Donostia - Mariano Rajoy logró anotarse ayer un éxito diplomático, aunque sea efímero. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó ayer de manera fugaz el Estado español tras anteriores peticiones infructuosas de José Luis Rodríguez Zapatero y el propio Rajoy. Tuvo que ser una solicitud del rey español Felipe VI la que desbloqueara el viaje, aunque pueda sorprender teniendo en cuenta que España es uno de los principales aliados del país norteamericano al poner a su disposición las bases militares de Rota y Morón de la Frontera. La de ayer fue la primera visita de un presidente estadounidense en quince años, aunque no tuvo gran alcance para la expectativa generada.

Obama se mostró sonriente ante los medios de comunicación, con múltiples muestras de afecto hacia España por su hospitalidad. Sin embargo, evitó entrar en cuestiones espinosas y, aunque elogió los esfuerzos de Rajoy en materia económica, también alertó de que las desigualdades pueden dar alas a los populismos, y terminó dejando claro que la relación entre los dos países no dependerá de quién gobierne. Además, Obama está a punto de abandonar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, de modo que su sintonía con Rajoy tendría efectos muy limitados.

Lo que quedó completamente deslucido fue el encuentro con los líderes de la oposición. En un primer momento, se pensó en una comida que tendría lugar hoy mismo, pero los asesinatos en Dallas alteraron el plan, redujeron la visita a la jornada de ayer, y transformaron las entrevistas con la oposición en encuentros apretados de diez minutos. Como cabía esperar, ni Pedro Sánchez (PSOE), ni Pablo Iglesias (Podemos) ni Albert Rivera (Ciudadanos) pudieron realizar grandes valoraciones sobre lo discutido en el encuentro. Previamente, tuvieron que esperar una hora a Obama en una sala donde mataron el tiempo hablando de “generalidades”. Lo más llamativo fue que Iglesias, que en un principio tenía previsto trasladar a Obama sus discrepancias con la OTAN y las bases de Rota y Morón de la Frontera, terminó regalándole un libro sobre el sacrificio de los brigadistas norteamericanos que lucharon contra el fascismo en la Guerra Civil.

los encuentros Madrid se blindó para la visita, con una veintena de francotiradores vigilando desde las azoteas. El viaje no agradó a todos, y algunos ciudadanos se manifestaron con pancartas contra el belicismo y el tratado de libre comercio. Ese descontento lo comparte IU, aunque el escaso alcance de la reunión de Iglesias con Obama permite descartar que afecte a la alianza Unidos Podemos.

Obama tuvo en primer lugar un encuentro con el rey y luego con Rajoy en La Moncloa, una cita que el presidente en funciones aprovechó para trasladar que hará todo lo posible para formar Gobierno y evitar las elecciones, regaló a Obama un jamón, y se refirió varias veces a España y EEUU como aliados. Obama opinó que las medidas de recuperación están “empezando a dar frutos”. “Felicito al primer ministro Rajoy y al pueblo español por los avances económicos que han hecho. Ha sido un periodo complicado, pero muchos de los cambios están empezando a dar frutos”, dijo. Subrayó la importancia de generar oportunidades para los jóvenes e integrar a toda la sociedad. Apuntó también que a su país le importa que haya un Gobierno estable en España, aunque los lazos entre ambas partes “no dependen de qué partido esté en el poder”.

Después puso rumbo a Torrejón escoltado por treinta vehículos para citarse con los líderes de la oposición. La conversación con Sánchez arrancó con su afición por el baloncesto, y después hablaron del brexit. Rivera apostó por la OTAN y la estabilidad. Iglesias le regaló el libro The Lincoln Brigade. A picture history, y dijo que la cita supone cierto reconocimiento al cambio político en España. - N.G.