Commendatore: la noticia de su cese como cónsul del imperio Berlusconi en la Hispania es algo precipitada. Echarle ahora, en medio del desastre de audiencias y tras dos décadas y pico al mando, sería deshonroso. Eso ocurrirá en 2023, cuando cumpla 70 años y entonces podrá retirarse a su palazzo de Roma. Lo suyo es una historia de vergüenza como principal responsable de la degradación moral de la sociedad española, a la que estimuló sus peores instintos: el cotilleo, la difamación, la envidia, la grosería… Declárese dueño de la telebasura, don Paolo, porque es toda suya. Cuando Felipe González abrió camino a las privadas, Telecinco propuso un modelo de televisión antisocial que hizo fortuna. Aquí hay tomate, Esta noche cruzamos el Mississippi, Supervivientes, Gran Hermano, Mujeres y hombres y viceversa y, sobre todo, Sálvame en sus distintos formatos son su miserable escrutinio. Sus informativos decaen y el entretenimiento y las series fracasan. Y mientras Antena 3 renunció a esta fórmula de morbo y cháchara, su cadena creyó que sería perpetua. Y ha perdido, Vasile. Su cinismo, consigliere, solo es comparable a su acierto en la cuenta de resultados para gozo de sus accionistas, a quienes importan los dividendos y no la ética ciudadana. Tiene el mérito de que Mediaset sea más eficiente que Atresmedia, produzca más barato y tenga más anuncios. Representa la vieja televisión y por eso no estará en la reconversión de su grupo en MFE-MediaForEurope y su nueva estrategia continental. Al final le ha faltado talento para hacer el gesto de cambio simbólico que llevará a cabo su sucesor: cancelar Sálvame, despedir a Jorge Javier Vázquez y dispersar su manada de carroñeros. Claro, es usted el jefe de la basura, no el signore de la limpieza.