donostia. Según discurren las horas, la conmoción tras revelarse la identidad del presunto asesino de Amaia Azkue se ha instalado en Azpeitia. Gipuzkoa ha vivido durante cinco meses haciendo todo tipo de cábalas sobre el perfil del asesino, e incluso se barajaba la hipótesis de que más de un cómplice estuviera implicado en unos hechos desconcertantes para los propios investigadores. ¿Quién podría protagonizar un suceso tan atroz? ¿El móvil económico justificaba semejante grado de ensañamiento?

Para sorpresa de todos, el autor confeso del crimen, el mismo que abordó a Amaia aquel mediodía tan lluvioso, resulta ser un azpeitiarra de buena familia, de esos que nunca falta a la cita con la cuadrilla. De hecho, a pesar de la espeluznante secuencia de hechos que presuntamente protagonizó, A.E. no ha dejado de acudir estos días atrás al local donde se reúne habitualmente con sus colegas. También se ha dejado ver en varios festejos. Nadie en la localidad podía sospechar que A.E., que abandonó el módulo que cursaba en el colegio Antoniano de Zarautz poco después de los hechos, podía estar tras el crimen. El joven, de hecho, tenía previsto comenzar a trabajar en un taller de Azkoitia en dos semanas.

las causas A.E. sigue sin revelar las causas por las cuales acabó con la vida de la oriotarra. El azpeitiarra fue ingresado el miércoles en el centro de menores de reforma de Ibaiondo de Zumarraga, donde permanecerá hasta la celebración del juicio, que probablemente tenga lugar en noviembre.

A.E. parecía confiado en que no iban a seguir su pista, aunque todo empezó a cambiar hace unas semanas. El joven había comenzado a levantar sospechas. Respondía al perfil: un chico de envergadura, delgado. Encajaba perfectamente con el de esas imágenes borrosas analizadas hasta el desmayo por los investigadores.

Las pesquisas practicadas por la Ertzaintza, y especialmente las "evidencias obtenidas durante los últimos días", han sido determinantes, al igual que la colaboración ciudadana. Ya no hay ningún género de dudas de que A.E. es el autor del brutal crimen, el mismo que trasladó a Amaia hasta Azpeitia, la amordazó de pies y manos y acabó con su vida tras golpearle brutalmente con una piedra hasta provocarle la fractura del cráneo.

las pruebas de adn No hay ninguna duda porque las pruebas de ADN a las que se sometió el miércoles el joven tras confesar la autoría del crimen han arrojado un resultado positivo, según informaron ayer a Efe fuentes del caso.

Hasta ahora, cotejar las huellas y el código genético recogido en el lugar de los hechos se había convertido en un quebradero de cabeza para la Policía. Ahora todo parece casar. Después de haber seguido a un sinfín de sospechosos, las muestras resultan coincidentes con las de este vecino de Azpeitia, que decidió entregarse, un día antes de cumplir los 18 años, en la Fiscalía de Menores de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa.

En todo caso, la "exhaustiva" investigación policial desarrollada por la Ertzaintza, en la que se han involucrado de manera permanente una treintena de especialistas, ya había permitido establecer indicios muy concretos que apuntaban a la presunta autoría del joven azpeitiarra.

El crimen se cometió durante el mediodía del 16 de marzo, poco después de que Amaia abandonara el Eroski de Zarautz, donde había realizado unas compras poco después de tomar un café con las amigas. La cámara de seguridad de la autopista de salida de la localidad grabó poco después, a las 13.22 horas, el Menganne gris de la víctima, conducido a gran velocidad. Amaia, de 39 años y madre de dos niñas, fue hallada muerta cuatro horas después en el embalse de Azpeitia.