La “Madre Naturaleza”, que nunca es neutral, ha sido benévola con este trocito de planeta que, al borde de la raya azul del Mediterráneo y bajo un sol amable y vitalicio, esconde también rincones envueltos por la montaña en los que la sierra se siente presente en todas partes como una presencia maternal.

Un milagro a nivel del mar al que añadir una acreditada hospitalidad, la tradición fundida de todas las civilizaciones de Occidente, tres mil años de paciencia y de sedimento para construir historia, cultura, arte, gastronomía, belleza…

Lugares donde colmar la mirada de imposibles tonalidades de verdes y azules intensos, rodeados de un rumor a medias vegetal y marinero. Todo en una perfecta combinación para demostrar que no hay en el mundo sitios como este, y que por eso fue pionero en el turismo y por eso continúa siendo una marca de primer orden mundial, la vanguardia del invento que no es necesario reinventar.