riste caricatura de sí mismo: No dejará de asombrarme que uno de los talentos literarios más brillantes de los últimos siglos sea, al mismo tiempo, un dispensador a granel de exabruptos de pobrísima estofa. Y que cada día se supera. Lo del jueves en la convención interminable del PP fue el autorretrato definitivo. “Lo importante en unas elecciones no es que haya libertad, sino votar bien”, dijo, y apostilló que en el caso de Latinoamérica, sus conciudadanos insisten una y otra vez en votar mal. Poco cabe añadir a semejante exhibición de indecencia personal. No deja de ser gracioso, por lo demás, que le esté poniendo a caldo de perejil ese progrerío que también abronca a los votantes cuando llevan al poder, pongamos, a Trump, Bolsonaro o Ayuso.