A Paul Auster se le conoce como el escritor del azar, pero no ha dedicado menos páginas y quebraderos de cabeza a la metaliteratura, a la literatura que habla de sí misma. Su segunda película como director, La vida interior de Martin Frost, se plantea el ambicioso propósito de explicar, poéticamente, cómo funciona la imaginación, cómo piensa un escritor, desvelar los secretos del proceso creativo, algo que sí tiene que ver con lo instantáneo, con una extraña casualidad. Como explica Martin Frost, "eso es lo que siempre pasa con las historias. De pronto no hay nada. Y al poco rato ahí tienes una, aposentándose ya en tu interior".

¿Por qué de todas las historias que contiene 'El libro de las ilusiones' escogió ese pasaje, esa película de Hector Mann?

Es una historia muy complicada, porque el libro llegó después que el guión, y no al contrario. En 1999 un productor alemán me propuso realizar una película de 30 minutos para una serie de doce cortometrajes de doce directores distintos. Les presenté La vida interior de Martin Frost y les gustó. Ese proyecto no salió adelante pero, además, me di cuenta de que la historia funcionaba más como largometraje. Hice un esquema para el resto de la película, pero lo dejé a un lado y empecé a escribir El libro de las ilusiones. Cuando David Zimmer, el narrador, ve una de las últimas películas de Hector Mann me pareció que La vida interior de Martin Frost era la historia perfecta para utilizar en ese momento, de modo que adapté la versión del guión y la introduje.

Sus libros siempre contienen historias dentro de las historias. ¿Esa fórmula que usa en la literatura también funciona en el cine?

En algunos libros existen historias dentro de historias, pero esto es distinto. Esto es la historia de un escritor que escribe una historia imaginaria donde hace de sí mismo un personaje. En sus novelas, se usan muchos relatos breves que se cuentan unos personajes a otros.

Es un género que en Estados Unidos tiene mucha fuerza, ¿por qué nunca ha publicado un libro de relatos?

Los relatos son una forma interesante de explorar las ideas de la creación literaria. Es muy difícil hablar sobre libros que se han presentado como película en lugar de escritos. Sí he publicado un libro de relatos, pero son reales, no es un libro ficcionado. Me hubiera gustado, lo he intentado pero nunca he podido. 

Paul Auster, en el photocall de 'La vida interior de Martin Frost', con Sophie Auster e Irene Jacob el 23 de septiembre de 2007 Ruben Plaza

¿Y la poesía? ¿La ha abandonado?

No he escrito poesía en serio desde 1979. Pero, me he convertido en el poeta de la familia: en las bodas, en los cumpleaños, siempre escribo un poema o una rima jocosa. Pero solamente en privado. También escribo canciones para Sophie e incluso compuse una canción anti Bush.

¿Es su cine más personal que cuando lo hacía con Wayne Wang?

 Sí, definitivamente sí. Smoke fue una verdadera colaboración. Las dos películas que he dirigido, sin embargo, son solamente mías, y han intentado ir en una dirección muy alocada. 

¿Volverá a colaborar con él?

No lo creo.

Ha terminado una novela, y ya piensa en la siguiente. Y en 'El libro de las ilusiones', que se publicó hace cinco años, ya incluía una referencia a 'Viajes por el scriptorium', su última obra. ¿Siempre piensa sus novelas a largo plazo?

En ese caso, simplemente me gustaba el título. Después lo rescaté, pero no estaba anticipando el libro en ese momento.

En la actualidad, ¿ cree que las maneras de contar historias en la literatura influyen el cine o viceversa?

Es una pregunta muy interesante. Tenemos libros desde hace mucho más tiempo que películas y la literatura ha tenido un impacto mayor en el cine que al contrario. Pero (enfatiza con fuerza), muchos escritores se han visto influenciados por el cine y, verdaderamente, hay novelas que se leen como si fueran películas. Aunque yo no escribo ese tipo de novelas.

En la literatura y también el cine gozan de mejor prensa los finales oscuros. En 'Brooklyn follies' y en esta película ha optado por finales más abiertos. ¿Cuál es su fórmula para escribir finales felices sin que resulten naif?

No hay una fórmula o, desde luego, yo no la tengo. Creo que toda mi obra es una mezcla de lo luminoso y lo oscuro. He escrito siempre finales muy abiertos, finales que pueden ser un nuevo comienzo. Brooklyn follies es interesante porque el momento de mayor alegría de ese hombre tiene lugar minutos antes de la mayor catástrofe de Nueva York: todo es doble. 

'Viajes por el Scriptorium' parecía el final de algo. Y después, ¿qué?

Lo que pienso es que fue el comienzo. He terminado recientemente otra novela y la escribí en cuatro meses. (Interrumpe Sophie Auster: "Fui al parque y cuando volví ¡ya lo tenía!"). 

¿Se puede saber el título?

Man in the dark. Se publicará en septiembre del año que viene.