San Fermín, diez momentos únicos para descubrir las fiestas y no perderte nada
Pamplona, 6 de julio. El chupinazo es el acto que todo el mundo espera para colocarse el pañuelo rojo al cuello y dar comienzo a una fiesta que se alarga durante nueve días con un programa de lo más variado: encierros, toros, música, baile, espectáculos, procesión...
Sobre las fiestas de San Fermín se ha escrito, fotografiado y documentado mucho, pero para conocerlas hay que vivirlas. Se trata de una celebración única, con fama mundial y un ambiente vibrante, pero que mantiene su esencia a través de sus muchas tradiciones. Repasamos diez momentos imprescindibles:
Chupinazo
Es el comienzo de la fiesta, el momento más esperado por todos los que están en Pamplona el 6 de julio. A las doce del mediodía desde el balcón del Ayuntamiento, el encargado de prender la mecha y decir la fórmula más repetida: “Pamploneses, Pamplonesas, ¡Viva san Fermín! Gora San Fermin!” es seguido por miles de personas, muchas en directo, congregadas allí mismo. Este es un momento único para vivir como experiencia, pero puede llegar a ser muy agobiante por las mareas de gente, pisotones y empujones, por lo que un consejo es llegar diez minutos antes e intentar buscar un hueco entre la multitud. Quien busque algo más tranquilo y sin aglomeraciones, en plazas y lugares aledaños como el parque de Antoniutti, el Paseo Sarasate, la Avenida Carlos III, la Plaza del Castillo y la Plaza de los Fueros se preparan pantallas gigantes para seguirlo en directo.
El Riau-Riau
Se trata de un acto tradicional, con espíritu crítico y de protesta que no forma parte del programa oficial. Tiene lugar la tarde del 6 de julio, y ciudadanos, turistas y curiosos acompañan a La Pamplonesa desde la plaza del Ayuntamiento hacia la calle Mayor, entonando el famoso estribillo “...porque llegaron las fiestas de esta gloriosa ciudad...”.
El encierro
Madrugar cuesta, pero la emoción de ver pasar los toros, aunque sea un visto y no visto por la rapidez de la carrera, merece la pena. Es sin duda la cita más famosa de los Sanfermines y a lo largo del recorrido –desde la cuesta de Santo Domingo hasta la plaza de toros–, la gente llena balcones y vallados a pie de calle –es necesario estar entre las 6 y 6.30 de la mañana en el doble vallado si se quiere encontrar un sitio libre, aunque la visibilidad no está asegurada– en busca de la mejor panorámica. Como dato, el recorrido tiene 849 metros y participan los seis toros que serán lidiados por la tarde en la corrida y otros 6 cabestros o mansos.
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El encierro en la plaza
Es otra opción interesante, y mucho más relajada. A partir de las 06:00 se puede entrar en la plaza –se recomienda comprar las entradas online con antelación en las páginas webs feriadeltoro.com y encierro.es – y esperar a que suene el cohete que anuncia el arranque de la carrera. La experiencia también es divertida, y es que allí se concentran casi 20.000 personas y un programa variado para hacer más amena la espera.
Baile de la Alpargata
Este es otro acto que no figura en el programa oficial pero que se ha convertido en una cita para todos los que buscan momentos imprescindibles y con carácter único. El Baile de la Alpargata ya se celebraba hace un siglo, cuando se empezó a convertir en tradición quedar para desayunar en el Casino tras el encierro. Con los años, la música y un pequeño baile empezaron a celebrarse a continuación y hoy es un acto emblemático. Es a las 9.00 de la mañana en el Nuevo Casino, situado en el 44 de la Plaza del Castillo, y es necesario tener invitación para entrar.
La Procesión
Otro de los momenticos más esperados y emotivos es la Procesión del 7 de julio, y en ella se traslada la imagen del santo desde la Catedral hasta la Iglesia de San Lorenzo, pasando por la calle Curia, Mercaderes y Mayor. La procesión va acompañada de los dantzaris, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, que hacen las delicias de niños y mayores, así como de la corporación municipal, que acude vestida de gala. A lo largo del recorrido, en ciertos lugares se cantan jotas.
Las peñas
Bailar a son de las peñas es otro momento clave de las fiestas. Una vez terminada la corrida de toros llega el momento de ver y acompañar a las peñas que salen de la plaza hacia sus sedes. Con sus correspondientes pancartas y charangas, cada una hace su recorrido dando color y ambiente a las calles del centro. Los participantes, animados por todo lo comido y bebido antes, animan a todos los presentes. La diversión y la alegría están aseguradas.
Gigantes y Cabezudos
Son muchos los actos sanfermineros en los que participa la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, así que hay muchas oportunidades para verlos pasar o acompañarlos en sus pasacalles. La comitiva la forman los Cabezudos, personajes que portan grandes cabezas y representan a la autoridad; los Kilikis, que también destacan por sus grandes cabezas y son temidos porque van armados con vergas de gomaespuma con los que persiguen a niños y mayores; los Zaldikos, seis caballos con sus jinetes que también portan vergas de gomaespuma para golpear a la gente; y por último, las cuatro parejas de Gigantes, grandes figuras de cartón piedra que bailan al son de la música ofreciendo un bonito espectáculo, especialmente con el movimiento de sus bailes, los giros y el vuelo de sus ropajes. Los gaiteros y txistularis son los encargados de amenizar cada recorrido de la Comparsa.
Fuegos artificiales por la noche
A las 11 de la noche es momento de cenar y descansar sentados en los jardines de la Ciudadela para contemplar los espectáculos de pirotecnia a base de fuego, luz y sonido. Este momento supone el fin del día para los más pequeños, pero también el inicio de la fiesta nocturna para quienes quieren seguir disfrutando de la noche.
Pobre de mí
Todo lo bueno acaba en algún momento y los Sanfermines ponen su broche de oro el 14 de julio a las 00.00 con el Pobre de mí, una canción de despedida que se entona en la plaza Consistorial para despedir la fiesta y empezar la cuenta atrás para el año siguiente. Las velas en alto y los pañuelos otra vez en la mano simbolizan este adiós.