es el que se premia", observaba José Miguel, "así que este año nos inclinamos por ello".
"El queso ahumado lleva mucho más trabajo y por eso lo producimos menos", aseguraba su hermano en la cámara donde reposan aproximadamente 2.400 quesos a lo largo de dos meses, "es el mínimo tiempo que nos exige Sanidad".
Los Odriozola conocen sus limitaciones de espacio y mano de obra, y por eso intentan no complicarse la vida. "Las ovejas en verano las dejamos en el parque de Pagoeta, no las subimos hasta Aralar", contaba José Miguel, "porque, ¿a ver quién es el valiente que sube hasta allí arriba andando con 40 kilos de pienso encima?". Al tratarse de un espacio protegido, los pastores no pueden cruzar hasta cierta línea en coche, teniendo que echar mano de este modo de mulas para subir la carga. "No puede ser que nos obliguen a vivir como en el siglo pasado", se mostró rotundo al respecto, en referencia a la polémica sobre la construcción de las pistas en la zona protegida de Aralar.
El medio queso ganador de ayer fue comprado por Carrefour por 8.200 euros, aunque curiosamente el 80% de las ventas de Agerreburu se realizan fuera de las grandes superficies, en el propio baserri, el cual dispone de una pequeña tienda abierta durante todo el día. "Casi todos los que vienen son de la zona, pero también se acerca mucho catalán", contaba José Luis, indicando que en los agroturismos cercanos recomiendan su quesería. "Por ellos ahora también vendemos txakoli, sidra..., lo que haga falta", añadía su hermano.
La victoria del miércoles ha marcado un antes y un después en la vida de los Odriozola. Durante la mañana de ayer apenas dispusieron de unos minutos de tranquilidad a causa de los numerosos vecinos que se acercaron al baserri dispuesto a comprar piezas de queso elaboradas con la misma camada que la del ganador. "El martes estos no se acordaban de nosotros", bromeaba José Miguel, refiriéndose a los compradores que hacían cola para que su hermano les atendiera.
"No pensamos en aumentar la producción", comentaba este, "ya tenemos lo que necesitamos". En lo que sí que van a aprovechar el premio es a la hora de vender los quesos del mismo lote ganador: "Estamos esperando a que nos envíen el sello de la Denominación de Origen con el logo del premio para ponérselos y venderlos a mayor precio que los del resto, como es lo lógico".
Gracias a esta victoria, Aia quedará marcada en el mapa por los amantes del queso. "Nosotros fuimos los primeros en abrir aquí", relataba José Luis, "y ahora habrá como tres o cuatro queserías más".
"Es una labor muy dura, tienes que dedicarle todos los días desde que amanece hasta que anochece", añadía su hermano, "pero es rentable". "Vivir de la leche hoy en día es muy difícil, apenas tiene valor y muchos caseríos prefieren dedicarse al queso", apostillaba.
Aunque se creen nuevas queserías en Aia o en el resto del territorio, está claro que la de Agerreburu seguirá destacando gracias al primer premio logrado en Ordizia. Los dos hermanos ven el futuro con optimismo, "ahora toca volver por fin al trabajo" y ya se marcan un nuevo objetivo: la feria de Beasain en noviembre. ¿Y piensan estos dos hermanos en su próxima apuesta para el concurso de Ordizia del próximo año? "Ya veremos si presentamos un ahumado o no, el verdadero premio ahora mismo es vender nuestros quesos", concluyen ambos entusiasmados.