Donostia - Charlie Baty, “leyenda de la guitarra” en el género del blues, recibirá la txapela honorífica del Festival de Hondarribia, que del 13 al 16 de julio volverá a ofrecer 24 conciertos, todos ellos gratuitos, en cuatro escenarios donde las estrellas internacionales convivirán con los grupos vascos y españoles. Según apuntó el director del certamen, Carlos Malles, el esquema de este año será “prácticamente un calco” de ediciones anteriores, aunque como novedad, recuperará la música de calle. Entre los principales nombres de 2017 destacan Zac Harmon y dos grandes bandas: la que en su día acompañó a James Brown y la que aparecía en la película The Commitments (1991).

La oficina de Turismo de San Sebastián acogió ayer la presentación oficial de la duodécima edición del Hondarribia Blues Festival. El alcalde de la localidad, Txomin Sagarzazu, animó a donostiarras y guipuzcoanos a asistir a una cita “muy atractiva” que ofrece una “experiencia completa”: una excelente oferta musical y turística. El cartel que ha ganado el concurso de esta edición es obra de Javier Mina y Javier Balda, de Pamplona, que han partido de una pictórica visión de la icónica fotografía del bluesman Blind Lemon Jefferson.

La música comenzará el día 13 por la mañana con el concierto pedagógico que ofrecerán en Itxas Etxea los guipuzcoanos Belceblues, que por la noche inaugurarán el escenario principal de la Benta. Tras ellos actuarán Zac Harmon, legendario bluesman del Mississippi que Hondarribia quería volver a traer desde su visita de hace diez años, y The Stars from The Commitments, que reúne a las estrellas del filme de Alan Parker y garantizan dos horas de crepitante soul con viejos éxitos como Mustang Sally, In The Midnight hour o Treat her Right.

El viernes se abrirá Arma Plaza con JW Jones, otro guitarrista conocido del festival que ha tocado con luminarias como Buddy Guy o Canned Heat. La triple oferta de la Benta estará compuesta por los ordiziarras Star Blues, que allanarán el camino al bluesman de Nueva Orleans Kenny Neal y a Igor Prado Band, combo sudamericano que es el único grupo no estadounidense nominado en los Blues Music Awards, los Oscar del género; en esta función actuarán con Willie Walker y Raphael Wressing.

Al día siguiente Itsas Etxea acogerá una charla-concierto, Mojo Blues: superstición en el blues en la que las explicaciones del músico e investigador Héctor Martínez irán acompañadas de la guitarra de Fernando Beiztegui. Tras la barbacoa popular en el blues Village, un escenario más reducido y situado sobre la Benta, The Black Snakes e Igor Prado Band amenizarán la sobremesa. Ya por la tarde, los suecos Headline Blues Band actuarán en Arma Plaza y los suizos Marco Marchi and The Mojo Workers lo harán en la calle San Pedro.

El ambiente en la Benta lo calentarán los guipuzcoanos White Towels Band, seguidos por JW Jones, que tocará junto al gran Charlie Baty. Será entonces cuando este último guitarrista reciba la txapela por una carrera asociada a su banda Little Charlie and the Nightcats: en ella militó más de 30 años hasta que en 2008 decidió seguir por su cuenta. El último plato fuerte del sábado será The JB’s James Brown Original Band, una perfecta máquina de funk que acompañó durante años al padrino del soul. En sus filas aún figuran Martha High, vocalista desde 1964; Danny Ray, su maestro de ceremonias desde 1960, y Fred Wesley, su director musical.

El domingo habrá animación callejera con el grupo Granujas a Todo Ritmo, que recuperarán los éxitos de los Blues Brothers por distintos rincones de Hondarribia. White Towels Blues Band y, de nuevo, JW Jones & Charlie Baty, pondrán banda sonora a la paellada popular antes de que Arma Plaza reciba a Annika Chambers, poderosa vocalista de gospel, y la calle San Pedro acoja a The Black Snakes. Esta vez la clausura será en el Blues Village, donde estarán Headline Blues Band y los artistas del festival se despedirán con una jam session.

“Tendrá que haber cambios” Malles agradeció el apoyo del Ayuntamiento de Hondarribia, que aporta cerca del 80% de los 350.000 euros de presupuesto de un festival que también respaldan el Gobierno Vasco y la Diputación. Sin embargo, consideró que tras un “año intenso” de preparativos, se han detectado “claramente” los problemas que entraña su organización. A su juicio, “la administración pública no es muy ágil” y ha faltado “rapidez” en una cita preparada “tan a última hora”, por lo que consideró “evidente” que “tendrá que haber cambios” en futuras ediciones. El alcalde reafirmó su “compromiso serio” con el certamen, al tiempo que mostró su deseo de “mejorar en la gestión” de un festival que suele reunir a más de 90.000 personas y genera un impacto económico de 2,76 millones.