Viajar a Zamora equivale a poner rumbo a una tierra de espacios naturales ilimitados, playas, montañas, senderos y rincones por explorar; también implica llegar a un lugar con una riqueza histórica y cultural que no solo se percibe en los núcleos principales, sino que se extiende por las aldeas más recónditas en forma de templos, retablos o reminiscencias de lugares que, siglos atrás, constituyeron plazas importantes y estratégicas para la época.

Pero, sobre todo, la provincia ofrece aire puro en un contexto más necesario que nunca, tras una pandemia que ha servido para reivindicar las ventajas de las zonas menos masificadas. Desde el Lago de Sanabria a los Arribes del Duero, pasando por la singularidad de Aliste y Sayago, las zonas vitivinícolas de sus comarcas o parajes como las Lagunas de Villafáfila o la Sierra de la Culebra.

De hecho, Zamora cuenta con un importante espacio de la provincia dentro de la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica, donde se integran municipios de Aliste, Sayago, Tábara, La Carballeda o Sanabria, y que conforma un entorno de desarrollo sostenible y biodiversidad especialmente preparado para actividades de ecoturismo. A estos entornos naturales se unen los recursos implementados por el Patronato de Turismo para crear rutas saludables, habilitar senderos para desplazamientos a pie o en bicicleta y señalizar caminos que permitan al visitante conocer los rincones más especiales de la provincia. Algunas de esas vías forman parte de la red de caminos hacia Santiago que cobran especial importancia en este año Jacobeo.

Además, el Patronato de Turismo ha trabajado en los últimos tiempos para abrir los templos con atractivo turístico que se encuentran repartidos por la provincia. Aquí hay que destacar la incorporación de la iglesia de Grijalba de Vidriales y el santuario de La Alcobilla a la nómina de lugares abiertos al público desde hace varios años desde 2021. El año anterior también se abrieron iglesias en Arcenillas, La Hiniesta, Otero de Sanabria, Mombuey, así como museos y centros de interpretación en Sanzoles, Riofrío de Aliste, Carbajales de Alba y Bercianos de Aliste.

Todos estos atractivos provinciales se complementan con los recursos que ofrece Zamora capital. La Diputación y el Ayuntamiento colaboran codo con codo para tratar de mostrar el atractivo de todo el territorio en su conjunto. Aquí, la ciudad aporta la belleza de su Románico, el Modernismo en sus edificios de principios del siglo XX, el entorno del Duero y sus miradores o la magia de un casco antiguo que invita al paseo.

No obstante, Zamora capital también es naturaleza y vegetación, y ofrece rutas como la de turismo ornitológico que complementan la visita más tradicional al casco histórico. De hecho, el Ayuntamiento trabaja en una aplicación que permitirá al turista conocer qué especies puede ver en el entorno de la ciudad.

Más allá de eso, Zamora capital apuesta también por el cicloturismo, por dar un empujón a la movilidad sostenible y a la creación de una ciudad amable, y por seguir trabajando, en coordinación con el Patronato, para que todo el territorio ofrezca esa bocanada de aire fresco que tanto demanda ahora el visitante.