El estreno de Gran hermano fue el acontecimiento televisivo del siglo XXI. Se coló en la vida de los telespectadores el 23 de abril de 2000, Día Mundial del Libro, y la propuesta de Telecinco no era precisamente alentar la lectura, sino más bien mirar por el ojo de la cerradura en modo de pantalla para ver qué hacían diez personas encerradas en una casa llena de cámaras. En la memoria quedan aquellas frases gloriosas de Mercedes Milá, la presentadora que más ediciones ha conducido: “Es un experimento sociológico” o “Los concursantes superan la media intelectual del país”.

Quien dudó al principio de su éxito, se equivocó, porque las audiencias han avalado el programa original y sus distintas versiones a los largo de dos décadas. La primera entrega tuvo una media de cuota de pantalla superior al 50% y la final superó el 70%. Es cierto que las audiencias de la primera edición, la celebrada entre abril y diciembre de 2000, fueron fascinantes en datos. Gran hermano rompió con todas las expectativas y los concursantes salieron de su encerrona convertidos casi en estrellas del rock: entrevistas en ¡Hola! y otras publicaciones del corazón; bolos en las fiestas de sus pueblos y en eventos sociales; declaraciones bajo talonario; publicidad bien pagada; colaboraciones en programas… Y sobre todo, haberse convertido en personas muy conocidas en prácticamente el cien por cien de los hogares del país.

Ya hubo algún que otro escándalo en aquella primera edición, y mientras Ismael Beiro, Iván Armesto, Jorge Berrocal y compañía estaban encerrados y se tiraban los trastos para conseguir puntos y mantenerse dentro, las investigaciones de ciertos medios de comunicación colocaban a algunos concursantes en el punto de mira dando luz a pasajes íntimos de su pasado. El juego había comenzado. Una de las concursantes, Mónica Ruiz, abandonó el programa tras publicar Interviú un reportaje en el que documentaba que se había dedicado a la prostitución. Algo similar le ocurrió a su compañera María José Galera, la gran hermana más famosa del grupo, quien reconoció lo que las revistas publicaban de ella el mismo sentido argumentando que fue la solución a un momento difícil de su vida.

La edición del Yoyas

En la segunda edición se dio un episodio de supuestos malos tratos, y el problema se resolvió expulsando al concursante, quien curiosamente, se casó con la presunta maltratada, aunque a posteriori volvió a ser denunciado por ella. Los protagonistas, Carlos Navarro, conocido como el Yoyas, y Fayna Bethencourt.

Pero el mayor escándalo se produjo en la entrega 18, en 2017, aunque no se hizo pública hasta finales de 2019. Carlota Prado, una de las concursantes, acusó a un compañero con el que mantenía una relación sentimental, de abuso sexual cuando ella se encontraba bajo los efectos del alcohol. El hecho llegó a la fiscalía y se inició un proceso judicial contra el acusado, José María López, quien se enfrenta a una petición fiscal de dos años y medio de cárcel y una fuerte indemnización económica.

Muchas cifras

El experimento sociológico del que hablaba Mercedes Milá cuando se presentaba el programa a los medios ha durado mucho más de los que algunos esperaban o deseaban, aunque es cierto que desde 2017 no se ha realizado ninguna versión del original, aquella en la que los concursantes eran anónimos. Tampoco las audiencias han sido tan espectaculares como lo fueron al principio. Si la gala final de 2000 cerraba con un dato superior al 70%, la de 2017 fue del 15%. Si durante las primeras ediciones lo que acontecía era comentado en el tren, el metro, el autobús o el bar, en las últimas todo quedó reducido a grupos de gente amantes de este tipo de televisión. Había desaparecido la novedad.

Pero hay números de sobra para hacer la radiografía de un espacio que ha consumido mucho tiempo libre de los espectadores. 18 profesionales de la comunicación han sido presentadores y copresentadores: Mercedes Milá, Pepe Navarro, Jorge Javier Vázquez, Jesús Vázquez, Jordi González, Fernando Acaso, Paula Vázquez, Jorge Fernández, Frank Blanco, Christian Gálvez, Lara Álvarez, Carlos Sobera, Carolina Ferre, Óscar Martínez, Lucía Riaño, Lorena Castell, Sandra Barneda y Raquel Sánchez-Silva.

480 habitantes han convivido en la casa más famosa de la televisión en estos 20 años. La edición con más concursantes fue GH: el reencuentro I, con 28 habitantes. Ismael, Ania, Iván, Marina, Vanessa, Jorge, Nacho, Silvia, Israel y María José fueron los diez participantes que cruzaron inicialmente el umbral de la casa de GH 1, por la que finalmente pasaron 14 concursantes con la entrada posterior de Koldo, Mabel, Íñigo y Mónica. 2.785 días de convivencia acumulados por todas las ediciones emitidas hasta el momento.

Ismael Beiro, ganador de la primera edición, junto a Mercedes Milá.

20 millones de pesetas fue el premio recibido por el ganador de la primera edición, Ismael Beiro. Durante aquella primera convivencia, cada concursante contó con una asignación de 500 pesetas diarias. Cerca de seis millones de euros suman todos los premios concedidos a sus ganadores en los ya míticos maletines que tradicionalmente entrega el vencedor de la edición anterior.

Son también muchos los datos e imágenes que demuestran la intensidad de las relaciones que se han vivido dentro de la casa de Gran hermano, algunas de las cuales han terminado como el rosario de la aurora: se han formado 55 parejas, aunque no todas han llegado a buen puerto, en sus distintas ediciones, de las que han nacido 12 hijos.

En la actualidad, Gran hermano no vive su mejor realidad. En 2019 los anunciantes abandonaron en masa la edición Vip tras conocerse la supuesta violación en 2017 de Carlota Prado. Las redes sociales se convirtieron en altavoz público contra el presunto delito cometido en aquella edición, sobre todo por la inhibición de la productora, que siguió grabando unas imágenes que no se emitieron después y que demostraban la posible agresión sexual.

Lo que para muchos es un circo televisivo bajo guion y para otros divertimento y evasión, ha cumplido veinte años entre críticas y aplausos, pero aunque Mediaset no ha dado un paso definitivo, parece que la marca Gran hermano no goza de sus mejores momentos y que es posible que no vuelva a ser utilizada ni en modo Dúo ni tampoco en el Vip. Se impone maquillar el nombre, que no las formas. Porque veinte años después, el famoso experimento se encuentra en estado crítico.

Un millón de candidatos

Aunque muchos espectadores se preguntan qué lleva a una persona a exponerse ante las cámaras y poner su vida patas arriba, y la respuesta del minuto de gloria no convenza, lo cierto es que entrar en la casa de Gran hermano ha sido objeto de deseo para más personas de las que uno pudiera pensar. Más de un millón de candidatos se han presentado al casting de sus diferentes ediciones. Parece que salir en televisión, aunque luego haya que pagar alguna que otra factura emocional, tiene su punto. Y da perspectivas de futuro profesional.