El programa RTVE Responde servía de hilo de comunicación entre la audiencia de la radio y la tele pública y sus responsables, que vertebraban, con sus críticas y sugerencias, cada entrega del programa. Generalmente, les respondían tirando balones fuera y echando un capote corporativo a sus compañeros y alguna rara vez dando cauce a ideas como esa de colocar antes de las pelis de Cine de barrio un cartelito contextualizando la época franquista o tardofranquista en las que se rodaron.
Pero hace tiempo que han convertido el programa, que ahora presenta Rosa María Molló, en un espacio de propaganda de RTVE por donde, sin que ningún espectador lo pida, desfilan diferentes directivos para ponerse medallas y promocionar programas y series propias mientras las quejas quedan arrinconadas.
Ayer tocaba la entrega de abril y hubo que esperar 25 minutos, en un programa que dura media hora, para escuchar dos quejas. Un espectador criticaba que algunos reporteros hagan espectáculo de la información metiéndose hasta la cintura en un inundación mientras piden a la audiencia que no salga de casa porque es peligroso. La respuesta, una vez más, fueron balones fuera. En la otra, un espectador sevillano se quejaba de que en Aquí la Tierra salgan demasiado Catalunya y el País Vasco y le aclararon que es su percepción porque en realidad ocupan el sexto y séptimo puesto del ranking tras Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana y una quinta que no mencionaron.
Sobre las quejas por la sobredimensión de la información del Vaticano en un país aconfesional y por la llegada del mundo Sálvame a RTVE con La familia de la tele, que mencionó al principio del programa por el elevado número de quejas, no hubo ninguna respuesta. “Dejemos que se asienten”, dijo la defensora para dedicar todo su tiempo y esfuerzo a la propaganda.