Enamorada de la historia y de la botánica, la madrileña Mónica Luengo ha tomado el testigo para presentar Jardines con Historia en una tercera temporada en La 2, en la que está visitando destinos en Andalucía, Baleares, Canarias, Castilla-León, Cataluña, Extremadura, Galicia, Euskadi -Miramar y Cristina Enea-, Madrid y el Principado de Asturias, para descubrir las biografías de personajes destacados que demostraron su vocación naturalista a través de los jardines que crearon y preservaron para futuras generaciones.

¿Qué despertó su pasión por el paisajismo y por la botánica, por la historia?

El interés por los jardines me viene por un doble camino. Por un lado, por influencia materna porque mi madre es paisajista, fue una de las primeras generaciones de paisajistas que hubo en la España contemporánea, y ella estaba muy interesada porque había trabajado mucho en jardines históricos, tenía una magnífica biblioteca. Y por otro, siempre he sentido pasión son los jardines y los libros, así que ahí encontré el ideal. Además, yo estaba estudiando Historia del arte y me parecía que los jardines eran en realidad la obra de arte más completa donde se unen naturaleza y cultura, el tiempo... Me fascinaba.

Es cierto que combinar historia y paisajismo resulta un maridaje perfecto. En todos estos años, ¿ha sentido que cuidamos nuestro patrimonio como se merece?

En España lo cuidamos fatal, porque somos un país que tiene una riqueza geográfica y climática impresionante. Tenemos desde el desierto de Almería, hasta los bosques y las montañas más verdes del País Vasco, Asturias, Cantabria... Sin olvidar el clima casi tropical de las Canarias. Gracias a eso tenemos una diversidad de jardines impresionante, y tenemos una historia particular en la que hemos tenido un poco de todo -influencia francesa, dominación árabe durante muchos siglos, etc.-. Todo eso nos da una riqueza que no tiene ningún otro país europeo. Y es una pena que no sepamos verlo. Durante mucho tiempo el jardín ni siquiera se ha considerado como una obra de arte, ni como un monumento. Nadie ve un parque histórico o un jardín histórico como se puede mirar la Catedral de Burgos, más bien la gente suele pensar: “Pues son plantas”. Nadie en general consideraba, y todavía no acabamos de considerarlo, como una creación artística a la que se une toda esa parte botánica maravillosa. Solo de pensar en esto frente a los retos que tenemos ahora de cambio climático, a lo que supone el verde histórico en las ciudades... Ahora es cuando empezamos a mirar a los jardines de una forma un poco distinta, pero durante mucho tiempo desgraciadamente no lo hemos valorado. Pero estamos a tiempo de descubrirlos.

 ¿Qué podemos hacer para cuidar de estas obras de arte?

Muchísimas cosas. Hay que tener un poquito de cuidado, porque estos jardines nos hablan de nuestra historia, pero también son fuente de biodiversidad, de toda la riqueza de plantas exóticas que nos han llegado... Con todos los pequeños gestos que hacemos en un parque podemos tener cuidado de ellas.

Parte de este patrimonio lo vemos en esta nueva entrega de Jardines con historia. ¿Hay alguno con el que se haya quedado especialmente?  

Es muy difícil, porque todos tienen algo, sobre todo, momentos especiales. Recuerdo en Donostia que salieron los rayos de sol entre las nubes y todo brillaba y entonces pensé Qué maravilla de lugar. En Cristina Enea dije: “Qué bonito”. Otras veces te quedas con un paseo mientras oyes el borboteo de una fuente... Todos tienen algo.

¿Nos puede desvelar algo de Cristina Enea y Miramar?  

Miramar es más conocido, pero para mí fue bastante descubrimiento la historia de Cristina Enea. Y sobre todo también los entrevistados, porque en cada programa son expertos, o sobre la historia, o sobre el personaje... Y ellos ofrecen una visión que no vas a tener nunca por mucho que tú pasees por allí. Poder contar con toda esa gente es único. Para mí ha sido un lujazo poder hablar con todos ellos.

En anteriores ediciones pasaron por Chillida Leku, el Parque Natural Señorío de Bértiz... Solo les quedan Bizkaia y Araba.  

Poco a poco. Vamos a ver si esto le gusta al público, y si podemos seguir una temporada más explorando el patrimonio jardinero, pero hay cosas muy impresionantes por allí.