Quien afirma rotundo que, con el paso del tiempo, la gente no cambia... ¡miente! Al menos entre ese tipo de personas en las que fluye sangre real. Basta con mirar al curioso Principado de Mónaco para cerciorarse de que, en la vida, todo el mundo merece una segunda oportunidad. E incluso una tercera. Carlota Casiraghi, por ejemplo, ya no es la misma. Mucho dista la mujer actual de aquella princesa frívola, festiva y derrochadora que pivotaba de fiesta en fiesta, de yate en yate, y de colegio mayor en colegio mayor (o residencias) en su época adolescente. Para ella, fue encontrar la virtud de las letras y hallar, sin duda, el camino de la felicidad. Por eso se matriculó en Filosofía en La Sorbonne, se licenció con nota y comenzó a ofertar simposios por media Europa. Uno de los más sonados, su participación en el Hay Festival de Segovia, donde ofreció una charla junto con Robert Maggiori en septiembre de 2019. Eso sí, pasó como una exhalación por la ciudad, "sin hacer declaraciones, porque las princesas no conceden entrevistas", recuerdan las crónicas de la época.

Pues bien, la pasada semana, durante el último desfile de Chanel, firma de la que es embajadora desde el pasado 1 enero, el arte de Carlota volvió a sorprender a todos. ¿El motivo? Un concierto sorpresa. ¿Lo inesperado? La profundidad y gravedad de su voz, que contrasta con su rostro angelical. La hija de Carolina de Mónaco se subió al escenario segura, con unos vaqueros y un blazer de lentejuelas, para entonar varios temas de rock junto al músico francés Sébastien Tellier. Y cumplió el expediente con nota, según los fascinados asistentes.

Escritora, filósofa, modelo y cantante, el polifacetismo de Casiraghi sorprende a propios y extraños a sus 34 años. Como también asombraron en los 80 los dos discos que grabó su rebelde tía Estefanía, logrando en contra de cualquier pronóstico cierta repercusión internacional. Incluso uno de sus singles, Irresistible, se coló en los primeros puestos de las listas de los más vendidos. Ahora Carlota, 30 años después, intenta emular dicho éxito.