El Parque Natural del Entorno de Doñana llega a las costas onubenses. Los pinares protegidos alcanzan las playas de la localidad de Mazagón, situada entre la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel y la población de Matalascañas, allí donde se extienden las playas vírgenes de Doñana. En Mazagón hay un conjunto de playas donde es posible disfrutar con tranquilidad del baño, el sol y el rumor del océano. Es una larga flecha de arena dorada y fina donde baten las olas del Atlántico, apreciada por toda suerte de viajeros y amantes de los deportes de viento y agua salada.

Isla Canela

Allí donde se intuyen las fronteras, donde el río Guadiana establece la medianera entre Portugal y España, se extienden las playas solitarias de Isla Canela, un espacio mimado por el turismo exclusivo y de calidad, un lugar habitable y tranquilo, alejado de los grandes conglomerados urbanísticos, del hormigón, el chiringuito a pie de playa y el restaurante barato. Isla Canela da nombre a un conjunto de playas cuya arena guarda el color tostado que da nombre a este lugar. Al lado se halla la localidad de Ayamonte, una villa de larga tradición marinera, decorada con plazas perfumadas, casitas blancas y palacios de aliento barroco.

Maro

Acantilados de hasta cien metros de desnivel separan Málaga de Granada. Lo hacen en Maro, en una pedanía de Nerja, que frecuentaron los romanos en aquellos tiempos en que eran dueños del Mediterráneo y fundaban puertos, incluso en recónditas calas. Maro era una de ellas, un lugar abrupto y escarpado, una estribación de la Sierra de Almijara que se asoma al mar y que de pronto frena su ímpetu montañoso cuando tropieza con el mar. Erosionado por la acción de las aguas, Maro forma hoy uno de los parajes naturales más valiosos de la provincia de Málaga. Su recóndita cala es un arco de arena frente al Mediterráneo flanqueado por dos puntas rocosas. Ideal para deportes submarinos.

Rodalquilar

Es un pequeño y apartado pueblecito de casas blancas y bajas situado en el Parque Natural del Cabo de Gata Níjar, en la esquina que Almería delimita en el mapa de la península ibérica. El pueblo fue famoso en su día por sus minas de oro y hoy es una tranquila colonia de verano situada mar adentro. Si caminamos hacia el Mediterráneo hallaremos el denominado playazo, más de cinco kilómetros dibujando un arco de arena y piedras de origen volcánico donde disfrutar de una impagable tranquilidad y unas aguas siempre limpias y azules.