saudadeexplorar los mil y un rincones del territorio vecino

Celorico da Beira, donde el queso sabe a solera

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¿Y si un mercado de quesos contara con casi mil años de antigüedad? Este el caso del que se lleva a cabo en la conocida como «Capital del queso de la Serra da Estrela», uno de los más reputados de Portugal.

Celorico da Beira, la singular villa del Distrito da Guarda, se deja otear a las faldas de la sierra con la silueta de su castillo en lo alto, sostenido por los afloramientos graníticos tan típicos de la zona. Una construcción militar que vio cómo, ya en el siglo XIII, el rey Dom Dinis creó el primer mercado de quesos de la comarca, manteniéndose con el paso del tiempo hasta llegar a ser el más longevo de toda Europa.

El islote de Almourol, el emblema templario sobre el río Tajo

El curso fluvial del río Tajo nos depara una sorpresa antes de abandonar su tramo medio y enfilar el camino hacia su desembocadura en Lisboa. Un islote perteneciente a la freguesía de Praia do Ribatejo, en el Distrito de Santarém, que se vio copado por un vetusto castillo cuyos cimientos de origen milenario fueron aprovechados por la Orden del Temple para erigir esta extraordinaria fortaleza.

Uno de los mayores símbolos de la Reconquista en Portugal cuya restauración en el siglo XIX nos legó una magnífica fortificación a la que es posible acceder en barca, acompañando normalmente la visita con un paseo por las aguas del emblemático río Tajo.

Apúlia, la «Consuegra lusa»

Quizás nos puede llegar a confundir con la región italiana de Apulia, pero no estamos hablando del famoso tacón de la bota, sino de la mitad de una freguesía situada al norte de Oporto. A un paso de Esposende pero a la suficiente distancia del popular destino vacacional del Distrito de Braga, esta población marinera puede presumir de contar con algunos de los arenales más bellos y plácidos del norte de Portugal.

Protegida como área natural, la extensa barrera litoral escudada por las dunas de la fuerte brisa marina, se ve jalonada por sensacionales molinos de viento que son la seña de identidad de toda esta margen costera, regalándonos una imagen quijotesca mientras los célebres sargaceiros de Apúlia - recolectores de algas - parecieran participar en tan bella escena como caballeros andantes portando sus varas enredadas.

Castelo Rodrigo, la historia encendida de Portugal

El escenario de la, tristemente recordada por la Monarquía Hispánica, batalla de Salgaleda, en la que sufrió una dolorosa derrota, es historia viva de los continuos enfrentamientos entre ambos lados de la frontera que se han producido a lo largo de los siglos.

Desde la cima de la colina en la que se encarama esta aldea cercana al Parque Natural de Arribes del Duero, las ruinas del castillo son fieles testigos de uno de estos episodios, en el que la propia población, en venganza por la traición de su gobernador, prendió fuego al palacete que se había construido en el recinto del castillo, dejándonos en herencia un decorado medieval anclado en el tiempo.

La muralla, torres, casas y callejas empedradas de la aldea forman un conjunto conmovedor y uno de los pueblos más bucólicos del centro de Portugal.

Portalegre, el Alentejo más inesperado

El norte de la bella región de Alentejo es una caja de sorpresas. Portalegre es la primera de ellas, la población más importante de la zona, donde la prosperidad de la industria textil de los siglos XVII y XVII ayudó a la prosperidad de la ciudad, dando como resultado un conjunto monumental destacado y su afamada sede de la Manufactura de las Tapicerías, referente del país, que ha dejado verdaderas obras de arte que pueden ser observadas en el Museo de los Tapices de la Manufactura.

Más allá, Portalegre es la puerta de entrada de la Sierra de São Mamede, donde el paisaje alentejano más puro se transforma por completo gracias a un microclima que ha propiciado la existencia de una frondosa vegetación y una variada fauna, arropados bajo la figura de un parque natural.

Tavira, esencias del Algarve

Casi rayando con España, la ciudad de Tavira rezuma los aires del Algarve por los cuatro costados. Un lugar que conjuga a la perfección el encanto urbano a orillas del río Gilão y las extensas playas de fina arena del sur de Portugal.

Pasear por el centro histórico de Tavira supone disfrutar de una extraña combinación de esencias, bajo el aura del legado árabe pero con el toque local de los azulejos incrustados en los muros, el estilo manuelino, los adoquines de las calles o el castillo.

Menos de un kilómetro separa a la población de la línea costera, en la que la isla de Tavira nos da paso a un arenal que, a la altura de la freguesía de Santa Luzia, nos envuelve de nostalgia con los tonos de la herrumbre del conmovedor cementerio de anclas.

Islote de Vila Franca do Campo, el «ojo» de las Azores

Vila Franco do Campo es una de las poblaciones más importantes del sur de la isla de San Miguel, en el archipiélago de las Azores. Frente a ella, a algo más de un kilómetro de distancia desde su puerto, en dirección hacia el océano Atlántico, nos topamos con un pequeño edén cuya forma circular, casi perfecta, parece observarnos como un gran ojo que custodia esta parte de la Macaronesia.

El islote de Vila Franca do Campo es una caldera volcánica inundada que hoy en día constituye una reserva natural, en la que el abrigo de las rocas forma un remanso de aguas cristalinas y calmas donde sentirse como en el paraíso.