Donostia afronta esta tarde unas horas decisivas para conocer si el próximo 20 de enero habrá tamborradas o si, por el contrario, los tambores y barriles deberán quedar guardados por segundo año consecutivo. Una doble reunión entre el Ayuntamiento y representantes de la Tamborrada Infantil, y después, las de mayores, arrojará pistas que pueden ser definitivas si hay fumata blanca.

"La situación es bastante clara y no es nada fácil", concedió el concejal de Cultura, Jon Insausti, el pasado lunes al presentar la Cabalgata de los Reyes Magos. Es una de las pocas declaraciones que han dejado entrever cuál puede ser la postura del Ayuntamiento, ya que distintos portavoces municipales, incluido el alcalde, Eneko Goia, se habían limitado hasta la fecha a señalar que estaba "complicado", en cierta medida, porque el Consistorio ha insistido en que la decisión será junto a los organizadores de las tamborradas.

Por el momento, el Gobierno municipal y en lo que a los actos navideños se refiere, ha tomado distintas soluciones: desde la suspensión de la Feria de Santo Tomás -decisión tomada junto a Bilbao- hasta el mantenimiento de los desfiles de Olentzero y Mari Domingi el 24 de diciembre, y la Cabalgata de los Reyes Mayos el pasado miércoles.

Con 6.279 positivos por coronavirus registrados en la última semana según el último boletín de Osakidetza y una incidencia acumulara de 5.632 casos por 100.000 habitantes a catorce días, pocos son los que se atreven en público a sostener la fiesta donostiarra por excelencia y mucho menos, a que sea como acostumbraba hasta 2020. Es más: ya hay compañías que ante la evolución de la pandemia o ante la posibilidad de no poder recorrer las calles en condiciones habituales, han decidido cancelar unas tamborradas que ya estaban preparando.

El Ayuntamiento anunció a principios de octubre, cuando el contexto era el opuesto, que comenzarían unos preparativos para la Tamborrada que requieren de cierta antelación. Entre ellos, ya ha anunciado la concesión del Tambor de Oro a la artista Esther Ferrer y las medallas que se entregan la víspera del Día de San Sebastián. Son dos de los cuatro actos que dependen del Consistorio, junto a la Izada y a la Arriada.

El año pasado, con toque de queda en vigor, se mantuvieron estos dos actos de forma simbólica en una plaza de la Constitución vacía.

En 2020, año que comenzó la pandemia, el Día de San Sebastián fue una de las últimas fiestas que tuvo lugar en Gipuzkoa, ya que las demás fiestas patronales, la mayoría de ellas en verano, fueron suspendidas, tanto en 2020 como en 2021.