"Casi me da envidia la gente que apenas ha salido de su entorno y no siente necesidad de hacerlo"
Acaba de ser galardonado con el Premio de Comunicación de la Sociedad Geográfica Española al ser considerado por el jurado como uno de los "pioneros" del periodismo de viajes y aventuras. Ha tenido la suerte de unir sus dos pasiones y es un pozo sin fondo de anécdotas
donostia. Roge Blasco lleva más de un cuarto de siglo dando voz a todo tipo de viajeros en Radio Euskadi. No lleva la cuenta de en cuántos países ha estado, cree que su asignatura pendiente es "viajar sin tiempo ni espacio" y siente devoción por el explorador alavés Manuel Iradier.
Le han dado un premio por pionero. Eso sí que suena a viaje y aventura...
Lo curioso que no soy explorador, aunque sí he dado interminables vueltas al mundo y he llegado a los parajes más remotos. Claro está, siempre con la imaginación.
¿Se lo va a dedicar a alguien?
A los oyentes por su fidelidad, a mis compañeros de Radio Euskadi por trabajar mucho y bien y especialmente a los miles de entrevistados durante estos 26 años que lleva Levando anclas en antena.
Trece años con La casa de la palabra y veintiséis con La casa de la palabraLevando anclas,
Pensé que no duraría demasiado, ya que en cada entrega te juegas un poco el tipo. Todavía me pongo nervioso y me sudan las manos. Todo eso se supera porque me ilusiona entrevistar a los personajes que busco y sobre todo dar a conocer su mensaje. Me gusta meterme en sus historias; por ejemplo, en una expedición a la Antártida o divulgar el conflicto de violencia en un país tan desconocido como la República Centroafricana.
En estos tiempos en los que la vida de los programas se mide en semanas o como mucho en meses, usted será el asombro de los estudiantes de Periodismo...
Creo que tuve suerte al empezar en Radio Euskadi en sus inicios, en los que todos éramos jóvenes y había mucho por hacer. Aún sigo como autónomo pensando que puede ser el último programa y esto me produce una especie de adrenalina.
Llegó a Radio Euskadi en 1984, al año siguiente de su creación. ¿Se imaginaba que iba a seguir en esta emisora el siguiente milenio?
Siempre he vivido el presente intentado pasármelo lo mejor posible en mi profesión. Nunca he mirado más allá de un contrato de nueve meses. Tampoco me habría imaginado que esto iba a durar tanto.
También ha trabajado en prensa escrita y ha hecho televisión. ¿Su estación final es la radio o hay camino de vuelta?
Me gustan todos los medios de comunicación. No sé lo que puede deparar el futuro, así que estoy abierto a todo aunque la radio, de momento, es lo que más me gusta. También tengo pendiente un libro sobre la historia de la música joven en Euskal Herria. Comencé la investigación a finales de los años 80 y tengo más de cien horas inéditas grabadas con algunos de los protagonistas de la música de los años 60, 70 y 80.
Doctor Livingstone, supongo, en ETB, y Doctor Livingstone, supongoTierra a la vista
Tanto en ETB como en TVE llegó un momento en el que no me renovaron el contrato. Mantenerse en televisión es muy difícil. A ambos medios les estoy muy agradecido por la gran oportunidad que me brindaron.
Le pega haberse pasado la infancia leyendo a Verne y Salgari y soñando aventuras como Tartarín de Tarascón...
De pequeño me gastaba toda la paga en tebeos, me gustaba sobre todo el Capitán Trueno. Luego pasé a las revistas de rock. Todavía las compro mensualmente. La primera novela que leí fue Las ciegas hormigas de Ramiro Pinilla, que ahora vuelve a reeditarse. Luego le siguieron Herman Hesse, Jack Kerouac, Julio Villar... Apenas me han interesado las novelas de aventuras. Me gustan más los tratados sobre filosofía oriental, etnología, geográficos y guías de viajes y montaña.
¿Qué piensa de quienes ni siquiera tienen pasaporte?
Conozco gente que apenas ha salido de su entorno y no siente ninguna necesidad de hacerlo. Lo respeto y casi me da envidia.
Si le dan un atlas en blanco, ¿sabe poner los nombres de todos los países?
Todos no, pero quizás sí la mayoría.
¿La gente se atreve enseñarle las fotos y vídeos de sus vacaciones?
Sí, incluso me he tragado lunas de miel.
¿Le dan ganas de ir a todos los sitios de los que le hablan sus invitados o en más de una ocasión se las han quitado?
Si tuviera tiempo, iría a todos; aunque no tiene que ser muy agradable vivir en lugares como Gaza, Mosul o Kabul.
¿Qué es lo más alucinante que le han contado en sus programas?
En cierta ocasión entrevisté a un navegante solitario con el que hacía conexiones en diferentes mares a lo largo de su singladura. Una vez, cuando navegaba por el Atlántico sur, tuvo alucinaciones en las que veía enanitos. No se supo nada más de él. Al cabo de unos meses su velero llegó intacto a una playa de Costa de Marfil, sin rastro de su único tripulante.
¿Qué país le ha gustado más de lo que se imaginaba antes de ir?
Todos los países que he visitado me han sorprendido; por mucho que te cuenten siempre son distintos. Hasta que no lo vives no te puedes hacer idea de la demografía que hay en India, los momentos de intimidad no existen. En Cuba se para el tiempo y a veces la lentitud altera los nervios hasta que comprendes que lo mejor es dejarse llevar por la corriente. Dicen que Uruguay es un país pequeño pero sus playas me parecieron infinitas y las estancias en donde pace el ganado se pierden en el horizonte.
¿Cuál le ha decepcionado?
Ninguno. En el único que tuve un problema irremediable fue en Sri Lanka, en donde me asignaron un militar las veinticuatro horas porque sospechaban que iba a entrevistar a la guerrilla tamil.
¿Dónde ha corrido peligro?
No soy consciente de ello, aunque en Guinea Ecuatorial estuve detenido en comisaría y también me persiguió un nativo con un machete.
¿Cuál es su asignatura pendiente?
Viajar sin tiempo ni espacio. Escribir un libro sobre la música vasca y otro sobre la biografía de multitud de viajeros que he conocido. Una parte se publicó en 2004 con el titulo de Levando Anclas. 20 años de viajes y aventuras. También vivir un tiempo en otra ciudad...
¿Sabe en cuántos países ha estado? ¿Lleva la cuenta?
No tengo interés en contarlos.
¿La globalización es una maldición para el viajero y una bendición para el turista?
No me gusta visitar lugares convencionales, para eso es mejor no salir de casa.
¿Su familia está encantada porque tienen un guía de excepción o querrían pasar las vacaciones tranquilos en una de nuestras playas?
Son ellos los que me llevan a mí. Al principio fue mi mujer la que empujó para que viajáramos todos juntos, pero ahora un viaje sin ellos me resultaría extraño. Me apasiona viajar en familia y con ellos he visitado países como Cuba, Egipto, Palestina, Jordania, Turquía, Grecia, Perú, Costa Rica, Uruguay, Argentina... Recuerdo que cuando uno de mis hijos era pequeño me dijo que al año siguiente teníamos que dar la vuelta al mundo. Le respondí que eso era muy caro y me contestó que entonces media vuelta. En cuanto a la playa, es uno de los lugares que más me gustan y cuanto más pueda estar debajo del agua mejor. Soy muy propenso al mal de altura y me cuesta adaptarme a la alta montaña, lo he comprobado en los Andes y en el Himalaya, por eso pienso que mi estado ideal es a dos metros de profundidad. Creo que soy un poco pez.
Cuando viaja por placer, ¿consigue dejar de pensar en el trabajo?
Me gusta viajar de manera independiente y eso te obliga a situarte en el país que visitas. A los pocos días has olvidado de dónde vienes.
¿Le gustaría viajar al espacio cuando se abaraten los pasajes?
Creo que la sensación de ver la Tierra desde el espacio debe de ser como volver a nacer otra vez.