Fiel a su compromiso político y con constantes recuerdos sobre su madre, Javier Bardem se ha mostrado este viernes en rueda de prensa "muy agradecido" por el Premio Donostia que recogerá durante la gala de inauguración del Zinemaldia. "Lo acepto con mucha resignación. No me lo merezco más de lo que se lo han merecido antes todos los que lo han ganado", ha afirmado.
Tres décadas después de conseguir en Donostia la Concha de Plata al mejor actor, Bardem ha reconocido que todavía le emociona ser reconocido con galardones de este tipo. "Me emociona que todavía alguien pueda creer que me merezco un premio como este", ha señalado, al tiempo que ha apuntado que siente similitudes con esa noche de 1994: "También lo sentí así entonces. Me golpeó mucho y sigo sintiéndome inmerecedor de esto".
Tal y como él mismo ha señalado, el Javier Bardem que fue reconocido por su papel en Días contados y el de hoy en día no son la misma persona. Entre medias se ha convertido en un rostro habitual de Hollywood -"No tengo representante en España", ha admitido-, se ha alzado con el Premio Oscar, el Globo de Oro, el Bafta, el Goya y los premios de mejor actor en Cannes y Venecia, y se ha convertido en un objetivo constante de le prensa tras su relación con Penélope Cruz.
"La atención viene asociada a este trabajo, pero no es natural. Consigo de alguna manera estar relajado ante, por ejemplo, 60 personas como ahora que me miran directamente porque lo he elegido yo. Que me persigan a mí o a mi familia en la calle o de vacaciones no", ha señalado.
Recuerdo a Gaza
A lo largo de su trayectoria, Bardem también ha sido foco habitual de la derecha española por sus acciones sociales y por sus declaraciones. "No hay posibilidad de autocensura porque sino ganan ellos", ha señalado, explicando que su afán combativo es una herencia innata de su madre, Pilar Bardem.
"Solo se pueden conseguir cambios desde el grupo. Eso lo he visto gracias a ella, una mujer divorciada cuando estaba tan mal visto, que encima era actriz y madre de tres hijos y que era perseguida por la derecha" ha explicado, contando que su compromiso le llevaba hasta dar dinero a las mujeres saharauis cuando apenas podían comer en casa.
Por todo ello, el intérprete ha querido acordarse de su madre en un día como hoy, así como a lo que está ocurriendo en Gaza, "totalmente inadmisible y terrible", o a la problemática del cambio climático, cuyos efectos, ha asegurado, son ya irreversibles. "Que el mundo esté tal y como está no me permite celebrar el premio", ha declarado.
Las primeras veces en Donostia
Sobre su relación con Donostia, Bardem ha querido recordar sus primeras veces junto a Fernando León de Aranoa, con el que pasaba despierto toda la noche a la espera de que abrieran los quioscos para comprobar las críticas a sus películas. "Ver por primera vez que gusta una película es lo más bonito", ha agregado.
También ha querido recordar el beso que le dio du madre nada más anunciarse su Concha de Plata en una rueda de prensa a la que le llevaron sin querer ir. "Tengo enmarcada la fotografía de ese beso en mi casa", ha apuntado.
Por último, preguntando por la huelga de actores que le impidió recoger el galardón hace un año, Bardem ha respondido que los estudios y las plataformas debían entender una serie de consideraciones que no eran justas. "La profesión de actor es complicada. Hay que tener suerte y mucha resistencia y fe. Cuando uno decide serlo sabe que entra en una profesión inestable. Yo no soy el mejor ejemplo de ello, pero sé lo que es vivirlo por mi madre", ha concluido.