La carrera del actor guipuzcoano Yon González se ha consolidado en televisión, medio en el que ha hecho de protagonista en muchas ocasiones. Se le resiste más el cine, aunque este año ha trabajado en dos películas: Hil kanpaiak, que tuvo gran éxito en el último Zinemaldia, y Érase una vez€ Euskadi. Se fue a Madrid hace casi quince años para grabar una serie de La Sexta, SMS, y se quedó en la gran ciudad. Esa oportunidad le alejó del mercado audiovisual vasco, un lugar en el que le gustaría trabajar de forma más habitual. En estos momentos se encuentra metido de lleno en el personaje de Hugo Llor, el protagonista de Los herederos de la tierra, producción basada en la novela de Ildefonso Falcones que es la continuación de La catedral del Mar, otra aventura de Netflix que precisamente estuvo protagonizada por su hermano, Aitor Luna. Él es consciente de la gravedad de la situación por la pandemia y está muy sensibilizado con las medidas de precaución ante los contagios, porque su abuela murió hace poco por el Covid. En otro plano, vuelve al pasado y recuerda entre risas los tiempos en los que las adolescentes forraban los libros escolares con sus fotos, cuando era uno de los actores de moda en un momento en el que triunfaba en la tele con El internado, historia que se terminó hace diez años y que le lanzó al estrellato y la popularidad.

Ha hecho su primera película en euskera, ¿difícil el reto?

Lo dejaría en que ha sido un reto, pero me he sentido muy arropado por mis compañeros, por el director, por todo el equipo. Tengo que decir que me pareció un rodaje que pasó muy rápido, y no digo que fuera sencillo, porque ninguno lo es, pero sí muy agradable e interesante.

¿Cuántas clases tuvo que dar para recuperar el tono con el idioma?

Dos, no más, pero en casa, antes del rodaje, sí que me preparé a tope. Cuando era chaval estudié todo en euskera menos matemáticas, pero es verdad que nunca hablé el idioma, porque mis padres no lo sabían y nunca pudieron aprenderlo. En casa y con mis amigos, que también eran todos maquetos, porque todos procedían de fuera, hablaba en castellano.

El euskera no suele fluir con facilidad cuando no se practica en un tiempo...

En este caso ha sido sencillo, pero eso es cierto. La verdad es que resulta un idioma complicado, pero ahora que lo he vuelto a utilizar no voy a dejar que se oxide.

¿Cómo es su personaje en Hil Kanpaiak

Es un tipo que tiene un conflicto y una deuda pendiente con el pasado: la muerte de su hermana, un tema que no está resuelto y al final llega el momento en el que todo se resuelve y puede curar esa herida que estaba sin cerrar. Perdió a su hermana y en eso no hay vuelta atrás, pero descubrir qué pasó salda esa cuenta pendiente y él puede empezar su vida, si no desde cero, sí desde otra perspectiva.

¿Se parece usted a Luis Kortazar?

En las mismas ganas que tiene él por descubrir la vida y en las ganas de trabajar. Él en la película se muestra como un gran trabajador y yo también quiero seguir trabajando a tope, seguir haciendo nuevos personajes que me aporten más vivencias y experiencias. Quiero hacer proyectos a los que yo también pueda aportar mi forma de enfocar a los personajes. Luis Kortazar quiere cumplir un objetivo y yo también: vivir.

Perdiendo el norte es una película de 2015 y esta llega cinco años después. ¿Le llaman poco del cine?Perdiendo el norte

Uno hace lo que va viniendo, y tampoco me han ofrecido muchas más cosas. Ahora estoy haciendo una película con mi primo Manu Gómez, Érase una vez€ Euskadi. Es verdad que estoy disponible para quien quiera contar conmigo y que tengo ganas de hacer más personajes para el cine, que me gusta mucho como medio, pero€

El actor de Bergara está muy satisfecho de su trayectoria.

¿Se ha convertido o se ha quedado en chico de la tele?

No sé qué decir, espero que no. Pienso que en cine también podría quedar muy bien, porque no dejaría de ser una actuación como las que hago en la tele. Después de tanta experiencia en este trabajo creo que algo podremos hacer en cualquier medio. Estamos mucha gente esperando a que nos llamen, porque también voy a decir que hay mucha gente muy cualificada que no tiene ni la oportunidad de hacer personajes.

Quiere decir que no se queja de cómo le van las cosas, ¿no?

Pues no. Estoy en la película de mi primo y estoy de prota en una serie que estoy rodando ahora mismo en Barcelona. No tengo tiempo para hacer muchas más cosas, pero me encantaría poder hacer más cine, eso por supuesto.

Su hermano, Aitor Luna, protagonizó La catedral del Mar y ahora usted le coge el testigo y está al frente de su secuela, La catedral del Mar Los herederos de la tierra

Ja, ja, ja€ Es verdad. El hizo un papelón y espero poder hacer yo lo mismo. Todo queda en casa y eso está bien. Estoy encantado con el personaje que hago. Hacer un protagonista de esas características es mucha responsabilidad. Me está gustando todo y lo estoy pasando muy bien en una serie que creo que va a gustar.

¿Puede contar algo o todo está bajo secreto?

Nada, lo tenemos totalmente prohibido. Aún es pronto para contar detalles del rodaje. Solo puedo decir el título, pero eso ya lo sabéis, y también estáis al tanto de que soy el protagonista y que se estrenará el año que viene en Netflix, supongo. No puedo decir nada más.

Una serie de mucha envergadura, y aunque el cine sea su punto débil sí que está teniendo mucha suerte...

No paro, y de eso se trata. Llevo casi quince años sin descanso y estoy muy satisfecho. La suerte no es solo tener trabajo, es que los personajes que me llegan me están gustando mucho. Lo que busco es también el disfrute con cada personaje que hago, y desde luego poder vivir.

¿Vivir bien?

Vivir, sin más. No necesito mucho para vivir. Con lo justo para disfrutar y poder pagar las facturas y comer, por supuesto, me conformo. No soy muy caprichoso, aunque también me gusta viajar. Hasta ahora lo he conseguido y estoy satisfecho.

¿Qué queda de aquel chico que se fue a un casting con una maleta de fin de semana y ya no volvió a Euskadi?

Sigo siendo la misma persona, con más años, con más experiencias en el trabajo y viviendo en Madrid. Pienso que en lo demás soy el mismo. Pocas cosas han cambiado en mí.

Que es más famoso y que le reconocen por la calle.

Eso sí. Ahora voy a un sitio y se vuelven para mirarme, cosa que no ocurría cuando me vine aquí para hacer ese casting, pero con el tiempo te acostumbras, lo incorporas a tu vida y no te afecta. Yo cada día estoy más tranquilo y más feliz conmigo mismo, cada vez me conozco más. Ha pasado mucho tiempo desde que vine a hacer SMS, pero en lo esencial no he cambiado.

Aunque su gran oportunidad fue El internado

No te quepa duda, aquello fue la locura absoluta. Ahora se vuelve a retomar la serie y me parece muy bien. Ojalá vaya bien, tan bien como fue la parte en la que yo estuve. Es tiempo de continuaciones, porque también están haciendo Los hombres de Paco, donde yo no estuve, pero sí mi hermano. Me encantaría que todo este tipo de proyectos tuviera el mismo éxito que tuvo en sus orígenes.

¿No lo cree posible?

Revivir los éxitos de las series del pasado es muy difícil ahora en cuanto a datos de audiencias. La televisión ha cambiado mucho, hay mucha más oferta y la atención está más dividida que antes. La manera de ver televisión es lo que más ha cambiado. Fíjate el éxito que tuvieron El internado o Los hombres de Paco, y otras series también tuvieron mucha audiencia, pero había que esperar una semana para ver el capítulo nuevo.

Ahora, sin embargo, podemos merendarnos de atracón una serie completa un sábado por la tarde. ¿Le gusta a usted esta fórmula?

A mí sí. Prefiero ver una serie seguida que estar esperando, y aunque no la pongan de golpe al principio, dejo que pasen los capítulos y luego la veo entera de golpe. Me gusta más meterme en la historia y hacer el viaje sin paradas.

Antes hablábamos de la fama. Hubo una época en la que las adolescentes iban con su foto a todas partes.

Ahora ya no, qué tiempos aquellos. Fue de locura, era la época de El internado. Aquello fue desapareciendo. Creo que esas chicas y yo hemos crecido lo suficiente, ha pasado el tiempo y eso es muy bueno. Somos mayores y mis fotos ya no forran las carpetas de ninguna chavala.

Tan mayor no se le ve...

Lo suficiente. Las chicas muy jóvenes tienen otros actores y otros personajes a los que llevar en las carpetas, aunque tampoco sé si eso ocurre ahora, porque no estoy al tanto de las costumbres adolescentes.

Otro pelotazo suyo fue Las chicas del cable

No en la forma de trabajar, aunque sí es cierto que supuso mucho para el mundo de las series, porque fue la primera historia española para Netflix. Después han llegado más, en esta y en otras plataformas. Para mí supuso darle fuerza a mi carrera a nivel internacional. Gustó mucho el personaje de Francisco Gómez en Sudamérica, quedé muy satisfecho con el trabajo que hice y también con la repercusión que ha tenido. Cuando haces un personaje nunca sabes hasta dónde puede llegar ni hasta dónde te va a llevar, pero este ha viajado por otros países y ha gustado. Las chicas del cable era una serie muy elegante. Contaba muchas historias y tenía un vestuario, unos escenarios y una luz increíbles. El envoltorio era perfecto para que un determinado sector de espectadores se sintiera atraído.

¿Se va a especializar en series sobre otros tiempos?

Si la pregunta es si series de época o del pasado, diré que me gusta hacer todo tipo de personajes.

¿No le resulta extraño volver atrás?

No, bastante extraña es la vida en sí. Fíjate en lo que está ocurriendo ahora, esto sí que es extraño, y estamos viviendo en el presente. Las chicas del cable no fue algo extraño, porque una vez que llegabas al set, el decorado y el vestuario te daban el tono por el que iba a ir todo. También veías cómo estaba escrito el texto y no resultaba nada difícil meterse en el personaje. Una vez que pasabas por vestuario, maquillaje y peluquería, solo tenías que preocuparte por sacar adelante la secuencia en la que estabas, porque la época en la que grabas siempre está en manos de producción. No piensas: Estoy haciendo una serie de época. No, solo sientes tu personaje y nada más.

Fue su madre quien le animó a presentarse a castings de moda. ¿Se imagina qué hubiera sido usted de haberse quedado en Bergara (Gipuzkoa)?

Ha pasado tanto tiempo que ni sé. Estaría dando clases de karate, quizá trabajaría en un taller o habría montado un taller de automoción, creo, pero nunca se sabe. Hace mucho tiempo que me fui de Bergara, era un crío y me es difícil saber qué es lo que la vida me tenía preparado allí. Fue mi madre sí, ella tenía la mente muy abierta y es lo que yo intento hacer. Disfruto el momento.

¿Piensa en el futuro?

No mucho. Fíjate cómo estamos ahora. Solo pensamos en la semana que viene y en qué va a pasar con lo de esta pandemia. El rodaje de la serie está siendo curioso, vamos vestidos como en la Edad Media y con máscaras de Star wars. Trabajamos con mucho cuidado y respetando las nuevas reglas. Es un milagro que nos juntemos tanta gente en el rodaje y no haya contagios, pero también es cierto que hay unas normas muy exigentes. Nos hacen pruebas constantemente, se toma la temperatura, se guardan las distancias€ Este virus es muy contagioso y peligroso; se está llevando a gente por delante, como mi abuela, que se fue por él hace poco. Hay que hacer piña para no contagiar.

PERSONAL

Edad: 34 años (20 de mayo de 1986).

Lugar de nacimiento: Bergara (Gipuzkoa).

Inicios: Cuando inició su carrera de actor todavía estaba cursando el Bachillerato. Parece que la interpretación le viene de familia, ya que su hermano mayor, Aitor Luna, abrió la brecha familiar como actor y fue protagonista en su día de Los hombres de Paco.

Trayectoria: La primera aparición de Yon González en la pequeña pantalla fue en la serie de La Sexta SMS: Sin Miedo a Soñar, en la que compartió reparto con jóvenes actores que poco a poco se irían dando a conocer en el panorama español. Pero la serie que realmente lo lanzaría a la fama fue El internado, donde interpretaba a Iván, un joven de buena familia.

Aficiones: Le gusta experimentar con la cocina. Viajar y desplazarse en moto son una parte importante de su vida.

EN CORTO

Echa de menos: El mar y poder hacer surf.

Le gusta: La velocidad, aunque como motero se declara prudente.

Caprichos: Los justos. No se considera coqueto y presta poca atención a la ropa.

Bergara: Es el lugar de su infancia y donde viven sus padres y están sus amigos de toda la vida.

Madrid: La ciudad de sus oportunidades, el lugar en el que lleva casi la mitad de su vida y donde se siente muy a gusto.

Un deseo: Hacer más cine y trabajar en Euskadi.

Música y cine: Le gusta todo tipo de música y sus géneros de cine favoritos son los dramas y las comedias.

Manías: Es un fan incondicional de la limpieza y el orden.