Sonríe feliz con su nueva novela entre manos, Seguiré tus pasos, un libro que se quedó en las puertas de ser repartido en librerías cuando se decretó el confinamiento. Estos extraños meses de aislamiento los ha aprovechado la autora para rematar una novela juvenil y pelearse con sus hijos por tener un espacio en la cocina: "Nos gusta mucho cocinar. Yo disfruto mucho haciéndolo y ellos también, y debo reconocer que hemos contribuido a que se agotaran las harinas y las levaduras en los supermercados. Todo el día haciendo repostería y guisando", confiesa divertida Care Santos, pero sin el menor remordimiento por haber ayudado al fina de ciertos productos. En esta nueva novela su personaje protagonista es el mismo de la novela anterior, Reina, una mujer que se enfrenta a juicios ajenos por su forma de enfrentar la fidelidad, la maternidad o el hecho de ser hija y seguir los pasos de su padre.

Para usted, este ha sido un año de aniversarios redondos que ha tenido que celebrar en confinamiento.

¡Vaya panorama! Y todo en el mismo mes, abril. El día 8 cumplí los 50 años y el 29 era el 25 aniversario de la publicación de mi primer libro, Cuentos cítricos. La verdad es que en esta pandemia no me he privado de nada.

¿Qué balance haría de sus 50 años, en los que están incluidos los 25 como escritora? Porque la mitad de su vida se la ha pasado escribiendo.

¡Mucho más de la mitad de mi vida! Yo me recuerdo escribiendo desde siempre, lo que ocurre es que no te das cuenta de ello y el tiempo empieza a contar a partir de la primera publicación. Pienso que a lo largo de estos años me ha pasado mucho más de lo que había imaginado nunca. Cuando publiqué mi primer libro no había previsto seguir publicando, aunque lo que sí quería, y lo tenía claro, era seguir escribiendo. Me ha ido mucho mejor de lo que jamás me atreví a soñar.

¿Qué pide al futuro?

Me pueden considerar egoísta, pero lo que pido a los siguientes 25 años es que no me defrauden, que no vaya hacia atrás, porque eso me horrorizaría, y si puedo seguir escribiendo todos los días de mi vida, ya soy feliz.

¿Aunque no publique?

Escribir y publicar son dos cosas distintas, aunque publicar sea una consecuencia de escribir, y en ese sentido este libro es muy especial.

¿Porque sale en unos momentos que nadie imaginábamos que viviríamos?

Quizá por ello, pero también porque es el último y sabes que es al que ahora tienes que cuidar y que mimar. Justo el día que se distribuía, cuando estaban ya metidas las cajas en los camiones, fue cuando todo se cerró y el confinamiento era un hecho en nuestras vidas. Los libros volvieron al almacén y quedaron confinados, igual que nosotros. Los libros estuvieron sin lectores y metidos en cajas, me lo imaginaba y me entraba una tristeza tremenda. Si te fijas en la fecha de publicación es marzo de 2020. Es una novela confinada.

¿Dudó de su salida a pesar de estar editada?

No, aunque había incertidumbre. Cuando nos dijeron quince días nos pareció interminable, y esos quince días crecieron. Siempre he estado informada y en contacto con los editores, pero lo cierto es que cuando se anuló su salida inicial no se podía reprogramar. Nadie sabía nada.

¿Es la segunda parte de Todo el bien y todo el mal

Bueno, está protagonizada por el mismo personaje, Reina, pero no sabría si llamarla segunda parte porque son muy distintas y las dos novelas se pueden leer con total independencia. Los que hayan leído la primera sí que se van a reencontrar con esta mujer. Es muy fuerte y no deja indiferente a nadie: la adoran o la odian.

Si echamos la vista atrás, sus novelas tenían puntos comunes con su familia y mezclaba el pasado y el presente.

¿Ha roto con esa línea? ¿Se ha alejado de la memoria personal?

No me gusta hacer siempre lo mismo, me aburro de contar historias similares. En ese sentido creo que mis novelas se diferencian, pero tienen voces que también las acercan. Los lectores a los que les guste ese viaje entre el presente y el pasado van a encontrar también aquí esa voz. Será un pasado más contemporáneo, ese pasado es la Guerra Civil y la posguerra, aunque más la posguerra. De la guerra solo se cuenta el último día en Barcelona, el 26 de enero de 1939. Quien me haya acompañado en mis libros notará una evolución en mi manera de mirar el mundo y mis preocupaciones. Mi lector de siempre puede sacar una clara reflexión.

¿Cuál?

La memoria. Pensar en para qué sirve recordar u olvidar. Hay gente que quiere hurgar y saberlo todo, gente que reivindica el pasado y ese pasado tiene que estar vivo, pero también hay gente que defiende olvidar.

¿Olvidar sana heridas o las mantiene abiertas?

Podríamos hablar del olvido curativo. Ambas opciones son legítimas y defendibles y ambas requieren una reflexión pausada, algo que no hacemos a menudo. El lector se sentirá interpelado en ambos sentidos y pensará: ¿A qué bando pertenezco, al del recuerdo o al del olvido? En esta historia hay muchos personajes en los dos bandos.

En Todo el bien y todo el mal está muy presente la maternidad. ¿También lo está en Todo el bien y todo el malSeguiré tus pasos

Reina sigue siendo madre y la maternidad está ahí, no es algo de lo que pueda prescindir, pero en esta novela es sobre todo hija, más que madre. Persigue la historia de su padre y se lleva sorpresas.

Usted defiende que la maternidad es de todo menos idílico, y se supone que tras el confinamiento sigue manteniendo esa opinión.

Ja, ja, ja€ Bueno, imagina. He estado confinada con tres adolescentes y cuatro gatos. ¡Qué voy a decir! También te puedo decir que tengo unos adolescentes que son muy idílicos.

¿Amor de madre? Porque muchos padres negarían la posibilidad de que exista un solo adolescente idílico.

Puede ser. Evidentemente, el amor de madre existe, qué otra cosa hay más importante en la relación con tus hijos, pero puedo asegurar que estos tres que viven en casa son muy civilizados. Lo que ocurre es que la maternidad, por muy querida que sea, no es un estado idílico.

Cuando se afirma lo que está diciendo y se habla así de la maternidad, el calificativo es inmediato: mala madre.

Es muy curioso, eso ocurre incluso en la ficción. Los lectores juzgan a los personajes, y es algo que resulta atractivo para el escritor. Yo antes de toda esta situación solía ir a clubes de lectores y puedo asegurar que es muy interesante cómo juzgan a Reina, porque lo hacen con una dureza impresionante. No le perdonan la infidelidad amorosa de la otra novela y muchos creen que como madre es pasable en el mejor de los casos, pero deja mucho que desear.

¿Juzgarían igual a un hombre?

No lo sé, a lo mejor no. A mí me llama la atención cómo se la juzga. Sigue siendo un tabú y sigue sin perdonársenos que no seamos perfectas. Es necesario hablar mucho más de ello todavía. A los hombres se les perdona que no sean unos padres perfectos, pero de las madres se espera un plus.

Es que no las mujeres no somos perfectas, ni como personas ni como madres.

Por supuesto. Es que debemos tener garantizada nuestra capacidad para equivocarnos. Incluso hay que reivindicar a las malas madres, a las que hacen lo que pueden, pero no pueden más.

¿Madres que ven la maternidad con realismo y no llena de lazos rosas?

Es que el ser humano debe ser real, sea madre, sea padre, tiene su derecho a equivocarse. Equivocarte no significa que no quieras a tus hijos, significa que eres humano y que como tal cometes errores. Hay que defender la imperfección del ser humano. Solo faltaría que el ser madre te volviera una superwoman perfecta.

¿Por qué cree que la gente es tan ñoña con la paternidad, la maternidad y el hecho de tener hijos?

Porque seguimos teniendo unas estructuras superarcaicas y demasiado inamovibles. Tenemos que hacer un esfuerzo por progresar, por ver la vida de otra manera, menos decimonónica. Es curioso comprobar cómo hemos avanzado en todo y estamos reivindicando un montón de cosas y en ciertos temas, por ejemplo este, el papel de la mujer con respecto a sus hijos, la sociedad sigue siendo muy tradicional.

Recuerdo que usted solía recluirse en un monasterio para poder terminar de escribir sus libros. ¿Sigue con esta técnica de aislamiento?

En el confinamiento me he sentido como en un monasterio. Desde que mis hijos son algo más mayores no he vuelto al monasterio, pero también tiene que ver con que mi espacio personal ha crecido. Me cambié de casa, ahora es mucho más grande y bastante más fácil aislarse. Tengo incluso mi habitación propia.

Como Virginia Woolf.

Ja, ja, ja€ Más o menos. Es una mezcla entre La habitación propia de Virginia Woolf y lo que dice Stephen King sobre que hay que tener una habitación con puerta a la que puedas echar la llave desde dentro.

¿Y echa usted la llave por dentro?

De vez en cuando sí. Es muy importante poder encerrarte y que nadie perturbe tu espacio.

¿Ha aprovechado estos meses de encierro para escribir?

Sí, pero bastante menos de lo que pensaba, porque me costó centrarme más de lo que yo misma creía. Es cierto que había tenido unos meses previos de viajes y mucho ajetreo, y cuando viajas luego tardas en volver a reconocer tu sitio y a encontrar la calma. Pero sí que he escrito, y de hecho estoy a punto de terminar una novela juvenil.

¿Habrá tercera parte de la historia de Reina?

No, a partir de ahora a otra cosa, mariposa. Se acabó la historia de Reina. Es muy poco habitual en mí repetir personaje o dar continuidad a una historia. Lo normal es que cuando termino un proyecto me apetezca empezar otro radicalmente distinto. Soy un culo de mal asiento en general.

PERSONAL

Edad: 50 años (8 de abril de 1970).

Lugar de nacimiento: Mataró (Barcelona).

Familia: Tiene tres hijos adolescentes.

Formación: Estudió Derecho y Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona.

Trayectoria: Los primeros pasos escribiendo los dio en el mundo del periodismo, pero es el editorial el que más le ha tentado desde siempre, y en 1995 presentó Cuentos cítricos. Este es el punto de partida para una carrera muy intensa en la literatura juvenil y de adultos. Tiene numerosos títulos, pero en los últimos cinco años se la conoce por cinco novelas muy especiales: Habitaciones cerradas, El aire que respiras, Deseo de chocolate, Diamante azul y Media vida (premio Nadal 2017). Hace dos años publicó Todo el bien y todo el mal. En mayo de este años salió al mercado editorial Seguiré tus pasos, un libro que continúa centrándose en el personaje de su novela anterior, Reina.

Galardones: Ha conseguido numerosos premios: premio Ateneo Joven de Sevilla, el Ana María Matute, Alfonso Cossío de Relato Corto, Premio Barco de Vapor, Premio Gran Angular, Premio Edebé, Premio Ramón Llul de novela y premio Nadal, entre otros.